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Tema: Lidia de Riviera vuleve a morar entre nosotros

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    Lidia de Riviera vuleve a morar entre nosotros

    Lidia se ha puesto el traje de seducir y vuelve a morar entre nosotros. Ha esperado a que se consolidase la primavera y después de las lluvias vuelve a vivir en nuestras tardes, para que nosotros podamos morir un poco en ella.

    Lidia es una persona que vale la pena conocer, por ello me alegro de haberla conocido y que ella me considere su amigo. Ambos tenemos muy claro lo que damos y lo que podemos obtener del otro y, aunque todo es un acuerdo de mutua conveniencia, yo salgo ganando. Por mis escasas aunque justas recompensas ella me da tardes de lujuria y placer que después recuerdo con deleite durante días como sueños que se han materializado en forma de goce supremo.

    Ella aprecia mis escritos venerándola y comparte alguna cena en el mejor restaurante de las cercanías, donde todos los camareros salen a darle la bienvenida y compadecer al incauto que la acompaña. Allí, ella es la reina que al llegar ilumina con su sonrisa las salas para después desplegar su majestuosidad en un juego mortal que hay que jugar con simpatía.

    No puedes creerte nada de lo que pasa como algún admirador avispado le ha insinuado mientras tú ibas a buscar el coche: señorita, ¿usted es de verdad? Lo mismo debes hacer tú cada momento que compartes con ella en una cena, en un paseo por la playa o al retirarte a la intimidad con ella. Porque todo es un sueño que debes retener para después recordar,…porque toda la vida es sueño y los sueños son.

    Ella es una persona excepcional que combina a la perfección una mente clara y muy organizada con un cuerpo esbelto, lozano y lujurioso que te entrega con generosidad cada tarde que compartes con ella en una sesión cortita pero eterna a la vez. Lidia tiene unas energías desbordantes que renueva cada día para entregarlas a todos los amantes ocasionales a los que la Divina Providencia nos acerca algunos días a su lado.

    Con Lidia, cada tarde de amor es una batalla que sabes con toda seguridad que vas a perder y ella va a ganar, pero a la que te entregas rendido con antelación porque vas a gozar como nunca antes lo habías hecho. Ella te encanta y te seduce de tal manera que se apodera de tu cuerpo y de tu alma y te eleva a un mundo del que tan sólo ella tiene la llave dejándote compartir momentos eternos de felicidad pasajera que te enganchan como a la droga más adictiva que nunca has probado ni nunca probarás.
    A partir de los encuentros con ella, sabes que ya no vas a poder encontrar otra amante ocasional que ni siquiera la iguale y te permita olvidarla. A todas las vas a comparar con ella y van a salir perdiendo. Con ella has de abandonarte desde el primer instante en sus brazos, saboreando sus besos y, después, ya vas vivir mil sensaciones a cual más placentera en una rápida sucesión de instantes eternos que te han de llevar al final a querer morir en ella y con ella.

    Ella es incombustible, no se gasta, no se agota, por lo que se te entrega sin condiciones – o con muy pocas -, porque al mismo tiempo mantiene su integridad para ofrecerla después de la misma manera a todos sus amantes ocasionales.
    Esta es una categoría – amante -, que deja huella en uno. Una huella indeleble que imprime carácter y has de llevar por siempre con la mayor dignidad y orgullo.

    Los iluminados con su gracia enseguida identificamos a los otros porque reconocemos en ellos el estupor y bobería que se reflejan nuestras caras y todos los espejos nos confiesan.
    Cuando has gozado con ella, de ella, hasta sin ella - pues también puedes gozar de su recuerdo a solas -, ya te puedes olvidar de encontrar con otras nuevos alicientes al amor, porque ella te los ha enseñado todos y los ha gravado en tu mente de manera indeleble. No hay manera de hacerlos desaparecer ni difuminar. Se quedarán contigo para siempre y contigo los has de arrastrar mientras vagues por este mundo de mediocridades mil veces repetidas.

    El recuerdo de su sonrisa y la luz que irradia su mirada, no te va a dejar en paz y vagarás arrastrando tu desconsuelo hasta que ella de nuevo vuelva a morar entre nosotros cuando abandone su ciudad de Krasnódar a su madre y a su amor, para deleitarnos alguna tarde y dejarnos reverdecer el sabor de sus labios, el olor de su pelo, el trinar de su sonrisa provocadora y la mirada pícara que de la manera más sugerente nos avanza la ilusión que va a suponer el reencuentro amoroso con ella.
    Con Lidia, el placer no es por lo que te da, sino por lo que te quita. Te quita los miedos a no rendir con ella y los temores a mostrar tus penurias desnudas ante el esplendor de su figura. Con ella se te olvidan tus miserias y vuelves a creer en la sabiduría divina y la mezquindez humana.

    Sabiduría por haber creado un ser tan bello y tan hermoso que además es generoso al repartir sus gracias entre mil amantes y poder entregar a todos ellos la misma dosis de felicidad sin que por ello se agote su hermosura. Y mezquindez de los que quieren poseerla y guardarla para ellos solos como si el firmamento se pudiese condensar en una estampa.
    Con ella debes saber de antemano – al contrario que te sucede con otras que te enamoran y te querrías quedar con ellas y no compartirlas con nadie -, que es un pájaro de libertad que no puedes retener y no puedes enjaular. Ella te va a entregar el paraíso condensado en una hora, pero después te ha de abandonar en tus miserias y ha de acudir en auxilio de otros, también necesitados, pero capaces de recibir sus insinuaciones, sus miradas, sus halagos, sus besos, sus acaricias, su entrega, y, a pesar de todo, no sucumbir con ella.

    Ella se te entrega toda en una hora, desplegando todo su esplendor para que lo goces sin medida, pero después lo ha de recoger y volver a guardar para el siguiente beneficiado. Entonces verás cerrarse las puertas de su alma, como cierra el broche de su bolso, pensando que has tenido ración para una larga temporada, cuando a las pocas horas vas a volver a tener hambre de ella. Es la saciedad del momento que te llena y la vaciedad posterior que te acongoja.

    Cada amante piensa que es especial para ella, porque ella lo quiere así y así te lo muestra. Tan sólo descubres la trampa, cuando la ves galantear de nuevo con otro al teléfono y entiendes que ella es un pájaro de libertad que reparte sus destellos de manera desigual. Tan sólo puedes tener un rinconcito en su corazón, si, por encima de tu dinero que guarda en su bolso en la medida que lo desprecia, eres capaz de despertar en ella alguna simpatía que le permita entender lo mucho que la respetas y valoras, por todo lo que te da y por todo lo que te entrega.

    Con ella no se puede tener una música favorita porque la música es ella que eclipsa con su presencia cualquier melodía que de manera accidental se cuele por la ventana mientras compartes con ella una tarde plena de amor o un viaje hacia una estación para disfrutar de su despedida o vas a recogerla. Con ella te vas a sentir el ser más envidiado, pues todas las miradas masculinas del entorno se van a centrar en ella, y tu eres tan sólo el maletero que acarrea sus pertenencias materiales para que pueda desplegar con libertad sus alas, en señal de que va a partir, y se va a llevar tu placidez con ella.

    No intentes esperar a que el tren parta porque vas sufrir después el vértigo y la soledad de la estación vacía, sin ella. Acepta simplemente sus besos y deja que se pierda entre los demás pasajeros o suba al tren y desparezca como en un cuento. Será la mejor manera de poder abandonar tu ilusión y volver a tu camino, a la senda que te ha de llevar a vagar por estos mundos de mediocridad perversa.

    Cuando ella esté de nuevo en sus tierras frías donde invierna, puede ser que un día, mientras su amor ha ido a trabajar y ella cocina un pastel de manzana, recuerde alguna tarde compartida contigo en que lograste despertar su sonrisa. No por alabar sus encantos o reconocerle el valor de su entrega, que eso lo hacen todos sin perturbarla, sino por valorar el gran fondo de buena persona que hay en ella.

    Lidia es un ser excepcional, como excepcionales son los momentos que puedes compartir con ella. Pero no intentes seducirla, porque es inseducible. Más bien intenta retener su imagen en un instante para que puedas después soñar con ella.
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  2. #2
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    Re: Lidia de Riviera vuleve a morar entre nosotros

    [ Porque todo es un sueño que debes retener para después recordar,…porque toda la vida es sueño y los sueños son
    .

    Vaya "ladrillo" de buena mañana ¡¡¡¡ jajaja.
    Lo peor del soñar.....esta en el despertar ¡¡

    Deu. a bientôt.

  3. #3
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    Re: Lidia de Riviera vuleve a morar entre nosotros

    Cita Iniciado por osito58
    [ Porque todo es un sueño que debes retener para después recordar,…porque toda la vida es sueño y los sueños son
    .

    Vaya "ladrillo" de buena mañana ¡¡¡¡ jajaja.
    Lo peor del soñar.....esta en el despertar ¡¡

    Deu. a bientôt.
    Si señor, estos sueños tienen estas cosas que necesitas despertar para retenerlos y plasmarlos por escrito.
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  4. #4
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    Lidia es un crack!

    Después de varios intentos fallidos conseguimos acompasar nuestras agendas y quedamos en ir a comer a La Canasta y después dar un paseo por la playa. Nada de pringue, paseo para hacer la digestión y después poder rendir en los juegos amatorios.

    A las seis – la mejor hora para torear – la dejo en la recepción del Rivi para que se ponga el traje de faena y yo me voy a ver a mi camarero particular que nada más verme me prepara mi copa grande, de balón – jodido fútbol - con Glen Grant y Ginger con poco hielo. Le doy unas vueltas para que se mezcle bien y coja una temperatura uniforme, próxima a los cero grados del hielo. Brindo al tendido y observo la concurrencia, sobretodo la femenina. Primer traguito exploratorio y muecas exageradas de satisfacción. Me gusta el whisky de doce años y las mujeres de veintiséis.

    Como de costumbre las lumis están recién duchadas – la mayoría -, y hay donde elegir, pero yo ya vengo comprometido y sólo espero el momento en que aparezca Lidia por la puerta detrás de la cristalera de fumatas.

    Pego el segundo trago – siempre es el mejor -, y me acerco a la entrada para dominar también la parte de fumatas y a las correspondientes féminas. Al lado, la brasileira rubita de culo respingón y tetas de vicio con el bikini de la cruz roja atosiga a uno y me pone animoso. No va a ser para mí pero pienso que un día puede caer y ello me anima. Lo malo es que un día le pregunté donde se había comprado esas tetas y se ofuscó un poco. Natural por mi poco tacto.

    Veo a lo lejos una mocetona grande como un castillo con mini y poco tacón que no le hace falta a su metro ochenta. Descomunal y con una cara de pan, de cojones, pero me da cierto vicio al parecer rusa. Otra también alta, muy alta, aunque de mejor figura y tetas medianas, con pantalón legui negro y top, me mira y ya sabemos que no hay negocio porque le pregunté otras veces y dijo que de chupar sin, nada de nada.
    Tercer traguito y mirada a la rubia altota que se centra y me mira. Mantiene la mirada, le digo aunque estamos a diez metros y no me oye pero ve que muevo los labios: rubia qué buna estás, te voy a comer el marroncillo !

    Con la copa en la mano mirando al tendido y brindando a la rubia la cito y rápido se viene a mí, como una leona. Tengo el tiempo justo para dejar la copa, recomponer la figura, encoger la tripa, sacar pecho y recibirla con un par de besos y una sonrisa embaucadora que ella agradece pues cree que vamos a intimar, no para casarnos, pero para pasar un buen rato. Ella por mi dinero y yo por lo que podría retozar entre sus piernas. Le digo, rubia voy a disfrutar entre tus piernas más que un cerdo en un estercolero. Y ella dice, ¿qué? Ti ochen krasivaya, le digo en ruso. Nada que eres muy guapa, le aclaro. Gracias, responde.

    Intercambiamos unas frases de cortesía en ruso porque me confiesa que es de San Petersburgo – las mejores putas de todo el norte de Rusia -, y acordamos que quizás la vea otra tarde, pues esta tarde voy ocupado con una paisana suya de Krasnodar. Ella me felicita y me alaba el gusto, pues dice haber intercambiado algunas frases con Lidia una tarde.
    De golpe aparece Lídia en la lejanía. Nos conocemos de hace dos años y me hace la entrada triunfal pausada de siempre. Me cita desde lejos, se encoge de hombros, agacha la cabeza en muestra de falsa timidez y se acerca contoneándose, cruzando las piernas, demostrando su esplendor con los tacones que se ha puesto. Triunfal.

    A mí me da la risa – una ligera sonrisa de complicidad y admiración - y se me empieza a calentar la entrepierna. Llega hasta mí y se me acerca insinuante como queriendo ligarme por primera vez. ¿estás sólo? ¿cómo te llamas? ¿de dónde eres? ¿vienes mucho por aqui? ¿vamos a hacer una fiestecita tu y yo?.........las frases que me cargan en otras cada día y en ella me ponen a cien.

    Le digo: “no sé si subiré, pero enamórame un poco y dime lo que podemos hacer arriba” Ella se me acerca insinuante y me hace unos cariños y arrumacos inocentes y compartidos con humor por los dos. Me achucha, me aprieta la entrepierna, me mete una de las suyas entre las mías y me deja que con suavidad y sin grosería le toque el culo. La tía se ha puesto un vestido vaporoso verde y me dice que debajo lleva el tanga negro en mi honor, porque normalmente suele venir ya sin él.
    Me pregunta ella “¿vamos ya para arriba?” Y yo le digo: “no tengas prisa, dos minutos” pero la tía me da el primer capotazo de la tarde: “es que tengo prisa por subir y hacer el amor contigo” Yo me río ante su ocurrencia, su juego conmigo y ella se contagia de mi risa en este juego pactado de seducción que siempre me sorprende aunque ya es conocido de cada ocasión.

    La cojo de la mano y paseíllo triunfal.
    La tía me toma la delantera y empieza el desfile pausado, contoneándose, mirando a todos los hombres porque sabe que en él va a hacer la mitad de ligues para cuando baje, pero se van a joder que vamos a estar una hora. Es su momento de seducción masiva y mi momento triunfal. Yo voy detrás de ella, estirao, orgulloso, con la copa que me tiembla en una mano y la otra mano en el bolsillo, palpando ya los 5 euros para el kit sabaneril, pero disfrutando del momento y los parabienes de los espectadores.
    Todos vueltos hacia el medio, asintiendo, admirando - abriendo paso, con cara de golosos y envidiosos -, pero deseándome lo mejor: oléée, otros: que aproveche,….. suerte,…..a matar - hacen el gesto otros con la mano- Triunfal. Aunque ya os lo sabéis de otras tardes y de vuestros paseíllos semejantes. Una gozada aunque uno no puede esconder su emoción y nerviosismo y acelera el paso para llegar pronto a la puerta de vidrio salvadora sin pasar por los fumatas, para sentirse en la recepción ya a solas con ella. Sola ya para mi y satisfecho porque no hay colas y en dos minutos se va a ascender al Olimpo.

    Escaleras arriba contemplo sus preciosas nalgas a través del vestido y su tanga negro prometedor que va a ser mi cómplice para esconder y tapar su mejor tesoro, hasta que yo lo descubra como el más pequeño telón que nunca se ha descorrido en ningún teatro. Con Lidia, todo es un juego erótico a muerte.

    Al llegar a la habitación, ella suelta el bolso y, sin artes de matar ni nada, te cita de lejos, se contonea, se agarra a la pared, se estira, pompea el culo y te pregunta: ¿ cómo me ves?........
    ……..joder, con dificultad!
    Te entra un come-come en la barriga, se acelera la entrepierna y a mí siempre me da una risita de satisfacción y sorpresa. Ya conozco el juego, pero siempre me sorprende y me parece emocionante, sensual, provocador. Lo de siempre, pero del todo nuevo……..y exciting( que bien suena en english)

    Después de ayudarla con la sábana, mientras le beso las nalgas levantando ligeramente su mini vestido, espero que se dé la vuela y nos danos el primer beso anunciador de lo que va a ser todo lo demás.
    Ella me ayuda a mí a quitarme la corbata y la camisa con gesto de prisa fingida, como queriéndomelas romper entre besos y caricias por el pecho y el cuello. Todo es un juego de mentiras y fingimientos que a mi me vuelve loco. .
    La ayudo a quitarse le vestido y el sujetador – casi nunca lo lleva porque no lo necesita -, para quedarse sólo con su tanga negro, que me vuelve loco y quiero quitarle después en la cama, a mi manera. Sus pechos son dos muestras de la perfección humana y de la sabiduría divina. Erectos, turgentes, con dos aureolas de buen tamaño y sabrosos como ellos solos.
    Y aquí me tengo que sentar al pie de la cama para contemplar la visión de ella desnuda. Sólo con el tanga y los tacones que me hace de nuevo unas posturitas, se estira, se contonea, se da la vuelta, juega con los ojos, con la boca, con las manos, con todo,………..

    Después de lavarme ella, entre caricias y besos en el cuello y en la boca, me acaricia y yo se lo agradezco con un levantamiento de miembro pues el tema me excita y me envalentona. Después yo la acaricio la espalda y el cuello mientras se lava y la dejo a solas para que se seque y se vuelva a poner el tanga. Todo es un juego, pero hay que volverlo a jugar desde el principio.
    En casa, en la radio, Foreigners: I wanna know what love is, ……..I want you to show me. (¿traduzco?) No hace falta, ¿eh?

    Al llegar a la cama me siento para verla llegar en otra de sus demostraciones de poderío. Le pido que se tumbe y empiezo a admirar su cuerpo precioso, bonito, largo, estirado, con los pechos provocadores, con el vientre plano que se pierde hasta la línea insinuante de su tanga embaucador. Sólo de mirarlo e imaginar la sorpresa que encierra se me erizan los pelos y se me sube de nuevo ….el ánimo, que con el agua y la espera empezaba a decaer.

    Empiezo a besar sus labios que ella entreabre moderadamente, sus mejillas, su mentón y bajo poco a poco por todo su cuerpo entreteniéndome en cada accidente natural, hasta llegar a su tanga. Le beso el ombligo y el vientre dulcemente, con lujuria y devoción, hasta bajar a sus piernas en las que me detengo a los lados del tanga, en esos huecos provocadores que tienen las delgaditas al final de sus piernas, provocándola para que desee que descubra un poco la tela negra. Después aparece su rosa dormida que poco a poco, voy despertando, empezando por sus pétalos y siguiendo por los labios, hasta llegar a su sonrosado interior y recorriendo su largo clit de ariba abajo, de abajo arriba, tililando su puntita que aparece con timidez. La ensalivo y la acaricio con suavidad y deleite mutuo.ç

    Después de quitarle el tanga para que no sufra por su integridad me entretengo allí diez minutos, despacio, con deleite, saboreando cada beso, cada caricia, cada juguito que asoma. Ella lanza algún uuhhh delator, algún ligero jadeo, y cierra los ojos, mientras se acaricia el pecho, imaginado a su novio de Rusia- ella es de Krasnodar en el sur -, y las tardes gloriosas que tiene con él en sus estancias por aquellas tierras.
    Ella mira al techo, extasiada y pensando que: “por lo menos este tío es tranquilo y suave”

    Cuando me noto excitado, me incorporo y empiezo de rodillas a su lado a besarla de nuevo, agradeciendo que me haya dejado saborear su tesoro más delicioso. Después le toca a ella iniciar y culminar todo el ritual de besos, chupadas enternecedoras y escalofriantes y miradas que en ella me resultan verosímiles.
    A mí me gusta interrumpirla con un beso jugoso agradeciendo su dedicación y estímulo aunque no puedo reprimir una exclamación: Lidusssska, como chupas! A ella le gusta que los íntimos la llamemos así, de esta manera tan sensual.

    Después proseguimos con todo el ritual de poner la goma con la boca, bombear un poco más y las posturas que mi buena o escasa forma me permiten completar, hasta que terminamos con la preferida mía: la guitarra! El nombre de la guitarra me lo describió mi amigo Santi hace bastantes años en Madrid donde íbamos tres amigos por turnos y días, nada de tobogán, a ver y follar a una negra que se llamaba Nieves – lo juro -, y nosotros la rebautizamos como “Blancanieves”. Cabrones ! Con ella eché el mejor polvo debajo del agua en el jacussi en aquellos años en que se follaba a pelo, antes del 92 en que se inventó el Sida para los heterosexuales.

    “labios compartidos, labios divididos. Ya no puedo compartir tus labios, ….Maná en los cascos. A joder la marrana con sus “amores compartidos” en su álbum: Amar es combatir. Que razón tienen,…..por el dinero, por conseguir horas de escape, por evitar los chantages de mi pedrito, por los plantones,……una lucha a muerte. El arte de la guerra, en que – como en el amor- todo vale.
    Todo el tiempo, total despliegue de simpatía, buen hacer, dejarme hacer, entrega de pasión fingida como a mi me gusta. Un juego de sobreentendidos y frases amables que me pone a cien. Me gusta que me digan cosas soeces al oído, pero como si fuésemos novios y nos fuésemos a casar en diez años. Todo de mentira, pero jugando a que nos lo creemos. “te voy a comer el marroncillo” le digo poéticamente. “me pones a cien”, me dice ella. “Tú si que sabes besar”, me engaña.

    Siempre le prometo que no me voy a pasar de los diez minutos de trajine para que no se canse, pero con ella no puedo. No es que ella me lo pida, porque es generosa y soporta bien mi retoce desgastador. Pero yo también quiero ser generoso con su entrega y no cansarla. Tengo que sentir, gozar,…parar para saborear ese gustillo que se siente en la puntita y te llega en la garganta. A mí se me pone como una salivilla en la garganta que necesito tragar, saborear, notar el placer despacito, muy suave, controlado,…y me tiro un buen rato en que ella agradece la entrega con falsos suspiros, pero aún agradece más cuando terminaos a pesar de que el menor cansancio para ella es si estamos con la guitarra. Es la postura ideal para gozar y disfrutar sin hacer sufrir.
    Hasta que llega el explote final que me eleva a los cielos y a ella le da el descanso merecido a tanto ejercicio. Un UUUAAAAUUUU salvaje – por mi parte -, ensordecedor que supongo alarma al segurata ya que estamos en la 101 y a mí me parece que debe haberse oído abajo en la sala, porque llega a mis oídos un rumor como de aplausos. Yo que estaba en las nubes he vuelto a aterrizar y me sorprendo de no ver nadie a mi alrededor, porque yo juraría que me han aplaudido, por lo menos así me han confundido mis oídos.

    Donde esté una buena corrida que se quite er furbo. Nos ha jodido, y los toros, le dice el otro.

    ¿Qué música le ponemos a esto? Aunque yo soy amante de la música de los últimos 30 años. Yo en los guateques era no el que se ponía a poner los discos en el tocata porque no sabía bailar o porque era tímido. Yo era el que estaba al lado y no le dejaban ni manejar el tocata. Demencial, un mediocre, típico ejemplar de la clase media que me viene desde tiempo atrás. A esto le vamos a poner “La opertura 1812” de Tchaikosky, porque en esta opera rusa ha de ser algo apoteósico, triunfal,……
    Después me quito el estorbo, lo anudo y a ella le doy un beso en su culo o vientre si está de cara, en agradecimiento a su generosidad y entrega. En cuanto recupero el sosiego y la respiración pasamos un rato de camaradería contándonos nuestras cosas.

    Aunque si hemos comido juntos ese mismo día, compartiendo una botella de carvervnet-sauvignon, ella me suele decir, “bueno, ahora me toca a mí” Y yo tengo que dedicar otra media hora a deleitarme en sus partes mas sabrosas e íntimas en un proceso que no os relataré por alabar su generosidad al dejarme darle placer y por respetar su intimidad. Aquí me entretengo a placer, relajado, juguetón y de manera suave. Ella se relaja, se estira, se pone mirando al techo tocándose los pechos y suspirando llega a la meta pensando en sus mejores tardes, con sus mejores amantes, en la mejor edad y, como a ella le gusta, con el mejor coche y en el mejor hotel de Milano o Valencia, ciudades que sí visita con frecuencia para agasajar a amigos íntimos que como nosotros la remuneran pero con esplendidez y esplendor.

    Después, tumbados en la cama, …..no me cuenta penas, ni me habla de cómo añora su país, ni de su familia, ni de su mamá,… se comporta como una sicóloga argentina de primera. Sabe estar y callar cuando hace falta hasta que nos entra ya el sentimiento de culpa y empezamos a mirar el móvil para ver que no ha habido llamadas ya que estaba en “silencioso” y hacemos cálculos de la hora en que llegaremos a casa si no hay atasco a la entrada,…..Después nos vestimos con prisas

    Bajamos abajo, yo como un caballero paso delante de ella en las escalera y ella me repite con una sonrisa de complicidad la frase que un día le enseñé: “los caballeros siempre bajan delante!
    (¿Qué, ésta no la sabíais, eh?
    Después nos deseamos los mejor con unos “udachi”, “schastlivo”, “Berei sebya”- y quedamos para otras citas.

    Y aquí os dejo envidiosos ……Pero recordar que ella necesita desplegar su ritual completo de seducción y va a ser la mejor inversión de vuestro año 2007.
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    charlienohacesurf escribió:
    Buenas, otra vez aquí Victor 007. Como te dije la última vez fuí al Rivi y estaba espectacular por lo menos 3 o 4 chicas por hombre, un poco raro no suel ser así. Fuí buscando a Lidia, y aunque no tuve tiempo de leer tu contestación presumí que podría reconocer a una chica como ella entre tanta mediocridad, pero no ví ni encontré nada especial, lo de siempre, pero después de leer tu mensaje en el que decías que no estaría hasta el lunes veo normal que no la pudiera distinguir de entre tantas.
    Me gustaría saber, ya que veo que tienes información privilegiada respecto a ella, si Lidia estará el próximo sábado noche, pues tengo intención de volver al Rivi para conocerla de una vez y comprobar si esa "oda" que le has dedicado se corresponde a la realidad. Así que si tuvieras a bien informarme de qué días estará y cómo reconocerla o cualquier dato relevante a cerca de ella te lo agradecería.
    Un saludo.

    Lidia estará el sábado, ya te daré pistas sobre ella o si quieres puedo decirle que te busque por algún rincón de Rivi. La conoces y tú mismo.
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