Esperando que llegue el gran día y el Sr. Kasanova, tenga a bien deleitarnos con ese exquisito relato que debe tener escrito en su ordenador desde hace semanas. Para distraernos y que la espera no sea tan estresante, os voy a narrar de la forma que mejor sé mi primera experiencia “puteril” ya que como fue el pasado día 3 de Agosto de 2006, ahora hará un año.

No os narro la cantidad de atribulaciones, miedos y todas aquellas sensaciones que sientes cuando tras meses dudando, finalmente decides lanzarte al ruedo por primera vez.

Pues bien llegó el gran día. Tras varios emails y tres llamadas telefónicas, finalmente decidimos el día y la hora. Tres horas antes de lo pactado, recibo un sms en el que me comenta que a pesar de que me había dicho que tenía apartamento, resulta ge todavía no tenía cama. Me propone ir a algún lugar y cambiar la hora ya que le iba mejor. En mi candidez de novato y después de no haber dormido dos noches soñando o teniendo pesadillas, no se realmente como describirlo, acepto su nueva propuesta y encima un aumento de la tarifa en 50€ por tratarse de una salida. Pienso que o ahora o nunca ya que muy grandes han sido mis dudas y temo arrepentirme y renunciar.

Quedamos que la voy a buscar a la puerta de su casa en coche. Así lo hago, llego y tengo que esperar, para dar razón eso de que un caballero debe llegar siempre antes que la Srta. así que ella, para que yo no resultara descortés, aparece con diez minutos de retraso. Yo dentro del coche, mal aparcado, con ese sudor frío que provocan los nervios y pensando que en mi cara se denotaba que iba a ir de putas por primera vez en mi vida.

Finalmente, aparece vestida, bueno o casi vestida, ya que no es que se intuyera todo su cuerpo, diría que se manifestaba a través de ¿un vestido?, ¿un salto de cama?, ¿un camisón?.. No se a ciencia cierta que era, pero desde luego desvestía más que vestía. Sube al coche, dos besitos una sonrisa…aquí descubrí que cuando trabajan, todas las escorts ponen una pose característica, una mirada entre la provocación y la timidez, una sonrisa característica. Su cuerpo, cuando puedo mirarlo, aunque con mucha vergüenza, el de una chica joven, unos 25 años, igual que en las fotos de su Web. Brasileña, rubia, diría que natural, después os cuelgo una foto para no tener que extenderme demasiado y porqué tampoco me atreví a mirarla de forma descarada o deseosa. Era mi primera vez y las dudas invadían mi mente. En poco rato, eso pensaba, estaría disfrutando de ese cuerpo joven y delicioso que me acompañaba. Tímidamente, iniciamos una conversación, ella me explicó que hacía una semana que había llegado a Barcelona procedente de Londres, que estaría unos seis meses y que estaba aquí porque tenía una amiga a la que le iban muy bien las cosas, que tenía un hijo de dos años, el nombre de este . Hablamos de Brasil, de cómo vivía allí…A mí me llamó profundamente la atención, su educación y si cultura, esperaba una chica de clase humilde y que se dedicaba a la prostitución para mantener a su familia y su apariencia se alejaba totalmente del concepto que yo tenía de una prostituta. Era una “cortesana”, culta, educada, con buena conversación sobre cualquier tema, todo una señora. Llegamos al Regas, me habían dicho que siempre había habitación. Debo ser gafe porque aquel 3 de Agosto, estaba lleno y con una espera mínima de hora y media, según me dicen. Aquí aprendí que siempre que sales, nunca debes ir con una sola opción. No conocía este mundo y era el único lugar que conocía por referencias. Ella, con una semanita en Barcelona sabe tanto como yo. Llama a su amiga y le da una dirección que después deduje que era de los Apartamentos Oceanía, pero lo supe demasiado tarde ya que no supimos encontrarlo. La primera escena que no olvidaré nunca. Llegamos a un Parking cercano, bajamos del coche, el encargado sin retirar ni un segundo su mirada de ella, me pregunta que cuanto tiempo estaremos, yo le comento que no lo sé, supongo que dos o tres horas. Me responde con cierta intención que no le extraña, que supone que incluso más. Al salir del parking, me cruzo con un cliente mío, el ni me ve, había mucho más donde mirar y mucho más interesante. Segundo problema, su amiga nos da el número equivocado o no sabemos encontrar los Apartamentos, la llama dos veces, mientras tanto, los dos en medio de la calle y supongo que por lo revelador de su indumentaria y por la diferencia de edad, todos los que pasaban, nos miraban con curiosidad, yo sentía vergüenza e intentaba consolarme pensando que estaba de mejor mirar sus formas, que mi cara. Finalmente nos damos por vencidos y nos dirigimos a otra opción que nos da su amiga, un lugar nuevo y muy chic donde según dicen, van los jugadores del Barça a “relajarse”. El lugar Granvia 532. De nuevo al coche, el encargado para mí que se partía de risa, las dos o tres horas se convirtieron en unos 20 minutos. Debió suponer que era “jimmy el rápido” o que di el gatillazo a las primeras de cambio.

Nuevamente al coche, y a buscar Parking cerca del Granvia 532. Lo hallamos en la Calle Casanova (o Kasanova a partir de mañana, en honor a la espectacular narración que explicará nuestro nuevo forero). Un nuevo paseíllo y esta vez por mis barrios, para acaba de darle ambiente a esta mi primera experiencia. Si tenía vergüenza, después de esta, estoy curado de espantos. Sentía la tentación de taparla un poco, de pedirle que por favor, esa teta que se te escapa y que casi se ve el pezón…pero mí timidez me impide decírselo. Así que ella a pasear el palmito y yo a lucir en público mi primera experiencia. Solo faltaría salir en la tele y así habría resultado una experiencia completa y bien cubierta para el público en general.





Por fin, entramos en el local, realmente es de diseño, parece un lugar más adecuado para tomar unas copas en un ambiente liberal que para tener un encuentro íntimo. Con piscina, una gran barra, algún cliente y dos tres chicas sudamericanas no demasiado guapas. Nos enseñan las instalaciones y yo hago una pregunta inocente, ¿donde están las camas?, la respuesta un poco descorazonadora, no tienen camas porque los permisos son para Gimnasio y masajes, pero que en los sofás de los reservados, nos dejan unas sábanas de papel y ya veremos lo bien que estamos. Total tras una hora de paseos y exhibicionismo público, acepto la propuesta y pago 100€ por una hora en el Reservado. Dos copas 60€ más. Finalmente, dentro del reservado hablamos un poco y ella empieza a ponerme en ambiente, se quita el salto de cama y se queda en tanguita. Para superar mi tensión, empieza a desnudarme lentamente, le digo que no se preocupe, que como soy nudista, desnudarme no me causa ningún complejo, así que aquí gano tiempo. Ella sabe lo que ha de hacer y tras un ratito de abrazos y sobos, empieza con un francés sin, no está mal, pero lástima dura poco ya que con una mano, rompe el precinto del preservativo, se lo mete en la boca y ¡coño! Que habilidad, en un plis plas, el soldadito enfundado. Continua con el francés con, pero no me va demasiado. Así que le pido que pasemos a la acción. Me hace estirar en el sofá, ella se pone encima, entro como si nada, creo que se ha pasado con el lubricante, pero miro y sí estoy dentro. Empieza el tarijeño, gemiditos, poses, todas ellas muy bien estudiadas, ¿habrá en Brasil una Escuela de lumis, en las que aprendan el oficio? La contemplo, esta vez ya con menos vergüenza, es guapa, muy guapa de cara y con un cuerpo de Top model. Sus pechos tuneados, me confiesa que tenía 80 y que para su altura y demás medidas se puso un 95 para que no desentonaran. Al cabo de unos minutos, aparece un nuevo problema, ¿seré gafe, o es la mano de Laurent que quiere que siga virgen en este campo? El sofá empieza a moverse, a inclinarse y se hace casi imposible concentrarse en tan arduo trabajo haciendo equilibrios. Total que en aquel sofá era imposible dar más de diez embestidas sin que se desequilibrara, así que como lo que era follar era imposible, nos lo tomamos en broma y empezamos a hacer apuestas de cantas embestidas aguantaría cada vez. Pero claro, entre risas y mal folleteo, uno no es de piedra y llegó el momento en que había que hacer explotar la traca. Finalmente tras probar todas las posturitas posibles, decidimos prescindir del dichoso sofá y de pie, ella con las manos apoyadas en la pared y yo atacándola por detrás, finalmente di satisfacción al soldadito. Después risa, mucha risa y coñitas repitiendo la jugada sobre el sofá. Cuando nos duchamos fue cuando tomé conciencia del peazo tía que había tenido para mí y pensé que su hubiéramos estado en una cama, vaya polvazo habría echado. Al salir, le pregunté al responsable del local si gravaban lo que pasaba en los reservados. Me miró muy extrañado y con cara de mala leche. Tuve que explicarle que no se lo preguntaba con mala intención, que lo quería saber para comprarle una copia de la cinta para enseñársela a mis amigos por lo divertido que había resultado. Para mí que pensó que estaba borracho.