Ya nada volverá a ser como antes

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por Playmaker
Barcelona

Apartamento de la escort9
Duración60 minutos
Precio250
PechoTuneado
FumadoraNo
BesosBesa con lengua
FrancésSin
GriegoNo lo sé

Ya han pasado casi 5 meses, pero no quería desaprovechar la ocasión de relataros como fue aquel día en que conocí a una de las musas de nuestro foro... Ahí va:

Llevaba tiempo deseando conocer a Ana. Desde que en julio vi, casi por casualidad, furtivamente también, sus fotos recién publicadas en GirlsBCN, que perseguía ese pasional objetivo. No sé si fue el verano, las playas de una tranquila isla balear o, simplemente, lo que ella dejaba adivinar en esas fotografías llenas de sensualidad, pero el deseo, lejos de extinguirse, multiplicaba su efecto sobre mi cuerpo y mi mente.

Afortunadamente para mi economía, pero también para mi cabeza, la vuelta a la rutina y a las obligaciones laborales y sociales hicieron olvidarme de esta mujer. Iban pasando los meses, despedimos al otoño para dejar paso al triste invierno, un invierno que nos hace implorar desesperadamente esa primavera que tanto nos altera. 

Precisamente en un día primaveral, un miércoles de marzo, iba a hacer realidad mi deseo veraniego: conocer a Ana Calderón. Contacto por correo electrónico, luego 2-3 rápidas charlas telefónicas que me dejan oír la juvenil y dulce voz de Ana, y la cita ya está encaminada. 

Me programo el día en el trabajo para acudir puntual a mi encuentro. Clavo horarios: 15:55 en el parking que hay cerca de su domicilio y 5 minutos más para dirigirme a la guarida de mi sueño erótico. Ya son las 16:00 horas, tal como habíamos quedado.

La llamo, me da las últimas indicaciones, y subo a su encuentro. No lo negaré, supongo que ella lo percibió, era mi primera visita a una escort independiente y estaba nervioso por conocerla. Se abre la puerta, con ella escondida detrás, sujetando a su gatito…

Lo que allí veo me gusta, me encanta, tanto que me felicito internamente por mi elección: chica joven que tiene y aparenta 23 años, simpática, guapa, cuerpo perfecto (no esperéis a una teen, Ana es una mujer en mayúsculas aunque con un rostro que deja ver su juventud). Me recibe con un vestidito que le encaja muy bien, algo no muy difícil con ese cuerpazo que tiene, y me hace pasar a la sala de estar para conocernos un poco más. Allí hablamos de nosotros, de sus fotos más recientes, del foro, de nuestro diferente día a día, … Estamos un buen rato hablando, ayudándome a calmar mis nervios iniciales pero incentivando mis más oscuros pensamientos. Por fin me dice de pasar al baño, un baño que, según ella, no está a la altura del coqueto piso que tiene, pero que no desmerece. Solo, me enjabono, me enjuago y me seco en tiempo récord, tanto que pienso que no le habrá dado tiempo a cambiarse: antes de entrar a la ducha me preguntó si tenía alguna fantasía, a lo que yo respondo que no, que me sorprenda. Y vaya si me sorprendió! Abro la puerta y me encuentro una deliciosa conejita rosa, con sus orejas y unas medias de rejilla blanca que ufffff…. Impresionante.

Del baño a la habitación, y de la habitación a la cama. No hay tiempo que perder, se quita el body de conejita y me deja ver y lamer sus tetas, operadas, muy bien siliconadas, proporcionadas a su cuerpo. Le beso todo el cuerpo, le quito las orejas y ella aprovecha para hacerme un francés que aún no he olvidado. Sus besos, tampoco los he borrado. Cuando acaba ella, empiezo yo: mi lengua besa su sexo mientras ella bordea el filo la cama con su cabeza. Acabo, enfunda, y al tajo: una faena buena, no muy larga pero aceptable, para correrme dentro. He acabado satisfecho…

Pasamos un rato agradable en la cama, adornándolo ella con sus caricias, besos y abrazos, esos que hacen tan difícil querer separarte de su lado. La hora contratada ya está consumida, hasta amortizada a pesar de su tarifa, que poco tiene de anticrisis, así que me dirijo, otra vez, al lavabo. Allí, mientras me ducho, pienso en ella, en detener el tiempo, en volver cada semana.

Ya aseado, me visto, la veo en un sugerente blusón negro y nos despedimos. Como dijo El Canto del Loco, “ya nada volverá a ser como antes”…