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Tarragona

Apartamento de la escort	8
Duración	30 minutos
Precio	100€
Pecho	Natural
Fumadora	No lo sé
Besos	Besa con lengua
Francés	Sin
Griego	No lo sé

El día que me estrené con Daniela en su apartamento en Reus -experiencia que ya relaté en éste foro-, me sedujo la propuesta de realizar el dúplex que oferta desde hace poco. Su compañera se llama Fernanda. Una brasileña imponente, de grandes pectorales, a la que ya tuve oportunidad de catar hace tiempo. Un dúplex que, según Daniela, también era lésbico. La verdad, no las tenía todas. Me daba algo de respeto el lésbico por si un servidor quedaba fuera de juego. Podía tener la impresión de ser el tercero en discordia. Pero acepté el reto porqué Daniela es una mujer de bandera y ahora mismo ocupa el altar de mis deseos carnales.
Y la verdad, la apuesta resultó ganadora. El día de autos llegué al apartamento, situado en una zona muy discreta de la ciudad. Y me encontré a esas dos mujeres imponentes. Puede sorprender el hecho que ambas, físicamente, tienen poco en común. Daniela es estilizada y muy delicada. Fernanda es un pedazo de mujer, también físicamente. Pero a pesar de la diferencia de envergadura, se complementan a la perfección. El lésbico aumentó la sensación colectiva de placer. Y a un servidor le obsequiaron con una de les relaciones más placenteras que recuerdo de mi actividad puteril.
Francés sin a dos bocas, masajes simultáneos en todas las zonas erógenas imaginables, besos con lengua con pasión desenfrenada. La verdad, no tenía tiempo material de comerme esos pechos deliciosos: los de Daniela, pequeños y sabrosos. Los de Fernanda, gigantes y enloquecedores. Tuneados o no, són unos pectorales de impresión.
Al final, después de penetrarlas a ambas de mil maneras, sintiendo su gemidos de gozo, me corrí con Fernanda mientras Daniela procuraba con sus masajes para completar un éxtasis de aúpa.
Fueron 30 minutos increíbles, aprovechadísimos. Y salí, literalmente, flotando.
El otro día me enteré que tenían una nueva compañera llamada Bruna. Hablé con Daniela y me ofreció estar con las tres a la vez. Lo tengo en mente. Pero antes deberé visitar al cardiólogo. Empiezo a temer que mi corazón no aguante tanto desenfreno en semejante harén.