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Tema: Concurso de Relatos, Votaciones

  1. #11
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    Medias de seda

    Seudónimo: Esperando Confirmacion



    En los tres años que llevo en este trabajo no he tenido dos días iguales ni los hombres con que he estado se han comportado de igual manera. A todos los conduces por un mismo camino y con una misma meta, sólo se establecen pequeñas variaciones según responden al guión que vas marcando, pero todos tienen alguna particularidad que los hace igualmente diferentes.
    En la cita con Jaume, las primeras impresiones fueron muy positivas. Su voz era cálida, denotaba tranquilidad y resultaba sugerente. No mencionó para nada los temas pecuniarios, sólo quiso concretar los detalles de la cita y, al final, cuando le pregunté cómo quería que fuese el encuentro, me respondido convencido,
    - Muy tierno. Es mi primera cita a escondidas y quiero que sea muy especial.
    - Me parece bien y creo que podremos hacerlo interesante – fue mi respuesta a bote-pronto, quizás un poco sorprendida de la demanda tan franca y directa - ¿Tienes alguna fantasía? – quise recabar más pistas.
    - ¿Fantasía? – se le notaba sorprendido – Sólo quiero estar contigo y disfrutar de lo que prometes en tu anuncio y lo que he visto en tus fotos.
    -¿Cuáles te han gustado más?
    - Estoy repasándolas ahora – parecía pensar – Y creo que las que estás en ropa interior y con la batita de seda. Quiero salir de un letargo de monotonía que me ha tenido dormido y despertar con tus besos y tus caricias a nuevas sensaciones.
    Su elocuencia me gustaba y despertaba en mí curiosidad por ponerle cara a aquella voz que ya me arrullaba y dar cumplida respuesta a sus esperanzas.
    En este caso Jaume me había dado unas primeras pistas prometedoras y así se demostró después, desde el primer saludo en la cafetería del hotel. Él me estaba esperando entretenido con un café y, en cuanto me vio llegar, acudió a mi encuentro para ofrecerme otro e irnos conociendo. Al verme sentada a su lado se le iluminó la cara y me acogió con simpatía,
    - En persona superas tus mejores fotos – me dijo sonriente.
    - Gracias - le respondí agradecida – Tú, sin embargo, estás encajando perfectamente en la imagen que me había hecho de ti. Quizás un poco más alto.
    Yo era de buena estatura y Jaume me sobrepasaba media cabeza. Tenía el pelo más corto de lo que yo había imaginado con un corte perfecto y los pelos algo alborotados, lo que le daba un toque juvenil que acentuaba con su camisa por fuera de los pantalones. Su mirada era penetrante y, desde el primer momento, no podía apartarla de mí, con una sonrisa que me acariciaba.
    A los dos nos pareció buena idea empezar a conocernos con una copa de cava por medio y así me enteré de su estancia en la ciudad por negocios donde iba a estar dos días más. Jaume era catalán pero residía en San Sebastián donde tenía una empresa de diseño industrial con otro socio. Y yo me presenté como la parisina desubicada que soy, combinando trabajos en el mundo de la moda con estos servicios de compañía.
    - Oh, c’est bon – demostró su alegría por el hallazgo y sus conocimientos de mi lengua – J’aime les femmes françaises parce que c’est très normale les rencontrer a Biarritz, au côté de ma cité.
    - Tu parles très bien le français – exclamé admirada - Ou est que tu l’a etudié?
    - A l’école. Dans le Lycée Français.
    - No es muy común encontrar españoles que lo hablen a la perfección, como tú – le respondí agradecida – El inglés, ahora, nos tiene esclavizados a todos.
    Él asintió mientras me acercaba mi copa y me decía: “santé“.
    A los pocos minutos, nos dirigimos al ascensor donde la proximidad y la camaradería que se había establecido entre nosotros me llevaron a acercarme hasta él y besarle en los labios. Si después de haber pasado las primeras pruebas por teléfono y en presencia, sus besos eran tan cálidos como prometían sus labios, el resto iba a ser una fiesta de sensaciones que nos iban a abocar a momentos sublimes de placer compartido.
    La habitación estaba en penumbra por lo que Jaume me ofreció abrir más las cortinas, pero yo lo detuve. Ya me parecía bien aquella semioscuridad que invitaba al acercamiento mutuo. Jaume dejó mi bolso en el sofá y me estrechó entre sus brazos. Sus manos eran fuertes y se movían decididas entre mis caderas y mi espalda manteniéndome atrapada. Sus labios, carnosos, se cruzaron con los míos en un beso cálido e intenso a la vez.
    Los primeros besos de tanteo se fueron haciendo cada vez más profundos mientas nuestros cuerpos se estremecían al contacto. Él me acogía entre sus brazos, después bajaba las manos y levantaba mi vestido acariciando mis piernas, estrujando mi culo que el tanga diminuto dejaba al descubierto y lentamente avanzaban hasta mi pubis introduciendo sus dedos por entre la tela para acariciar mi sexo. Al principio tan sólo los pelitos que siempre dejaba por encima de los labios externos, para después bajar hasta ellos y acariciarlos con suavidad, tan sólo rozándolos. Aunque su mano, aprisionada por la tela, bajaba y subía por mi sexo en un juego que me volvía loca.
    Así estuvimos varios minutos, comiéndonos, besándonos, abrazándonos hasta que descubrí mis pechos para que él los besara. Después fue bajando sus labios por mi vientre y con la mano acarició de nuevo mi sexo.
    Yo necesitaba sentirlo más íntimo por lo que me agache ante él y liberé su miembro de la opresión que soportaba para comérmelo. Su olor era una mezcla excitante del jabón de su última ducha con olor a sexo. Una mezcla que invitaba a olerlo, acariciarlo, saborearlo con deleite, descubriendo su glande, jugando con mis labios en su punta, en toda su largura y besando sus dos compañeros.
    Jaume no podía contener sus muestras de excitación tanto en el miembro como en su cara que levantaba hacia el techo, suspirando, jadeando con la respiración contenida mientas me miraba suplicando que lo chupase de una vez.
    Pero yo quería prolongar su excitación y ansiedad, verlo sufrir y gozar al mismo tiempo. Quería que su excitación y sus jadeos fuesen insufribles para él que lo sacasen de quicio. Él a veces me apartaba y se ayudaba para estar más enhiesto todavía. Descubría el glande retirando la piel con su mano y me restregaba la punta por los labios. Pero ni yo le dejaba introducirlo, ni él forzaba el juego.
    Yo también notaba crecer mi excitación allí en cuclillas ante él y bajaba una mano para notar el tanga calado por delante y los labios por dentro empapados. Untaba mis dedos ligeramente en mi sexo y se los ofrecía a Jaume que los oliese, que los besase, que los acariciase en sus labios. Un juego de seducción y deseo que no había hecho más que empezar y nos estaba extasiando.
    - Ven – me cogió de la mano y me posó sobre el sofá.
    Enseguida, se arrodilló ante mí y descubrió mi sexo por uno de los lados del tanga y empezó a chuparlo con deleite, y, siguiendo mi juego, tan sólo por fuera. Acariciaba los labios, los besaba, jugaba con ellos. Bajaba por mi sexo muy lentamente mientras agarraba mis caderas y las acariciaba. Su lengua me recorría las ingles, llegaba hasta mi pubis y volvía a bajar por el otro lado. Se recreaba en este juego como si quisiese volverme loca, que lo desease en extremo.
    Había aprendido de mí la tortura que le había aplicado antes y ahora él me devolvía a placer.
    - Chúpame, chúpame - le suplicaba.
    Pero nada, no conseguía que se apiadase de mí y me liberase de tales deseos. Trataba de apretar su cabeza contra mí, pero no conseguía que él chupase mi puntita más sensible que ya asomaba de su pequeño capuchón y debía estar tan roja como sentía mi cara.
    Hasta que ya al final, cuando más desesperada y abandonada estaba, empezó a acariciarlo, a saborear sus jugos y hacerme vibrar entre ahogos y jadeos. Y en una sucesión interminable de pequeños contactos me llevó a explotar en su boca con unas convulsiones tremendas, cogiendo su cara para apartarla porque me volvía loca y no podía seguir un placer tan intenso. Al final conseguí cerrar mis piernas contra su cara y que él no pudiese acceder a mi sexo para dejar que los espasmos se espaciasen y volver a recuperar el resuello.
    Él se reía satisfecho y se incorporó ante mí con su miembro enhiesto por lo que yo, en dos movimientos rápidos, dejé caer la ropa que llevaba desordena en mi cintura, me liberé del tanga y cogiendo una goma del bolso que estaba a nuestro lado se la enfundé con la boca y lo obligué a ponerse sobre mí en el borde del sofá y me introduje su miembro.
    Mi sexo estaba todo mojado y lo acogió con facilidad. Mis piernas lo estrechaban por las caderas y no le dejaban que se entretuviese en juegos nuevos. Necesitaba sentirlo en lo más profundo de mis entrañas mientras mordía su cuello. Pero Jaume se acoplaba a mi ritmo y me seguía en aquel cabalgar desbocado. Pero, otras veces se detenía y me obligaba a parar mi alocado esfuerzo. Entonces iniciaba unos movimientos lentos dentro de mí, hacia el fondo, apretando alternativamente en cada lado, tocando con sus dedos mi puntita y haciéndome implorar que acabase de nuevo.
    Pero jugó conmigo todo lo que quiso hasta que, en uno de aquellos envites, su serenidad se transformó en locura y me embistió de manera salvaje como si quisiera partirme en dos, maltratando mis adentros.
    Yo estaba como loca, poseída, y, en vez de parar sus envites, lo animaba para que siguiese frenético hasta que al final,
    - Oui, com ça. Com ça. – lo provocaba – Tu me fais souffrir, tu me fais jouir.
    Juntos perdimos el control de todo aquello y Jaume no podo controlar ya sus movimientos que nos sobrepasaban a ambos, mientras él me mordía los labios y estrujaba mis caderas contra él para llegarme más adentro. Y me decía,
    - Tu me mets un sauvage, tu me tues.
    En ese juego salvaje ambos participábamos desbocados, incontrolados, hasta que todo nos llevó, a que él explotara junto a mí y a mí, a extasiarme con él de nuevo.
    Qué intenso placer, sentir su calor en mi sexo, sus convulsiones, sus espasmos, sus jadeos, hasta que fueron decayendo lentamente mientras él se apoyaba en mi cuerpo y me tenía aprisionada contra el sofá sin querer deshacer el momento.
    Juntos nos dejamos caer al suelo porque el sofá que había sido nuestro potro de tormentos, no era ya capaz de albergar nuestros cuerpos, sudorosos, rotos. Uno al lado del otro, nos mirábamos, sonreíamos, jadeábamos tratando de recuperar la respiración normal, mientras él se quitaba el estorbo y lo anudaba con cuidado para no derramar ni una gota del fruto de nuestro encuentro. Y allí reposamos diez minutos mientras Jaume, aunque no era fumador, me acercaba un cigarrillo, pues necesitaba calmarme, reposar, asentarme, repensar mi situación, pues tanto goce me había sobrepasado.
    Una ducha compartida en la amplia bañera nos permitió recuperar la tranquilidad y las formas en un juego cruzado con nuestros cuerpos, con besos caprichosos, mientras nos enjabonábamos y dejábamos resbalar nuestras manos en aquellos cuerpos gloriosos que tanto placer habían compartido. Jaume mantenía un cuerpo atlético que me confesó mantener en forma con largas sesiones de surf, siempre que las caprichosas aguas del Cantábrico y su agenda se compenetraban y les daba por coincidir.
    Ya secos, con mi pelo y mi maquillaje recompuesto, Jaume abrió una botella de Charles Lafitte que encargó durante nuestro baño y con él quisimos brindar por los magníficos momentos que acabábamos de compartir.
    Jaume me confesó los motivos que le habían llevado a hacer este “encuentro a escondidas”. No se trataba de ningún desengaño ni ninguna venganza como en principio podía parecer, sino algo tan simple como la ausencia temporal de su pareja.
    - Yo la sigo sintiendo como mi pareja y por eso no he querido tener otros amoríos en este tiempo – me miraba indagando mis reacciones – Me ha parecido que un encuentro de estas características era menos comprometido y más respetuoso con nuestra relación de pareja.
    Con esta afirmación me relegaba a un plano más material y mercantil como era el servicio que yo prestaba. Aunque despertase emociones no entraba en el mundo de los sentimientos. Pero esto era parte de mi rol y así estaba asumido en mi esquema mental. Yo no daba ni pedía más de todo eso. Y el amor que yo ponía en cada encuentro era tan sólo una representación sincera que era capaz de vivir y gozar tan sólo en la medida en que la otra persona despertase mis instintos y fuese capaz de seguirme en mis pasiones.
    Jaume estaba demostrando ser un caballero, sin embargo, su pegunta directa me obligó a explicarle la parte pública de mi vida.
    – Ahora no tengo una pareja estable. Otras épocas lo he intentado y ha sido una relación tormentosa que ha acabado mal.
    - ¿Llevas mucho tiempo en esto?
    - Dos años, desde los veintiséis – le aclaré.
    - ¿Y cuál es la puerta de salida?
    - En este menester cuesta algo entrar – no quise llamarle oficio - Pero es mucho más difícil salir antes de que la vida te retire.
    Jaume me miraba sorprendido con la mirada fija en mí.
    - Normalmente se entra porque alguna compañera te sugiere un día que la acompañes a un encuentro retribuido. Al principio te sorprende, pero entiendes sus razones y aceptas que puedes sacar un provecho de contactos que a veces haces sólo porque te apetece pasar una noche de placer con una persona agradable
    - Y unos encuentros llevan a otros y así dos años.
    - Unos encuentros llevan a otros y tu cuenta corriente y tu armario se llenan fácilmente. Aunque al final ya no sabes si eres más modelo que puta o al contrario.
    - No digas eso - me acarició la mejilla y enjugó una lágrima que me caía traicionera – Suena muy fuerte.
    Nos quedamos en silencio pues él parecía entristecido por cómo me estaba afectando la conversación. Por ello, yo quise quitarle hierro a la escena.
    - Y la puerta de salida es una idea que te lleva a planificarla cuando hayas conseguido unos objetivos materiales que te has marcado. El coche que ya tengo y por lo menos la mitad del apartamento donde vivo.
    - ¿No piensas volver a París?
    - No – le confirmé muy segura – Mi familia reside en Girona desde hace años y a mí me gusta esta ciudad que ya he hecho mía.
    - ¿Ves? Ahí te envidio, pues yo me parece que me va a costar más poder volver. Si un día vuelvo, que no va a ser fácil.
    Pero no todo era tan sencillo como le decía a Jaume y siempre tenía muchas dudas de cómo iba a hacer para ser una mujer independiente, ganarme la vida por mi misma sin tener que depender el día de mañana de otra persona, aunque fuese mi pareja.
    Rellenamos nuestra copas de champagne y brindamos de nuevo, pero no acepté el cigarrillo que él me acercaba. Me apetecía estar libre y aceptar complacida sus besos y la mano con que me acariciaba entre las piernas mientras yo abría su bata y le acariciaba por el pecho. Era un juego de seducción nuevo que no habíamos gozado todavía, de caricias, besos, mordiscos, lametones. Sentir a flor de piel, erizar nuestros cabellos, reír y gozar al mismo tiempo, jugando con nuestros cuerpos.
    En aquella cama nos amamos de nuevo pero de una manera más sensual, sin prisas, sin arrebatos. Yo no me cansaba de acariciarlo, besarlo, chuparlo, como él me correspondía en la misma medida. Si antes habíamos querido destrozar al otro, hacerlo nuestro, volverlo loco de placer, ahora sólo queríamos jugar con nuestros cuerpos y hacernos sentir bien, flotando en aquella alfombra mágica que nos llevaba en volandas y no nos soltaba.
    Al final me apoderé de su sexo y no lo liberé de mi boca aunque él me advertía que no podía aguantar más la calidez de mis labios. Pero no quise romper el momento y le hice explotar con fuertes espasmos de rendición mientras arqueaba su cuerpo. Nunca había dejado que pasara de esta manera, pero en aquella ocasión me pudo la pasión y las ganas de hacerlo gozar hasta extremos inimaginables, como lo había hecho él conmigo momentos antes.
    Después me limpié con discreción en la bata que yacía expectante a mi lado y un sorbo de champagne me devolvió la frescura y el buen sabor con un beso de agradecimiento. Los dos sabíamos que nos habíamos entregado sin condiciones y nos estábamos comportando como los mejores amantes. Amantes a escondidas, pero quizás esa estaba siendo la gracia de todo ello.
    Nuestra conversación íntima nos había hecho cómplices y habíamos querido que el encuentro fuese un paréntesis en nuestras vidas. Ya no éramos dos desconocidos y a la unión tormentosa de nuestros cuerpos le había seguido una comunión espiritual que iba a ser imborrable, por lo menos para mí.
    Recordaba a muy pocos clientes que sólo hubiesen pasado una vez por mis brazos, pero Jaume iba a perdurar en el recuerdo por su sinceridad, su transparencia y por qué no decirlo, por los deseos y pasiones que había despertado en mí.
    Después de tres largas horas, cuando llegó el momento de la despedida, él me acompañó con la excusa de ayudarme a buscar un taxi, aunque preferimos caminar un rato por el Paseo de Gracia. Ninguno de los dos teníamos prisa por deshacer el encuentro, pero Jaume no se atrevía a proponerme alargar la cita ni yo quería mostrar la simpatía que me había generado ni la confianza que me merecía.
    Al preguntarle si cenaría solo, afirmó dubitativo, y añadió,
    - Si hubiese sabido lo bien que me iba a encontrar contigo, hubiese contratado una cita más larga con cena incluida.
    Ante tal confesión no pude por menos que apretarle la mano que me llevaba cogida y acercarme a besarlo, diciéndole luego,
    - Jaume, mi cena no está en tarifa y lo haría encantada contigo.
    Así sellamos el acuerdo y satisfechos nos acercamos hasta el Tragaluz para acabar de conocernos y querernos un poco más.
    Desde luego, aquella cena no cambió nuestra ruta, pero si nos permitió concluir la noche de una manera más pausada. Y una copa posterior fue la culminación de tan feliz encuentro, pues el regreso a su hotel, como nos pedía el cuerpo, hubiese complicado las cosas y quizá confundido nuestras mentes.

  2. #12
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    Sr Administrador de forosX

    Seudónimo: Malta



    Sr. Administrador de forosx.com, me dirijo a usted porque es la única persona que puede ayudarme en esta difícil situación en la que me encuentro. Ahora que faltan escasas horas para que mi reputación se vea seriamente cuestionada y los hecho acontecidos me hayan dejado totalmente desconcertado. Intentaré explicarle con la mayor exactitud todo lo sucedido. Mucha de la información podrá comprobarla usted mismo a través de los post publicados en su página de la web. Tengo que remontarme a principios de diciembre de 2008 que, por una serie de circunstancias, estaba en un estado de ánimo singular que me provocaba una sensación imperiosa por tener un encuentro con una scort que me hiciese vivir el sexo con gran intensidad. Desconozco si nunca ha tenido una sensación parecida, ni si otras personas la experimentan. Tal vez, podrían justificarla que se me escapaba un año más, situación que siempre me deja cierta nostalgia o alguien diría que eran los astros, aunque yo no creo en estas cosas. Quería reunir una serie de placeres para mis sentidos y disfrutarlos , aunque por separado, antes de acabar el año. Una noche , que es cuando se acentúa la melancolía, sumido en un estado de pesadumbre que rozaba la depresión pero también algo achispado por el alcohol, envié el siguiente post:
    “Acabo de leer el libro de relatos cortos “El gran cambiazo” de Roald Dalh, un autor que siempre me deja un buen regusto. Para completar mi tour de final de año he decidido complementarlo con algunos otros agradables estímulos para mis sentidos. Es verdad, que la situación no ha empezado muy bien, pues he ido a comprarme un Krug en su versión Grande Cuvée Brut y una latita de beluga para obserquiarme con alguna pequeña alegría terrenal el fin de año, pero he salido de la tienda con un Bollinger Brut Special Cuvée, que me temo que sólo se parecerá en las palabras Brut y Cuvée, y caviar de piscifactoria. Visto que no voy a acabar el año con las excelencias que me presumía, al menos si me gustaría que en la parte que se refiere a los placeres más primarios –así los leí en algún libro de psicología hace años- encontrar una scort. Y como mi intención es de lo más terrenal no quiero una belleza sublime que luego me castigue con su indiferencia y remilgos. Quiero apostar por una mujer, de las que algunos llamáis cañón, que me devore y aquí es cuando solicito de vuestra inmensa sabiduría.” Firmado Malta.
    Con impaciencia, de madrugada y después de haber estado revisando una documentación que debía tener preparada al día siguiente, entré en la página de forosx.com. Para mi desilusión sólo tenía un mensaje de Osito58, que como moderador, me indicaba que había posteado en lugar inadecuado y que movía el hilio. He de confesar que soy totalmente reacio a leerme cualquier norma y esto me ha llevado a infringir en varias ocasiones las reglas. Pero a fin de cuentas, el resultado era que nadie me había respondido. Desilusionado me fui a dormir y no volví a entrar en la página de la web hasta 24 horas después. Para mi sorpresa tenía varias sugerencias e incluso se había creado una pequeña polémica sobre cierta scort. Me sentí un tanto reconfortado cuando comprobé que algunos de los más renombrados foreros habían enviado comentarios y propuestas. Tenía propuestas desde los experimentados Barcel y Simunet hasta el envio de fotos de Buick o disquisiciones esotéricas de Nietze. No faltaba un largo comentario de Icaro62 que, como la mayoría de sus post, no pude acabar de leer ni entender. Este es un personaje que considero, especialmente, curioso pero demasiado barroco para mi gusto. Aunque nunca he osado a hacerle ningún comentario, pues sólo de ver aquel relámpago centelleando en su nick ya me infunde un profundo temor. Además, tiene la suerte, por lo que me parece entender cada vez que intento leer una experiencia suya, que siempre son todas fantásticas mientras que yo nunca consigo salir satisfecho. Supongo que será una cuestión de suerte, en mi caso mala. No faltaron tampoco las propuestas de Oliba, otro de los foreros tocados de varita mágica, ni del infatigable Capitán Haddock entre otros. Por supuesto, que también había algún forero, un tanto desaprensivo, que me sugería que trabajase un poco y hiciese yo mismo la búsqueda en el foro. Evidentemente, ya había hecho los días previos una larga búsqueda y tenía anotadas algunas scorts. Bueno, a decir verdad, solo dos y ninguna me acababa de convencer y mi desilusión fue comprobar, después de todas las sugerencias de los foreros , que las propuestas, descartando las que no se ajustaban a mis pretensiones, se resumían en las dos scorts que ya había preseleccionado. Una brasileña, que la definían como cañón y estaba especializada en masajes, y una mujer madura centroeuropea, que se la venía a calificar de auténtico torbellino sexual, aunque dejaban ver que no era muy agraciada de cara y que sus fotos estaban muy trabajadas con el PhotoShop.
    Dos días después al entrar en forosx me percaté que el hilo ya estaba muerto e iba a telefonear a la scort centroeuropea, por la que, finalmente, me había decidido, cuando observé que tenía un mensaje privado. Con una pequeña excitación lo abrí pensando sino sería de Travesura_bella, esa enigmática mujer que me sedujo el día que le descubrí un hilo sobre objetos eróticos. Desde entonces me la he imaginado como una Bettie Page, la luminosa encarnación del erotismo prohibido de los años 50 y que he encumbrado a figura de culto desde que descubrí que el erotismo era mucho mejor que la pornografía. Por supuesto no era de ella, en algunos nunca se cumplen nuestras fantasías y siempre se nos impone la dura realidad. El mensaje me lo había enviado Dalro. Le transcribo textualmente el post ya que supongo que ni usted como Administrador puede tener acceso a los mensajes privados.
    “Hola Malta, por propia experiencia creo que se lo que estás buscando. Esa mujer que notas que es ella que quiere saciarse de ti y te va envolviendo hasta que parece que vas a desaparecer dentro de ella. ¿Es esto no?. Me pongo en contacto de forma privada porque no me gusta hacerle propaganda, dime avaro, que si lo soy del sexo, pero cuando veo alguien que quiere lo que realmente tiene esta mujer no me importa compartirla. Si estás interesado dímelo”. Firmado Dalro
    Me costó un poco entender su confusa gramática pero parecía prometedor lo que me decía. No me lo pensé dos veces y le envié un mensaje privado. “Gracias Dalro. Me despierta gran curiosidad y ansiedad tu propuesta. Espero con impaciencia me envíes información” Firmado Malta.
    Al día siguiente cuando me identifiqué en forosx ya salía el aviso de que tenia un mensaje privado nuevo. “Bien, bien Malta no quedarás defraudado. Te garantizo una lucha cuerpo a cuerpo que no olvidarás. No es una mujer que se pueda decir cien por cien profesional por lo que tendremos que concretar con detalle la cita. ¿Cuando querrías catar el excelente manjar?”
    Inmediatamente le respondí. “A finales de semana, el viernes puede ser un excelente día. Me adapto a la hora.”
    Por la noche me esperaba un nuevo mensaje “Bribón vete preparando. Te va a devorar. Es de las mujeres que el sexo lo vive como una lucha de poder. No te esperes una mojigata. Tendrás batalla. Cuando intentes poseerla no se dejará porque será ella la que quiera dominarte. Ves calentando motores. Dime tu número de móvil y te enviaré una foto que le hice con el móvil durante mi última batalla” Firmado Dalro.
    La siguiente noticia que tuve de Dalro fue un SM diciéndome que acudiese a la cita a las 11 de la mañana. Se disculpaba porque se le había borrado la foto y no me la había podido enviar. Me indicaba la dirección que por discreción no la transcribo. Pero si puedo indicar que se trata de un primer piso de un antiguo edificio de l’eixample.
    Llegado a este punto debo hacerle una confesión y darle una explicación para que pueda comprender todo lo sucedido. La confesión creo que no lo sorprenderá demasiado. Cuando envié el primer post no fui del todo sincero, creo que al igual que muchos foreros no cuentan sus buenas experiencias hasta pasado bastante tiempo y en ocasiones no las publican por un sentimiento de posesión y tal vez en el fondo, de machismo al creer que van a perder el tesoro que han descubierto. Cuando expuse mis alicientes para acabar el año, en realidad el Krug y el caviar no me importaban en exceso porque sabía que en cualquier momento, si tenia el dinero, sería fácil de conseguirlos. Además de la scort lo que debía adquirir era una botella de Brora 3ª Realese, posiblemente una de las últimas que queden en el mundo. Para muchos fanáticos del whisky de malta, de aquí supongo que entenderá mi nick, se trata del súmmum. Brora es una destilería mítica construida por el Marqués de Stafford en 1919 y que dejó de funcionar en 1983. Es lo que en inglés denominan una silent distillery , hay que reconocer que la forma como lo expresan es de una innegable belleza. Desde entonces, de forma ocasional, se embotellan pequeñas ediciones de viejos toneles que guardan malta destilado antes de su cierre. Su estilo es inconfundible: sabe a algas marinas, especies con predominio de la mostaza y aceites y de fondo esa inconfundible turba. De hecho, han salido a la luz 7 ediciones o Releases, pero la que todos los expertos califican como la mejor es la 3ª que vió la luz en el 2005. Un malta irrepetible y extraordinariamente difícil de encontrar. Pues bien, hacia muy pocos días rebuscando por las estanterías de La Fuente, una de las escasas tiendas de Barcelona donde se pueden encontrar whiskys de todo el mundo, encontré medio oculta en uno de los anaqueles reservado para los blended una botella de Brora 3ª Realease. A esta zona de la tienda, los amantes del malta y por supuesto todos los que formamos parte de “locos por el malta”, apenas si le prestamos atención. Estaba, pues, en un lugar donde difícilmente llamaría la atención porque nadie que fuese buscar un blended sabría apreciar el valor de aquella botella. De forma discreta la tapé con otras botellas para que no quedase a la vista porque no llevaba suficiente dinero para comprarla y no soy amante de las tarjetas de crédito.
    Hace un momento le acabo de hablar de los “locos por el malta” y le debo explicar quienes somos. En realidad sólo se trata de seis fanáticos del malta que nos reunimos cada tres meses en casa de uno de los miembros. Catamos 4 maltas previamente pactados y el anfitrión sorprende al final con una botella sorpresa. Pues bien, la próxima reunión la hacíamos en mi casa y al descubrir el Brora, rápidamente les envié un e-mail insinuándoles que la botella sorpresa sería algo excepcional. Como me conocen muy bien, enseguida empezaron las apuestas sobre la botella que les iba a ofrecer.
    La explicación, que le debo para que entienda bien lo sucedido, es que en mis escasas citas con scorts acudo siempre vestido como lo hago habitualmente. Para que se haga a la idea siempre uso camisas Hermenegildo Zegna y corbatas Armani como complementos. Con esta ropa me encuentro cómodo en la vida diaria pero cuando estoy con una scort creo que me da un aire sumamente serio y marca distancias con lo que las relaciones no acaban de ser fluidas. Sé que estará pensando que son tonterías y que la culpa mía el no saber crear la atmosfera adecuada, pero había decidido probar con una nueva estrategia tras consultarlo con algún amigo. Dos o tres días antes de la cita decidí hacer un cambio profundo en mi vestuario por un día. Fui a una tienda Adolfo Domínguez y salí con una americana, un pantalón y un jersey de pelo de llama. El día de la cita me los puse y debo confesar que si me hubiese vestido con ropa de un container de Humana no hubiese cambiado mucho mi aspecto. Cuando llegué al despacho, Rosa, secretaria perfecta y como tal nunca había despertado en mi el más mínimo apetito sexual, con total discreción me preguntó con cara de sorpresa, aunque totalmente seria, si todo iba bien. Le había dicho la tarde anterior que anulase las visitas de la mañana pues sólo pasaría un momento por el trabajo y luego debía hacer unas gestiones.
    Esperé en el despacho, un tanto excitado pensando con la mujer que me iba a encontrar dentro de poco. Recibí un mensaje desde un número oculto. Roald me recordaba que debía acudir a las 11 y que fuese muy puntual. Me indicaba que el nombre de la mujer era Carmen y que le recordase que era su fontanero y le explorase bien sus bajos. Sin duda era un SM un tanto vulgar pero no le di mayor importancia. Cogí una cartera de piel muy gastada que tenía medio olvidada en un cajón de mi mesa y con gran premura salí del despacho. Disponía de 45’ antes de la cita. Me fui, notando palpitar el corazón en el cuello, excitado por la ropa que llevaba para la cita y porque antes iba a pasar por la tienda de La Fuente, que estaba apenas a 10’ del lugar de la cita, y podría llevarme el preciado malta. Encontré el Brora 3ª Realease detrás de las botellas donde lo había ocultado. Casi como en un ritual la toqué toda, releí la etiqueta y comprobé el estado de la cápsula. Presa de una excitación que me es imposible explicar la compré y la guardé en la vieja cartera y paseando me acerqué preso de un gran nerviosismo hasta el lugar de la cita.
    A continuación voy a contarle los sucesos tal como sucedieron. Perdóneme si algunas descripciones le parecen groseras pero es necesario que lo cuente tal como aconteció para que pueda entenderlo todo. Por otra parte, debido a su cargo de administrador de forosx pienso que ya debe estar acostumbrado a este lenguaje y no le ofenderá. Justo cuando llegué al edificio y me disponía a llamar se abrió la puerta y salió un hombre, cuyo rostro evité por temor a ser alguien conocido, ya sabe lo que sucede en estas situaciones: vamos asustados y compungidos porque alguien pueda reconocernos. Aguantó la puerta; entré sin mirar y apenas darle las gracias. No quise esperar el ascensor y subí sin girar la vista hacia la puerta, pero me pareció que el hombre se había quedado allí y estaba llamando por el interfono. Al llegar al primer piso -en realidad subí tres contando el entresuelo y el principal y el corazón creía que se me salía por la boca- una mujer madura, rubia , alta , de complexión fuerte, ataviada con bata y zapatillas, me estaba esperando en el rellano. Debo reconocer que me sorprendió con la ropa que me recibió pero el morbo estaba servido, parecía una de esas amas de casa que a veces sueñas con follártela mientras el marido está trabajando.
    - Ha subido muy rápido. Entre.
    Ese trato de usted me disparó la imaginación. Era la forma perfecta para crear un ambiente propicio para un juego erótico con ama. Tenía que ser tremendo que aquella mujer te poseyese. El piso daba la sensación que fuese su vivienda habitual. Entré y la seguí directamente hasta el baño. Me decepcionó bastante: viejo y mal ordenado. Se giró y me dijo plantándose delante mío:
    - Necesito que me lo arregle todo.
    Hizo un gesto para abrir el agua de la ducha. Pensé que íbamos a ducharnos juntos. Dejé con cuidado la cartera en el suelo. Guauuu. La bata, al agacharse, se le había entreabierto y se insinuaban unos generosos pechos. Estaba ya muy cerca de ella y después de darle al agua casi sin quererlo chocamos y mi boca se abalanzó sobre la suya y mi lengua entró como un tifón en su boca y la abracé con fuerza y la apreté contra mi cuerpo. Intentó zafarse. Era evidente, estaba ante una mujer de carácter y que no toleraba ser poseída sino que ella era la quería poseerme, doblegarme bajo su dominio. Tal vez en algún momento su fuerza fue mayor de la esperada. Pero al minuto su lengua ya estaba dentro de mi boca y mis manos acariciaban aquellos hermosos pechos. Entonces le susurré al oído: no te preocupes que voy a repasar todas tus cañerías; y ella soltó una risotada. Nos saltamos los protocolos habituales de la ducha pero le aseguro que estaba deseando con vehemencia a esa mujer y ella rápidamente parecía haber entrado en una vorágine. Entre abrazos y magreos me llevó hasta la habitación donde llegué medio desnudo, pues me había sacado brutalmente la mitad de la ropa en el baño. Su habitación estaba totalmente desordenada, la cama sin hacer y la impresión era de que había pasado allí la noche. Incluso hubiese dicho que no había dormido sola tal como estaban las almohadas.
    A partir de aquí casi no hubo palabras entre nosotros. Caímos en la cama con ella encima mío, me estrujaba con una pasión que no había conocido nunca en una scort. Sus pocas palabras fueron para darme ordenes: “quieto”, “así”, “no te muevas”, “más fuerte”…… Con toda su fuerza cogió mi cabeza y la empujó hacía su sexo diciéndome: “repásame mi bajos, golfo”. El mar y una ligera acidez invadieron mi sentido del gusto. Se cambió de postura e introdujo todo mi miembro en su boca, haciéndolo entrar y salir de forma lenta . Me sorprendía esta delicadeza pero posiblemente no quería que me corriese. Su sexo fue de nuevo depositándose sobre mis labios. Otra vez aquel olor a algas, el sabor salado – eran el preludio de mi brora-, el tacto de su piel, aquellos glúteos perfectos que contemplaba con excitación y el sonido de su gemidos pasionales. Era una auténtica sinfonía para mis cinco sentidos. Su clítoris era elástico. Me acordé de aquella animada discusión del cunilingus y de Rauckland que se autodefinía como el maestro de estas artes y del post de Jazz sobre una alemana con un clítoris de 4 cm. Pero la verdad es que no hacía falta ni ser un maestro ni que creciese más aquel precioso clítoris: Carmen gozaba salvajemente. Al poco tiempo tenía delante de mis ojos su maravilloso culo. Como bien sabrá hay muchas formas de culo y cada cual tiene sus gustos al respecto, pero este era de los que son muy redondos tal como me gustan y sin exageración puedo decirle que es el mejor culo que se me ha plantado delante de la cara. Aquello era una locura, estaba irresistible, mi boca y mi lengua se iban acercando y ella iba contorneándose y ofreciendo el centro. Tenía unas ganas locas. Paré y le dije:
    - Cariño dame un preservativo.
    - ¿Para qué lo quieres? Espera a que me la pongas.
    - No, no dámelo por favor.
    - Pero ¿para qué?, si todavía no quiero que me folles.
    En ese momento tuve vergüenza y sólo se me ocurrió decirle mira es que es lo que le aconsejó la farmaceútica a mi amigo que iba el otro día un tanto bebido y al entrar en la farmacia atestada de gente gritó: Un preservativo, señora. La farmaceútica lo miró severamente y le contestó vigile esa lengua. Y mi amigo dijo, tiene razón, déme dos. Rápidamente, Carmen soltó unas estruendosas risotadas que me dejaron cohibido, los vecinos se debían estar enterando de todo. Sin ningún pudor abrió una mesilla de noche y empezó a decir “¿Donde coño tiene los condones mi marido?”. Reconozco que la situación era de un morbo total, pero me producía un desasosiego interior que no se puede explicar. Al fin me alcanzó un preservativo, lo rompí con los diente hasta conseguir una buena superficie de látex y me lo enfunde en la lengua y ya volvía a tener ante mí aquel increíble culo. Con suavidad separé ligeramente las nalgas y vi un esfínter anal rosado y terso. Una auténtica maravilla. Lentamente, fui besando las nalgas hasta llegar al esfínter. Mis labios se posaron delicadamente, ensalivé la lengua y a pequeños impulsos la fui introduciendo. Noté enseguida que Carmen había empezado a tener como pequeños espasmos. Todo mi cuello y barbilla estaban mojados de sus flujos. . La mujer se dejó ir con todo su peso sobre mí.
    Estaba empapado de sudor y flujos vaginales, exhausto y un poco confuso, pero no tuve ni un minuto de reposo. La volvía a tener encima mío y me estaba chupando el cuello como una vampiresa, empezamos de nuevo una lucha por ver quien era el que conseguía dominar y colocarse encima del otro. La mujer era más fuerte que yo, debo reconocerlo, es un pedazo de hembra. Así, lentamente, fue ella la que me fue poseyendo, con suavidad al principio pero poco a poco fue aumentando el ritmo. La cama traqueteaba, ella iba gimiendo cada vez más fuerte. Me pedía que no me corriese y que le pusiera el dedo en el culo. “Así…si..si..desembózame todas las cañerías” “Más, más”. “Ooohhhh”. Estaba cohibido, tenía miedo que esa amantis acabase devorándome después de follarme. Consiguió llegar dos veces antes de que yo lo hiciera.
    Después de esa auténtica batalla, que razón tenía Roald, necesitaba un descanso porque Carmen estaba empezando a jugar de nuevo con mi miembro. Me levanté y le dije que iba un momento al lavabo. Aturdido y algo mareado conseguí ponerme de pie. La habitación se había inundado de un penetrante olor a sexo y sudor. Tenía una sensación rara en el cuerpo con todo lo que había hecho. Mientras iba por el pasillo me gritó: “acuérdate de que no has acabado con mis cañerías” y soltó una sonora risotada. Primero quedé un tanto desconcertado pero enseguida entendí que quería un griego. No quiero defraudarle pero en esos momentos no servía para nada y sólo pensé en una retirada honrosa. Al llegar al lavabo comprobé que el agua del lavabo y de la ducha no tenían presión; el grifo se había quedado abierto y la bañera estaba embozada y medio llena de agua. Opté por no ducharme. Empecé a recoger la ropa y vestirme cuando me dí cuenta que el teléfono, que tenía en modo vibración, estaba emitiendo un ligero zumbido. Al descolgarlo colgaron pero vi que tenía tres llamadas perdidas todas desde un número oculto y un mensaje de texto que venía firmado por Roald: “Está mañana te he visto un poco nervioso. Supongo que habrás disfrutado. No te preocupes por el precio pero a cambió tendrás que arreglarle la fontanería del lavabo. El marido llega a las 13h. del trabajo”.
    Las secuencias siguientes son esperpénticas y vividas con una terrible angustia. Volvió a sonar el teléfono, oí a Carmen decirme algo, contesté con un susurro al teléfono, era un cliente y colgué. Me vestí lo más rápido que pude. Carmen hablaba desde la habitación. Contesté muy flojito ya vengo. Escuchaba si oía la puerta de la entrada. Me revisé la ropa, el móvil, la billetera, el reloj, las gafas. Todo en orden. Se oía una radio y pasos al fondo del piso. Alcancé el recibidor y cerré la puerta con suavidad. Bajé las escaleras con urgencia y sensación de embriaguez. Me esforzaba por pensar que había pasado y no era capaz de poner en orden las ideas que me venían. ¿Quién era Roald?, ¿Dónde me había metido? ¿Quién era aquella mujer? ¿Me esperaba a mí o un fontanero?.....
    Hoy hace 48 h que salí apresurado de aquella casa y estoy sumido en una profunda depresión. Es evidente que no le habrá pasado por alto que con las prisas me dejé lo que para mi es uno de los bienes más ansiados: la botella de Brora 3ª Release. He pensado mucho desde entonces. Aunque no creo que nuestro destino este escrito si debo reconocer que una serie de circunstancias, por puro azar, han favorecido este desenlace y me han llevado a la actual situación. En este cúmulo de desatinos, el caprichoso destino quiso que por un día la ropa y mi ajada cartera hiciesen que pudiese parecer un fontanero. ¡Qué suerte ha tenido el bandido de Dalro¡
    Vivo, continuamente, sobresaltado pensando que alguien va a venir a rendirme cuentas. Temo salir a la calle y encontrarme a Carmen de quien estoy seguro es una auténtica ninfómana y sólo así pudo consumarse el malentendido. ¿Qué debió pensar Carmen cuando abrió la cartera, que me dejé en el baño, y en lugar de material de fontanería encontró una botella de whisky? ¿Me habrá denunciado y me estará buscando la policía? He entrado decenas de veces en Forosx y no hay ni rastro de Roald, cuando para enviarme un mensaje privado tenía que haber estado registrado. Todas sus llamadas fueron desde un número oculto y no sé como localizarlo. Quien es Roald: ¿Un marido impotente que no puede saciar a su mujer que es Carmen?, ¿Un cliente o amigo mío que me ha hecho una mala pasada? ¿Un Hacker? Seguro que si, sino ¿quién podría haber entrado y enviado mensajes privados?. Por cierto, hace apenas unas horas, cuando he entrado con mi contraseña en forosx, he visto como ya no tengo ninguno de los mensajes privado que me había enviado Dalro. Se han destruido todas las pruebas. Es evidente que, quien sea, ha estado jugando conmigo; sin duda la referencia del libro de Roald Dahl lo inspiró para tenderme la trampa y rendirle un homenaje al autor y a su cuento “El gran cambiazo”. Debo reconocer que ha estado magistral. No sé si se ha dado cuenta pero Roald son las mismas letras en diferente orden que Dalro.
    La zozobra no me abandona y a veces caigo en un profundo abatimiento y congoja de lo que podría haber pasado si yo hubiese sido más fuerte que Carmen y ella realmente no hubiese querido follar conmigo y yo hubiese pensado que era un juego y la hubiese forzado y…… prefiero no continuar. Por suerte creo que Roald la conoce muy bien y sabía que no se podría resistir si un hombre la intentaba poseer. Lo peor de todo es que dentro de unas horas vendrán a mi casa los miembros de “locos por el malta”. El ridículo va ser espantoso y, tal como le comentaba al principio, mi reputación se verá seriamente cuestionada .
    Bueno, creo que ya le he explicado todo tal como sucedió, entenderá mi situación y comprenderá que solicite su ayuda. Me dirijo a usted que, como responsable de la Web, es el único que puede decirme quien es Roald y ayudarme a recuperar mi preciada botella de Brora 3ª Release. Por cierto, usted y yo no nos debemos haber visto nunca ni nos conocemos ¿verdad?
    En espera de su respuesta
    FIN

    Las referencias a los foreros y a las scorts se han realizado sin ningún ánimo de ofender a nadie y pido disculpas por adelantado si alguien se siente agraviado. Tampoco se ha querido desacreditar ningún comercio. Por último, recordar que se trata de un relato de ficción y por supuesto no pretende poner en duda la honestidad de forosx ni de su administrador.

  3. #13
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    Tiempos de amor sexo y guerra

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    Séase un pueblo cualesquiera de nuestra España de finales del siglo XIX, un mozo el cual su familia no tenia caudales suficientes para evitar la leva obligatoria y así no tener que partir a nuestros territorios de ultramar y una fiesta de las que se solían hacer a nuestros quintos para despedirlos, su nombre Vicente .
    El ya le tenia el ojo echado a una chica pelirroja llamada Isabel y esta no le hacia ascos, pero la rigidez de la época no les ayudaba en sus ansias de amarse y quizás esta podía ser su primera y tal vez su ultima.
    La fiesta y la despedida hasta no se sabe cuando de los mozos relajo la feroz vigilia de las madres y amas, cuando los demás estaban con su baile y jolgorio ellos salieron del pueblo por un caminito que conducía a un arroyo, allí junto a un hermoso pradillo entre unos juncos se tumbaron a contemplar la luna que con sus destellos se reflejaba en el agua de una poza que por allí había.
    El rostro de la chica reflejaba su nerviosismo, se soltó el pelo y sus cabellos largos, ensortijados y rojos caían sobre sus hermosos hombros, ella emanaba un olor a lavanda y a ropa limpia, del cual nunca se olvidaría Vicente, el le acaricio el rostro, los cabellos, los hombros y la beso en el cuello, ella noto un escalofrió eléctrico, cuando el le acerco sus boca a la suya ella tímidamente abrió sus labios inexpertos y noto la lengua caliente y húmeda de el acariciar la suya se enzarzaron en una batalla de besos, la mano de Vicente descendió lentamente acariciándole el cuerpo con suavidad, al llegar a sus pechos vírgenes noto como se le erizaban sus pezones, cuando descendió hasta su pubis empezó a jugar con su vello ensortijado, enseguida al bajar un poco mas noto su sexo caliente y ya húmedo.
    Ella le dijo soy virgen, no te preocupes si no quieres .......... dijo el.
    Si, si que quiero, lo deseo, estoy mojada nunca me había pasado y quien sabe si volverás ¡¡¡
    Cuando el se bajo los pantalones su pene estaba ya turgente, ella lo tomo con sus manos suavemente como si tuviera en las mismas algo sagrado y vedado, con miedo y curiosidad lo lamió en toda su longitud estremeciéndose ante su propia calentura, el mientras acariciaba con sus habiles dedos sus labios y clítoris, con un rápido movimiento Isabel noto como el le quito las bragas con infinita dulzura se dio la vuelta se puso encima y metió su cabeza entre sus piernas chasqueando con su lengua en alguna parte de su vulva de la que ella ignoraba le podía dar tanto placer, dios ¡¡ gritaba ella cuando le vino el casi instantáneo orgasmo y chupaba no ya con miedo y respeto el pene de el sino con pasión salvaje y lujuriosa, como si en ello le fuera la vida, métemela por favor ¡¡ gemía ella con un ronroneo de gata en celo.
    Vicente coloco con su mano derecha su pene inhiesto el la entrada de la vagina de su amada, mientras la abrazaba con la izquierda, empujo su pelvis lentamente pero con decisión guiándolo con su mano para que penetrara felizmente en su destino. Ella lanzo un gemido – te hago daño ¿¿ no, no sigue por favor susurró. El noto al empujar una rasgadura y su pene entro todo en la húmeda vagina de Isabel, la cual emitió un gemido mezcla de dolor y placer, ante lo cual Vicente aminoro su empuje, no, no pares ahora por favor ¡¡ gimió ella, ambos amantes empezaron a acoplarse con un rítmico movimiento de caderas besándose apasionadamente, los movimientos pasaron a ser desenfrenados bamboleos, al poco Isabel empezó a convulsionarse y al acercarse el climax del placer rodeo con sus hermosos y ya húmedos muslos a Vicente, tras varios espasmos de Isabel el acelero sus movimientos y al poco cuando ella volvía a nombrar al altísimo y notando que ella se corría le saco el pene de su chorreante coño, ella dispuesta a premiar ante esa ola de placer recibida por parte de su amado, le volvió a coger el pene se lo introdujo en su boca chupándoselo hasta que Vicente se derramo en su húmeda y caliente cueva dejando caer por la comisuras de sus bellos labios el semen de su amado que le cayo esparcido por los turgente pechos de ella.

    Ese día marco una nueva vida para ellos, al día siguiente un carruaje, un tren, un barco los separaría, pero el olor del cuerpo de Isabel lo llevaría Vicente consigo hasta que el destino, una bala o la malaria lo quisieran, eran años convulsos para el país en Cuba año 1898.

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