El Síndrome "Hubris"

Espléndido artículo que acabo de leer en no sé dónde (editado):


Una persona más o menos normal se mete en política y de repente alcanza el poder o un cargo importante. Internamente tiene un principio de duda sobre si realmente tiene capacidad para ello. Pero pronto surge la legión de incondicionales que le felicitan y reconocen su valía. Poco a poco, la primera duda sobre su capacidad se transforma y empieza a pensar que está ahí por méritos propios. Todo el mundo quiere saludarle, hablar con él, recibe halagos de belleza, inteligencia… y hasta liga".
Esta es sólo una primera fase. Pronto se da un paso más "en el que ya no se le dice lo que hace bien, sino que menos mal que estaba allí para solucionarlo y es entonces cuando se entra en la ideación megalomaniaca, cuyos síntomas son la infalibilidad y el creerse insustituible". Para el doctor Franco, es entonces cuando los políticos "comienzan a realizar planes estratégicos para 20 años como si ellos fueran a estar todo ese tiempo, a hacer obras faraónicas o a dar conferencias de un tema que desconocen".
Tras un tiempo en el poder llegan a "sospechar de todo el que le haga una mínima crítica y a, progresivamente, aislarse más de la sociedad"

Pero no queda aquí la cosa. Tras un tiempo en el poder, los afectados por el 'Hubris' padecen lo que psicopatológicamente se llama 'desarrollo paranoide'. "Todo el que se opone a él o a sus ideas son enemigos personales, que responden a envidias. Puede llegar incluso a la 'paranoia o trastorno delirante', que consiste en sospechar de todo el mundo que le haga una mínima crítica y a, progresivamente, aislarse más de la sociedad. Y, así, hasta el cese o pérdida de las elecciones, donde viene el batacazo y se desarrolla un cuadro depresivo ante una situación que no comprende", concluye Franco.

Palabra de griego

Este problema es antiguo, aunque ha evolucionado con el tiempo. Fueron los griegos los primeros que utilizaron la palabra 'Hubris' para definir al héroe que lograba la gloria y 'borracho' de éxito se empezaba a comportar como un Dios, capaz de cualquier cosa. Este sentimiento le llevaba a cometer un error tras otro. Como castigo al 'Hubris' está la 'Nemesis', que devuelve a la persona a la realidad a través de un fracaso.
Existen algunos factores que predisponen más a desarrollar este comportamiento. Para el psiquiatra Manuel Franco, el principal factor de riesgo es ser varón, ya que "los hombres son muy sensibles al halago y al reconocimiento y toleran mal la frustración", aunque también contribuye tener "una baja capacidad intelectiva".
Los varones son más propensos porque "son muy sensibles al halago y toleran mal la frustración"

El hecho de que este síndrome sea tan común en política se debe, según este experto, a que "en otros ámbitos es más frecuente que el que esté arriba sea el más capaz, pero en política no es así, porque los ascensos van más ligados a fidelidades. El poder no está en manos del más capaz, pero quien lo ostenta cree que sí y empieza a comportarse de forma narcisista".

Aparte de los síntomas evidentes, la neurociencia no ha encontrado aún las bases científicas que expliquen este síndrome. Además, como reconoce el doctor Franco, "es difícil tratarlo o evitarlo, sobre todo porque quien lo padece no tiene conciencia de ello

[summum]

Muy bueno Nietze,
poco que añadir salvo que mis casos de 'Hubris' son muy cortitos ya que los de la "Nemesis" les siguen como la noche al día, hasta me da la impresión de que son mas estos segundos (tomadlo con cuidado, me acaban de elogiar, igual ahora mismo estoy en Hubris y no me doy cuenta).
Con tanto amiguismo en la política no podía ser de otra forma pero incluso en las empresas no creo que realmente no sean abundantes estos casos, si les hacemos caso a los empleados pocos nos dirán que sus jefes son los más competentes.
Un saludo
por 'Hubris' y por 'Nemesis

[amadeus]

Este síndrome es muy habitual en todo el mundo y ha servido también para ganar montones de dinero. Recuerdo que a mediados del año pasado se publicó el libro "Imperial hubris" ("Arrogancia imperial"). El libro era obra de un agente en activo de la CIA y resultó ser un gran éxito de ventas. En la portada el autor era identificado tan sólo como anónimo. Posteriormente se supo que se trataba de Michael Scheuer, quien había encabezado el grupo especial encargado de hacer frente a Ossama bin Laden y quien se jubiló en noviembre pasado.
Ama10

[Simunet]

Además de en la política, otro ámbito donde es frecuente el Síndrome "Hubris" es entre los presidentes de los clubs de fútbol.

[amadeus]

Además de en la política, otro ámbito donde es frecuente el Síndrome "Hubris" es entre los presidentes de los clubs de fútbol.

Tienes toda la razón... porque serà...? Es fàcil acertar...?

Los síndromes Hubris y Nemesis se pueden descubrir por doquier. Por ejemplo, en cualquier empresa, el empleado que asciende un poquito acaba siendo el peor torturador de sus antiguos compañeros de trabajo porque empieza agradeciendo su ascenso pero luego acaba creyendo que éste fué debido a su evidente superioridad frente a sus colegas... hasta que el principio de Peter le vuelve a poner con los pies en el suelo.

No sabía que se llamasen así, siempre se aprende algo nuevo.

Gracias por esta interesante información, Nietze, por lo menos nos has traído aire fresco...

Ciao!

Pescanova

Usted siempre tan amable, mi Capitán. Además del contexto político concreto, me pareció interesante la reflexión general que contiene sobre los efectos del poder en los seres humanos, que, como se ha dicho, puede ser extrapolable a cualquier otro ámbito de la sociedad.

[cipoton]

He leído varias veces eso del Síndrome de Hubris. La verdad dudo que exista en realidad. Lo digo por experiencia propia.

Yo he sido el mejor empleado de mi empresa. Mis antiguos jefes supieron verlo y me subieron en tres años ocho veces la categoría y el sueldo. Con esos aumentos conseguí el status social que realmente me merecía por mis cualidades innatas. Pero la envidia de los ineptos que me rodeaban y la tremenda presión que ejercían sobre mis nuevos jefes consiguió crear una gran mentira. Empezaron a cuestionar mis grandes habilidades, a no querer entender mis ideas, a mentir insinuando que era un gran charlatán y un mal trabajador. Lo hicieron tanto y con tal ensañamiento que al final les creyeron.

Ahora, siendo de largo el mejor y el más capacitado, por culpa de la envidia, de la mala gente de mi empresa, y de la poca visión de mis nuevo jefes, me han destituído, me han bajado el sueldo a la mitad, he tenido que vender el deportivo que me compré hace seis meses y ceder el chalet en Marina D'or a cambio de la deuda pendiente de la Hipoteca. Más perderá la empresa que sin mi concurso en la toma de decisiones se le van a multiplicar los problemas.

¿Síndrome?, ¿que síndrome?, envidia y odio es lo que la gente vulgar siente por los superdotados como yo.

¡Así va nuestra sociedad!, gestionada por ineptos y con los grandes talentos hundidos por la envidia ajena.

[summum]

Muy bien Cipotón, vaya risa.......




PD: Ya veo que vuelves a ser el de antes, jefe; no sabia que te habián dado el alta despues de tu crisis nerviosa

El post de Cipotón me obliga a contar algo que no quería contar. Pocos en este foro, tan pocos que puede que sólo él y yo, saben que se da la circunstancia de que residimos en el mismo inmueble. El en las buhardillas del ático con la bella Cipotina, (pobre mártir, aunque, por los escándalos que se oyen, no creo que virgen), y yo en el Principal con mi también bella esposa (cotizada modelo internacional de lencería provocativa), mi chófer Dom, mis dos nuevos gatos, Segismundo III y Coplillas del Guadiana, y mi nueva perrita, Marilyn II.

Pero no siempre fue así. Hubo un tiempo, no hace mucho, en que era al revés: el ocupaba el Principal y yo las buhardillas. Esa fue la época en la que tuvimos la desafortunada idea de nombrarle Presidente de la Comunidad. Al principio todo iba bien. Llegó con ideas innovadoras, como acometer los necesarios arreglos en el ascensor y la fachada del inmueble. Pero pronto empezamos a notar ciertas inconsistencias. Para la fachada presentó un proyecto que preveía la instalación de columnas salomónicas con incrustaciones de lapislazulí en los balcones del principal , y para lo del ascensor nos informó de un viaje que habría de hacer a las instalaciones de la NASA en Cabo Cañaveral. Naturalmente, la Comunidad habría de correr con todos los gastos de dicho viaje, que incluía billete de avión de primera y parada intermedia en París durante dos semanas en hotel de 5 estrellas GL.

A mí todo eso me pareció muy raro, pero la viuda del Tercero Dcha, que todavía está de buen ver y con la cual él parecía hacer muy buenas migas, y la parejita de mileuristas del Segundo Izquierdo, que le reían todas las gracias, dieron su voto y su apoyo incondicional al proyecto.

Luego vino lo de la contratación de la nueva portera, cargo que, tras numerosas entrevistas celebradas en la suite de lujo de un hotel cercano (“para dar imagen”, justificó), él dio a una jovencita francesa de dudosa procedencia. A menudo tenía reuniones en privado con ella, ocasiones para las cuales debía ella vestir el nuevo uniforme diseñado por Cipotón, consistente en corsé y ligueros.

Pero lo que colmó el vaso fue su decisión de construirse una entrada particular a su piso directamente desde la calle, para lo cual inició los trámites de deshaucio de Eugenio, el dueño de la tienda de ultramarinos que tenemos junto al portal. Fue el momento en que yo aproveché para ganarme el apoyo de don Antonio, el Guardia Civil retirado (“a la fuerza”, según rumor alimentado por Cipotón) del Quinto Izqda y quitarle la presidencia.


Ahora, claro, yo soy el nuevo Presidente y todo va mejor. Me he trasladado al Principal, he nombrado a la portera vicepresidenta (no paramos de trabajar, despachamos en privado a diario) y salgo y entro a placer desde mi casa sin tener que mezclarme con la cochambre de los vecinos, algunos tan molestos como el tal Eugenio, que insiste en que le devuelva no sé qué. Los mileuristas no paran de decirme lo bien que lo hago y lo felices que son.

Lo único que me preocupa es ver que Cipotón parece demasiado amable con don Antonio.