Andar sin ellas por la calle tiene su punto, aunque nada comparable con deslizarlas suavemente en la intimidad de una habitación. Solo tienes que decirme lo que más te apetece
Andar sin ellas por la calle tiene su punto, aunque nada comparable con deslizarlas suavemente en la intimidad de una habitación. Solo tienes que decirme lo que más te apetece