Pues yo esta vez no estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo en lo referente a la publicidad y en que la sonrisa falsa se ha convertido en uno más de los gestos sociales existentes. Pero en mi opinión, la exposición de lo que es alegría, me parece un poco....excesivamente espiritua, pero no sólo eso, sino que no es una definición de alegría. Puede que para Remei sea así, y lo respeto, pero se le da una trascententalidad que creo está enfocada de una manera demasiado inocente.
Cita:
la alegría tiene que ver con una manera de estar en el mundo, es todo un sistema de valores que implican gratitud, humildad, asombro y curiosidad y tal vez algunos más, como afán por el conocimiento y empatía.
Gratitud, humildad, asombro, curiosidad, afan de conocimiento, empatía....no tienen nada que ver con la alegría. Se puede ser alegre, y no tener ninguna de estas cualidades. Perfectamente. Y tenerlas todas y tener un espíritu "muerto".
Cita:
La alegría, en cambio, supone un estado de conciencia en el que al asombro por la inmensidad de lo todavía por conocer se suma la gratitud de lo ya conocido y tomando como base la fragilidad del ser humano, se siente admiración de saberse existiendo. La alegría, además, tiene que ver con la empatía hacia el otro, nuestro semblante, y hacia todos los seres vivientes por participar del mismo ciclo vital y compartir el mismo mundo.
Respeto profundamente que la persona que lo ha escrito esté pasando por esta fase de la vida. Pero de eso, a que haya una asociación general y universal de la alegría con todo que esto cuenta, me parece curioso.
La alegría no es asombro. La empatía, es más, es todo lo contrario. La verdadera empatía no trae alegría. La verdadera empatía, te hace conocer al ser humano, y ello, no es algo que esté al alcance de los "alegres". Todas esas inquietudes por conocer, y "agradecer" la propia existencia....y la fragilidad del ser humano....todo ello no lleva a la alergía. Si realmente se ha sentido todo lo que ella dice, eso no lleva a la alegría (en mi opinión, claro), lleva al polo opuesto.
Cuando más conoces al ser humano, cuanto más conoces la vida, más inquietud tienes por tu propia existencia. Y eso se llama existencialismo. Y todos sabemos que los existencialistas no eran muy alegres que digamos. Todo lo contrario. La inquietud vital, debida al conocimiento y al aprendizaje, lleva a un estado incómodo, mientras que todas estas aseveraciones están emitidas desde un punto de vista bastante ingenuo.
Cita:
La alegría de Epicuro era la falta de necesidades, donde un trozo de queso era un festín; en cambio, la relación con los amigos y las personas amadas era el mundo en el que Epicuro quería vivir sin más que lo estrictamente necesario.
Si ha leído a Epicuro, no lo ha entendido. Renunciar a lo innecesario, sencillamente consistía en tener menos necesidades, y evitar así una espiral de descontento que conducía a la infelicidad. Muy parecido a la ideología Budista. Epicuro no habla de alegría (que yo sepa, no me he leído sus obras conmpletas), habla de un estado de relajación, en el que el hombre no tiene necesidades.
Cita:
Tal vez la alegría tenga que ver con la expansión de la conciencia, que es la que se produce por el conocimiento y la actitud permanente de querer conocer más allá de lo explícito, así como en profundizar en los diversos lenguajes y sus símbolos. En ello, cada puerta que se abre es una estancia que tiene otra puerta que puede, a su vez, abrirse. En los humanos, la necesidad de conocimiento es infinita y eso la alegría parece saberlo.
Él conocimiento no conduce a la alergía. Ya que se hbla de Epicuro, yo hablaré de Erasmo de Rotterdam, en Elogio de la Locura, quien tacha de locos a los Sabios, por ser infelices, y al ignorante de feliz. Y yo creo realmente que cuanto menos se sabe, más feliz se es. Yo personalmente prefiero ser infeliz en este sentido.
Nombro también a este autor, para definir la felicidad:
" Y os pregunto: si alguien comiera un pescado tan podrido que ni el olor pudiera soportar otra persona, y sin embargo e él le supiera a ambrosía, ¿Que le importaba para considerarse feliz? Por el contrario, si a alguno le diera naúseas el salmón, ¿De que le serviría su dicha? Pero engañarse, se dirá, es deplorable: más deplorable aún es no engañarse. Sin duda alguna yerran lo que estiman que la felicidad del hombre reside en las cosas mismas. Depende de la opinión que se tiene de ellas. En las cosas humanas hay tanta oscuridad y vaciedad, que nadie podría discernirlas. Más si alguien pudiera diferenciarlas, sería seguramente con prejuicio de la alegría de la vida."
En vez de complicar tanto las cosas, como asevera el razonamiento/navaja de Occam, la explicación más sencilla es seguramente la correcta. Y la alegría depende, sin más embrollo, cómo dice Erasmo, de la opinión que tenemos de lo que nos rodea. Nada más.