Qué lástima de tía...
El año pasado la llamé para hablar e informarme de que tal era y me produjo tan mala impresión (sosa de cojones) al teléfono que la desestimé al momento.
Es una pena, porque con esa altura y ese cuerpo tan harmónico se podría comer el mundo.
Què hi farem.

A por otra diávolo!