Haber sido la propietaria de una agencia de escorts no es nada malo. De hecho, serlo tampoco lo es. Cómo no lo es la existencia de las mismas agencias. Es una opción que, basada en al libre elección de quien se prostituye, está en el mercado. Y, el maltrecho sostenedor del mercado, esa cosa insignificante llamada cliente (si, el que llena el sobre), elige también, libremente que prefiere.

Conozco poca gente, de hecho, que sea contraria a ellas. Y menos todavía que lo haya sido y no lo cuente. Y quizás sean ya pocas las que lo han sido, no lo cuenten y, además, carguen tintas contra ellas. Y ya no sé siquiera si habrá algún humano que no lo cuente ni a sus amistades del alma, sofás, varios, mediante.

De hecho, es mucho más rentable, el comercio con los secretos y vidas de otros. Aunque todo tiene sus desventajas.

Yo del whois sé poco, Peraperet. Instrúyeme, anda. De éstas cosas de vuestro mundo supe un día que HAX era en jerga el perdedor del juego.

Luego decidí que no me gusta nada perder.