Barcelona
Hotel | |
Duración | 75 minutos |
Precio | 200€ |
Pecho | No lo sé |
Fumadora | No lo sé |
Besos | Besa con lengua |
Francés | No lo sé |
Griego | No lo sé |
No es la primera vez que estaba con Laia y cuando la volví a ver me llevé una pequeña sorpresa, ya que la encontré más guapa que la última vez. No sé porqué, pero es así, y eso que, en esencia, estaba igual, la única novedad que ví fue que llevaba el pelo más claro, más rubio, y no sé si un poco más largo. Tal vez fuera eso.
El modus operandi de Laia fue el mismo que la otra vez: me recibió vestida de calle, con sus hermosos pechos que se adivinaban debajo de una blusa blanca, para, después de la ducha por separado, salir del baño en sostenes, braguitas y zapatos de tacón, dirigirse a la cama donde me encontraba yo para empezar a desnudarse mientras nos besábamos y acariciábamos, y yo la ayudaba a quitarse la escasa ropa que llevaba puesta. A partir de ahí, buen francés natural, suave, jugoso, manteniendo un buen ritmo, para pasar a un sexo oral recíproco mediante un 69 muy placentero para los dos, creo. Laia tiene unos sexo muy bonito, arreglado, depiladito, muy sabroso, es muy agradable hacerle un cunilingus.
Después de disfrutar un rato más con el sexo oral que ella me brindó, me puso un preservativo y me cabalgó durante un ratito francamente memorable: tener a aquella mujer de horcajadas encima mío, desnuda, la melena rubia al viento, mientras le acariciaba sus hermosos pechos con unos pezones que reaccionan rápidamente a los estímulos, sus muslos y sus nalgas redondas y semibronceadas, fue algo tremendamente excitante. Un par de besos en los labios nos dimos justo antes de correrme.
Después de eso, Laia me obsequió con un masaje por la espalda y piernas, con aceite Johnsons. No es masajista profesional ni aficionada, pero le pone voluntad y ganas de que el cliente pase un rato agradable y salga satisfecho, y eso es importante. Después de una charla sobre temas absolutamente intrascendentes, Laia me propuso, con caricias y besos, primero y con palabras después, pegar un segundo tiro, pero ya le dije que no sería posible, porque yo a mi edad, en una hora u hora y pico, no soy capaz de disparar por segunda vez.
Seguimos hablando amigablemente, de esto y de aquello (Laia es muy habladora, locuaz, extrovertida, simpática, con ella no te aburres, hay que ser muy lerdo para no encontrar un tema de conversación con ella), nueva duchita y hasta otra. En total, algo más de una hora.