Ángela: una mujer difícil de olvidar

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Barcelona

Apartamento de la escort8
Duración120 minutos
Precio350
PechoNo lo sé
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin hasta el final
GriegoNo

 
Comenzamos el relato de la experiencia número veinte. Tras el anuncio de su vuelta a Barcelona, tenía en mente a Ángela, por sus buenas referencias en el foro y por ser una forera que participa con asiduidad. La fortuna me permitió poder localizarla por teléfono y quedar con ella a primeros de mes. Hasta última hora, había imaginado en vano que fuera el afortunado ganador de su concurso, pero la suerte le sonrió a Oliba.
 
Pero que no me tocara el premio no significa que fuera a la cita desencantado, ni mucho menos. Al contrario, tenía enormes ganas de conocer a Ángela y aumentaron más tras abrir las puertas y encontrarme ante tal monumento de mujer: alta, de larga melena, morena, y de ojos verdes penetrantes. Resumiendo, un cuerpo y rostro que se asemeja al de las velinas italianas, como me reconoció Ángela la habían definido con anterioridad. Me hubiera quedado contemplando su belleza sólo las dos horas de la cita, y me habría quedado con ganas de más...
 
Pero claro, la cosa no quedo sólo en contemplar a Ángela. Le encantan los besos, y estuvimos entretenidos largo rato con ellos, disfrutando mientras el clímax crecía. Aprovecho para quitarle su largo vestido rojo, quedando desnuda y mostrándome un cuerpo magnífico, bien curtido por el ejercicio, con pechos firmes y trasero bien duro. Nada que envidiar a otras escorts más jóvenes.
 
En la cama, la pasión sigue. Tras los besos, tumbo a Ángela boca arriba, y beso todo su cuerpo. Cualquier parte para ella es erógena, y disfruta: su cuello, sus pechos, su cintura, su sexo... Nada escapa a mi lengua. Pero cuando ella toma la iniciativa, tampoco hay quién la pare.
 
Ahora soy yo quién está boca arriba, y tengo a Ángela encima, que frota su sexo sobre mi miembro, jugueteando con él. Yo con mi dedo le acaricio y le masturbo el clítoris, que se humedece con asombrosa facilidad. Como colofón, me remata con su clase de francés, con el que aguanto lo máximo que puedo mientras ella se entretiene bien con mi miembro, bien con mis testículos, hasta que me rindo y, previo aviso, me corro en su boca.
 
Durante el descanso, y acurrucado al lado del cuerpo de ella, no paro de pensar en el acierto y suerte de haber podido encontrarnos. A la vez que acaricio su cuerpo, hablar con ella es muy ameno, y me demuestra un saber estar y una claridad de ideas impresionante. Pasamos así unos gratos momentos, antes de reiniciar la pasión...
 
Da tiempo para una segunda relación, que empiezo con yo encima de Ángela, para terminar corriéndonos ámbos mientras la penetro a cuatro patas. También habrá un momento para un tercero, con ella tumbada de lado en la cama y yo penetrándola desde atrás, donde no logro esta vez correrme, pero que igualmente he disfrutado mucho, y el cansancio tras el esfuerzo así lo corrobora. Entre medio, un masaje en la espalda que me da Ángela me permite relajarme y sentirme cuidado entre sus manos.
 
Tras el tercer asalto, descansamos abrazados en la cama y charlamos sin preocuparnos del tiempo. Tan despreocupados, que cuando Ángela me dice la hora que es, me sorprendo de lo tarde que se ha hecho. Como este momento tenía que llegar, muy a mi pesar me he de despedir de ella, con no pocos abrazos y besos cálidos, y deseando estar de nuevo con ella cuando vuelva por Barcelona.
 
Resumen y valoración: Tras mi experiencia, sólo corroborar lo dicho por anteriores foreros de Ángela. Personalmente, la definiría como una MUJER en mayúsculas: una mente centrada, un cuerpo de escándalo y una pasión en la cama excelente. Hasta el hombre más calmado caería en sus encantos. Otro recuerdo imborrable que se suma a mi mente, y van...
 
Saludos y hasta otra.