Estefanía… qué satisfacción cuando te dicen, “me has dejado muy relajada…”.

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Manhattan
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por Manhattan
Barcelona

Apartamento de la escort9
Duración65 minutos
Precio200
PechoNatural
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin
Griego

Debe ser por la edad, pero no puedo evitar sentir ese sentimiento de satisfacción cuando en una relación escort/cliente, sin conocernos de nada y en una hora escasa, se pueda crear la suficiente afinidad para que te digan cosas como las que hoy me ha dicho Estefanía, un turroncito salido del horno que con un tono de voz de muñeca me regaló arrumacos suficientes para que me sintiera orgullosísimo de haber contraído los méritos suficientes para oír tantos halagos hacia mi persona.

Valoración de la Cara: Es una pena no poder mostrar la foto que pillé a cara descubierta y que por un par de días la agencia subió en su anuncio aunque luego la sustituyó por las que ahora se exhiben. La misma, la tengo en mi archivo y que por respeto a ella no la voy a mostrar, pero he que decir que es una preciosidad. Guapísima. Cara redondita con facciones exóticas. Me recuerda a esos dibujos de muñecas preciosas…

Larga melena de cabello negro liso, sedoso y muy bien cuidado. Preciosos ojos negros, algo exóticos, de mirada penetrante. Nariz muy bonita y boca generosa, que se puede apreciar en sus fotos, con labios carnosos para besar y ser besados y que lo hace de maravilla en colaboración con una lengua muy juguetona.
 
Valoración del Cuerpo: Sus fotos ya hablan por sí solas. Bastante alta, por encima de los 165 cm, toda ella muy fibrada, con piel fina y bronceada. Figurón imponente de hermosos pechos naturales y alzados con pezones para degustar. Barriga en su sitio, lisa y tersa. Buena cintura y unas caderas que preceden a unos muslos imponentes muy bien contorneados a los que le siguen un resto de piernas espectaculares. Qué suerte poder gozar de ella…

Valoración del Carácter: Algo distante al principio (lo cuento) hasta que el buen cauce en la relación nos llevó a que afloraran todas las virtudes de esta encantadora señorita, mostrando una simpatía, una implicación y una lozanía que me hizo sentir muy a gusto. Dicharachera, amable y risueña a más no poder, un encanto. Salvo esos 10 minutos protocolarios, el resto pura maravilla.

Vestimenta: Impresionante vestido negro ajustado que marcaba el encanto de sus curvas pero sin exceso. Muy elegante. Zapatos de cintas con hebilla y tacón bastante alto que le daba un toque de pibón del 15. Qué suerte tenemos los que podemos saborear semejantes manjares…

Relato del encuentro:

Me puse en contacto con la agencia ese mismo día, lunes 27 de julio. Anteriormente ya lo había hecho y por lo que me informaron sabía que muy pronto solicitaría una cita con esta belleza.

Llegué puntual, llamé por teléfono para asegurar que todo estuviera a punto y con el ok recibido subí al piso correspondiente.

Olga, una de las señoritas encargada de estos menesteres, muy buena profesional, (la otra es Karina) me abrió la puerta, me acompañó a un recibidor frente a la habitación asignada y allí me hizo esperar para volver con la señorita que se iba a convertir en mi amante durante la próxima hora.

Pero, curiosamente en el momento de alucinar con su belleza, también detecté un cierto desencanto por su parte. No es que pusiera mala cara pero uno, gato viejo, sabe percibir cuando ese cacareado feeling está o no presente y noté que por su parte éste estaba ausente.

Supe al momento que tendría que echar mano de mis recursos innatos para reconducir la situación y para eso nada mejor que dejar que la cosa fluya por si sola.

Protocolamos a nivel administrativo, pasé por la ducha y de regreso a la habitación esperé un buen rato a aproximarme a ella. Concretamente hasta que después de una buena charla distendida y sin pretensiones noté que el ambiente era menos tenso y que adquiría tintes de que la cosa empezaba a ponerse bien.  

Llegó el momento de “entrar a matar” y la respuesta por su parte fue muy positiva, tanto que con los primeros metemanos, suavecitos y sin estridencias el amigo se puso muy en forma, cosa que por lo que vi, llamó, imagino por su tamaño, poderosamente la atención de la que empezaba, ahora sí, a ser mi amante temporal.

Algo comentó al respecto del amigo entre extrañada y admirada y me invitó a que me tumbara boca abajo sobre la cama y me ofreció un masaje que obviamente acepté encantado.

Sus poderosos y tersos pechos se encargaron una vez untados en aceite de hacer las delicias de este masaje más de tetas que de manos y sus roces sobre mi espalda y glúteos contribuyeron a que el amigo siguiera su particular puesta a punto sin bajar un ápice de su pedestal.

Mi pidió que me diera la vuelta y colocada entre mis piernas a la altura del amigo ahora más empinado que nunca empezó cual gatito juguetón a darle ligeros lametitos que se tornaron en sensuales engullidas poniéndome la piel de gallina.

Agradecido por la Marseillaise practicada le dije que ahora era mi turno, así que se puso en posición, aunque no la veía muy por la labor… no mostraba demasiado entusiasmo e incluso me dijo que no usara los dedos… pero las cosas pueden cambiar  y mucho dependiendo cómo dedica uno el tiempo y manera de hacer estos menesteres.

Ya he dicho en más de una ocasión que disfruto  tanto o más  practicando el cunillingus que incluso la propia follada. Me gusta y busco con mi lengua la respuesta de su cuerpo ya sea por movimientos, por la manera de respirar o por los jadeos si los hubiera. Y con ellos, además de los efluvios que suelen acompañar normalmente tan entrañable quehacer, es cuando decido seguir un camino u otro…y hasta la fecha, salvo honradas excepciones, que también las ha habido, el éxito ha sido casi absoluto.

Y así, a pesar del aparente mínimo entusiasmo que mostró cuando la invité a ponerse cómoda, todo fue cambiando conforme seguía mi cabeza entre sus muslos y mi lengua en su sexo… y de esta manera llegamos a un final explosivo con excitantes jadeos, risas, requiebros y muestras de satisfacción absoluta por haberla llevado allí dónde había llegado.

Fácil es de imaginar que llegado a este punto todo se iluminó y los requiebros y la implicación subieron a su más alto nivel con lo que enfundamos al amigo y disfruté con la penetración a este cuerpazo y además ahora, haciéndolo con una señorita que sentía próxima a mí, con lo que el goce del sexo a partir de ese momento hasta alcanzar mi corrida fue una auténtica relación de “amantes”…

Toda la sesión fue de auténtico lujo y me quedo con la sensualísima morreada que nos dimos en posición misionero mientras el amigo descargaba en su interior gozando del roce total de ese cuerpo hecho para pecar.

Ya quedaba poco tiempo y aproveché para hablar, preguntar y confirmar que en realidad mis presentimientos al inicio de la relación eran ciertos pues me dijo que no le acababan de agradar los señores de determinada edad y que yo estaba en esa franja. Al parecer, según me dijo, por malas experiencias con ellos.

No obstante apostó por seguir, y que ahora podía decir que se sentía muy satisfecha de haberlo hecho y que me consideraba un hombre elegante, con mucha clase y sobretodo con una experiencia y un saber tratar a las señoritas que nunca antes hubiera pensado de alguien de mi edad. Que su puerta quedaba abierta para que volviera cuando quisiera y que me recibiría encantada y con mucho placer.

Le dije que contara con ello, porque es obvio que pienso repetir.

Qué suerte la mía…