Inés… cuando el pensamiento quiere y el cuerpo no puede…

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por Manhattan
Barcelona

Apartamento por horas9
Duración60 minutos
Precio250
PechoNatural
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin hasta el final
GriegoNo lo sé

Inés… cuando el pensamiento quiere y el cuerpo no puede…

Hoy no era el día, pero uno a veces se cree que los veinte, treinta, cuarenta o incluso los cincuenta años están ahí a la vuelta de la esquina y en realidad uno lleva a cuesta algunos más, exactamente 65 añitos de nada sobre sus espaldas y cuando eso pasa el “Gran Exodo”, que así me definió esta preciosidad de cara bellísima y cuerpo para levantar a un muerto, como inicio de la respuesta a un correo que le escribí para organizar este encuentro…

Pero hoy, el “Gran Éxodo” fue un éxodo menor o casi inexistente, ya que hoy las cosas no funcionaron como suelen funcionar, y solo y gracias al buen hacer de una extraordinaria princesa, pude al final lograr parte de mi objetivo y salvar así mi honrilla varonil corriéndome como un adolescente después de que mi amigo, hoy más ENEMIGO que nunca, me dejara tirado sin hacer su acostumbrado acto de presencia hasta muy avanzada la hora y aunque tampoco a su máximo nivel sí fue suficiente como para llevarme a echar (con perdón) un buen polvo en un final en misionero al que pude “acceder” después de mucho “trabajo”. Lo cuento.

Valoración de la cara: Guapísima. Larga melena de color castaño oscuro de pelo sedoso y bien cuidado. Ojazos preciosos de color miel, con mirada de niña traviesa. Nariz muy bonita algo respingona y una boca con labios generosos con los que besa apasionadamente usando para ello una lengua afilada y juguetona.

Valoración de cuerpo: Cuerpazo de modelo con algo más de 175 cm en una estructura en su justa medida a la que no le falta ni le sobra de nada. Pechazos naturales, alzados y muy bien puestos con pezones rosaditos al dente. Cintura de avispa, vientre liso y caderas y culo para “morir” por ellos. Sexo depilado, ojo cerrado y como remate unas largas y proporcionadas piernas que la convierten en pibón del 15.

Valoración de carácter: Implicadísima a más no poder. Marchosa pero con mucha clase. Simpática, dicharachera y extrovertida. A pesar de mi inesperada situación estuve muy a gusto a su lado.

Vestimenta: Vestido negro de falda algo acampanada y algo corta, luciendo esas piernas interminables en un tipazo para que más de uno se dejara el cuello al girarse a contemplarla. Tacones de 10 cm y así sumados a sus 175 pues tuve que mirarla desde abajo a pesar de mi altura (180). Mujer de bandera, con un conjunto de ropa interior en color fucsia que estaba para comérsela y que aún hace más difícil mi extraña situación.

Besos/morreos? Con lengua y apasionados. Como una novia
Francés/garganta profunda? Sí y sin. Salivados con repaso de webes. Lamentablemente no pude comprobar si hacía garganta profunda porque hoy el amigo estaba en huelga.
Cunnilingus? Por supuesto. A tutti plein. Fue lo mejor sin duda de esta relación tan descafeinada por culpa de un mal funcionamiento de mi cuerpo e imagino de mi mente. Nada que reprocharle a ella. Al contrario.
Cowgirl? No hubo, porque no se pudo. A4? No hubo. Y eso que era su pose favorita, pero…
Misionero? Sí. Al fin, algo positivo además del comentado cunillingus. Me corrí con ello y por lo menos medio salvé la cita.
Corrida en boca? Sí, pero no hubo.

Relato del encuentro:

Y al fin llegó ese día, un día que tenía ganas de que llegara para poder citarme con esta impresionante señorita a la que seguía desde hacía bastante tiempo…

Y así lo hice y después de enviarle un correo recibí su pronta respuesta para concretar en vernos ese mismo día, 22 de septiembre en los apartamentos Suites. Aunque después de lo ocurrido, haberme citado 24 horas más tarde quizás hubiera sido lo más oportuno.

Y al final pasó lo que pasó, que a uno a veces se le olvida de que los excesos, si además se tienen LXV años, suelen pasar factura, e imagino que algo de eso hubo, además de algún que otro pensamiento por trabajo y familiar que se cruzó de por medio.

Y es que tengo que confesar que en el último mes y medio, es decir, exactamente desde el día 1 de agosto un servidor ha tenido la osadía de meterse en vereda con una serie de señoritas incluida la propia, en ese caso señora, y tener sexo con corridas incluidas en 28 ocasiones justo antes de la presente. Y que el cielo caiga sobre mi cabeza si estoy mintiendo. Lo que representa una media de 1 polvo cada 1,89 días y que insisto, a esa edad no debe o no debería ser, según mi criterio, lo habitual.

Y claro, uno coge la inercia y como la cosa va funcionando pues va tirando, hasta que llegado el caso, y éste ha tenido que pasar justamente hoy, el día que decido conocer a tan extraordinaria belleza, y por una serie de razones, incluidas obviamente el hecho de que 24 horas antes ya había tenido otra relación con una de mis asiduas, pues pasó eso, que hoy tocaba descanso y no lo hice.

Y hoy mi amigo, ese que siempre me deja en tan buen lugar, me dejó semi tirado y en huelga, lo que provocó el pánico en mí, y solo gracias a que compartía cama con una mujer de bandera, no solo por su físico, sino por su implicación y sex-appeal pude acabar, metido entre sus largas y esculturales piernas, alcanzando una sensualísima corrida.

Por supuesto que nada me hizo pensar que el sindicato de polveros en paro, me estuviera reservando tan antipática situación y nuestra relación comenzó como tantas otras con unos buenos morreos, unos metemanos y un disfrute de placer por saber a lo que me iba o ya había empezado a merendarme, y menos mal, que al menos, esa lengua juguetona hizo su “trabajo” con resultados excelentes corroborados con satisfacción por la señorita que los recibió, felicitándome por ello.

Fueron los mejores momentos de esta extraña tarde. Poder saborear los efluvios de tal preciosidad, además de oír sus jadeos y notar sus leves y acompasados movimientos de ese pubis tan bien formado mientras recibía con suavidad las caricias de mi lengua y yemas de mis dedos sometiendo a toda la zona al placer necesario para alcanzar, para gozo de ambos, el final esperado.

Pero a partir de ahí al amigo le dio una especie de lipotimia y se declaró en esa huelga absurda que aún ahora al recordarlo me entra tal mala leche que lo castigaría sin patio por una buena temporada…

Y así, ante la paciencia de mi extraordinaria partner que hizo todo lo imposible y aún más para que el “nene” despertara de su letargo, al final consiguió un atisbo de esperanza y poco a poco tras unas engullidas magistrales, unos masajitos en webes y zonas colindantes, y yo, intentando desbloquear mi mente ante el desastre que se avecinaba, pudimos lograr un ligero despertar que sirvió para enfundar al amigo en posición alzada aunque algo pendulona pero ascendente, suficiente para meterlo en esa vagina aún mojadita por el cuni y las consecuencias habidas y una vez dentro, todo empezó a cambiar.

Iniciamos un metesaca suavecito para ir subiendo el ritmo cada vez más seguido y cada vez más intenso, y al fin, conseguimos que ella notara en su interior que cuando el amigo se pone serio se hace de notar.

Y ya sin parar, no fuera que le diera por relajarse otra vez, seguimos hasta que con sus caricias por mi espalda y unos morreos que me pusieron cardíaco, conseguí con gran placer la esperada y deseada corrida en el interior de tal escultural belleza, receptiva y cariñosa, para mi gozo y el suyo, aunque en este caso más moral, que de placer…

Luego el relax, los comentarios típicos aunque en este caso muy serios de que esto no es normal en mí, y por su parte la firme convicción de que esas cosas pasan y que no debía preocuparme por ello, ya que al fin y al cabo yo había logrado mi objetivo… y a ella también la había llevado a donde nos propusimos al inicio de la sesión con un apetitoso y sabroso cunillingus.

Y no le faltaba razón pero mi objetivo era haber disfrutado de una buena penetración en cowgirl, en a4 que en este caso no se dieron y haber acabado después tal y como lo hice.

Así que satisfecho, sí, pero… podía haber sido mejor, aunque el hecho de haber saboreado a tan exquisita dama y al final haberme corrido entre sus preciosas piernas no debería quejarme… así que para acabar voy a escribir lo de siempre…

Qué suerte la mía!

P.D. Por supuesto y para que quede muy claro, nada que objetar a la belleza e implicación de Inés que en todo momento mostró una profesionalidad exquisita y una dedicación con la que gracias a ello pude al menos acabar dignamente una tan anómala cita atribuible única y exclusivamente a razones mías, tanto físicas como mentales…

Inés, aprovecho para pedirte disculpas por ello porque entiendo que a una profesional tan guapa, pibón e implicada como tú, pueda extrañar que a alguien le pase lo que a mí.

Te debo una y espero poder citarme de nuevo contigo para que conozcas al verdadero Éxodo. El de esta cita no era él…

Muchos besos cariño.