Nadia… el placer de saborear a un pibonazo…

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1 11/2015
Manhattan
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por Manhattan
Barcelona

Apartamento por horas8
Duración60 minutos
Precio200
PechoTuneado
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin
GriegoNo lo sé

Nadia… el placer de saborear a un pibonazo…

Después de casi tres meses de estar prácticamente ausente de los foros, y consecuentemente de no haber escrito más que un par o tres de experiencias, vuelvo de nuevo para explicar la que ha sido mi reciente cita con un pibón de alto nivel. Nadia. Una exuberante señorita que me llevó al éxtasis después de un excitante encuentro con muy buen sexo. Lo cuento...

Valoración de la Cara: Muy guapa. De ligeros rasgos latinos. Ojos marrones, preciosos y centelleantes. Media melena de cabello color castaño medio, sedoso y bien cuidado. Nariz mas bien pequeña y una boca de labios generosos con los que besa sin rubor acompañando a los mismos por una lengua descarada y juguetona.

Valoración del Cuerpo: Cuerpazo exuberante con atributos de lujo. Pechazos abundantes, pero sin exceso, acorde a su figura con pezones más bien pequeños rodeados de una aureola muy sugerente. Cintura y caderas con forma de guitarra y un culo para hacer “maldades” con él al que le siguen unas moldeadas piernas que redundan en un figurón muy apetecible y sabroso.

Valoración del Carácter: Sabiendo dónde está y a lo que va. Simpática, amable e implicada. Trío de cualidades para hacer que la relación sea fructífera y excitante, tal y cómo así fue. Le gusta dialogar cuando se tercia. Me he sentido muy a gusto con ella.

Vestimenta: De calle, con pantalones casuales color oscuro, blusa de color rosado y mocasines blancos. Y ropa interior de conjunto de braguitas y sujetadores que me pusieron muy a gusto cuando los vi…

Relato del encuentro

Nadia es de esas señoritas que cuando ves las fotos de su anuncio piensas ipso facto que muy pronto tendrás el privilegio de retozar con ella.

Y eso es lo que intenté tan pronto vi su anuncio... Llamar para concretar cita inmediata.

Pero no pudo ser... Un accidente algo absurdo la tuvo una temporada de baja laboral forzosa y después de casi dos meses de mi primera llamada pude conseguir, al fin, el pasado jueves 5 de noviembre, mi ansiada cita.

Concretamos con la agencia que el encuentro sería en Apartamentos Suites de Rambla Catalunya y a las 19 h llegué puntual para reunirme con la que iba a ser mi amante ocasional hasta las 20 h.

Dicen que cuando algo te cuesta le das más valor cuando lo consigues y algo de eso hubo ya que cuando la tuve frente a mí me dio el subidón al pensar que tal belleza sería “devorada” por alguien deseoso de hacerlo después de tanto tiempo ir tras ella sin conseguirlo.

Hubo muy buen rollo de entrada y eso siempre facilita el encuentro. En principio nos sentamos y me explicó los detalles de ese, en apariencia leve accidente, que provocó una lesión en una de sus piernas que la tuvo apartada del trabajo durante algo más de tres meses.

Y no sólo del trabajo, ya que tampoco pudo acudir al gimnasio que suele ir a diario y eso le aportó algún que otro quilito de más que mostraba su cuerpo, comparativamente con las fotos, pero que a mí poco me importó ya que seguía siendo un pibonazo muy apetecible, y que la vuelta al gimnasio y recuperar su vida normal la llevarán muy pronto a su peso ideal.

Después despojamos nuestras ropas y conforme su cuerpo mostraba sus atributos un deseoso amigo comenzaba su peregrinación hacia su particular forma para mantenerla casi a largo de toda la sesión.

Nos duchamos y al salir de la misma juntamos nuestros cuerpos y nuestros labios con una sensual morreada que fue el pistoletazo de salida a lo que venía a continuación.

Sobre la cama nos enzarzamos en un cruce de besos y metemano por ambas partes que acabó como no podía ser otra con mi práctica favorita pre-coital que no es otra que deleitarme entre sus piernas y saborear los efluvios de su sexo que me llevaron a una excitación extra al saber que tal dedicación iba camino de alcanzar el objetivo deseado.

Objetivo que no es otro que intentar que mi “trabajo”obtenga el “premio” perseguido y al parecer éste se hizo patente cuando sus jadeos y sus movimientos compulsivos y tensos mostraron que el objetivo se había cumplido.

Suspiros, risas y arrumacos siguieron a continuación y como suele ser después de ello, era yo quien se colocaba en posición para que una relajada señorita dedicara todo su saber hacer para poner al amigo más burro de lo que ya estaba.

Y así, durante unos intensos y excitantes minutos en los que el amigo estuvo más dentro que fuera de su golosa boca, estuve pensando en si dejarme ir o continuar.

Curiosamente esta indecisión provocó un relajamiento extraño y por unos momentos el amigo se tomó un ligero relax remitiendo su tamaño y provocar en mí el “pánico” de una supuesta huelga momentánea que por suerte solo fue un lapsus pasajero (demasiadas cosas en la cabeza que cuando uno está en faena debe dejar al margen) y que gracias al buen hacer de Nadia muy pronto volvieron las formas y tamaños y tras una breve intro en cowgirl me entraron las ganas de “irme” ya, por miedo a otro posible “lapsus”…

Por lo que sin dudar, pasamos a mi pose preferida en misionero y me introduje en su interior muy dispuesto, receptivo y mojadito después de que mi lengua volviera a repasar su exquisito sexo y con todo a punto comenzamos con un largo y excitante metesaca.

Fueron bastantes minutos los que pude gozar así de su cuerpo, de su entrega, de los jadeos y de los morreos con lengua que una y otra vez nos cruzamos mientras la llegada de mi corrida iba in crescendo, muy poquito a poco, con lo que el placer era directamente proporcional a esa lenta excitación.

Es decir, que a más tiempo en faena, más placer alcanzado y así fue y así lo viví con una apoteósica corrida cuando ésta se precipitó en el interior del preservativo mientras el roce del amigo dentro de tan exuberante señorita provocaba en mí el éxtasis ante la visión de ver al amigo desplazarse entre los muslos de sus poderosas piernas, abiertas para ello y para que disfrutara tal y como lo hice.

Aún quedaban algunos minutos, pocos pero suficientes para comentar lo rápido que había transcurrido el tiempo. Señal inequívoca que la relación había sido muy provechosa y placentera.

Que suerte la mía…