Paulita… el polvo del morbo… qué placer!
Total | Fecha | Ciudad | Belleza | Servicio | Media | Usuario | |
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2 | 07/2015 | Barcelona |
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Manhattan |
2.402 veces |
VER COMPLETA | 08/2015 | Barcelona |
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Manhattan |
2.477 veces |
Apartamento por horas | 9 |
Duración | 65 minutos |
Precio | 300€ |
Pecho | Natural |
Fumadora | No |
Besos | Besa con lengua |
Francés | Sin |
Griego | No |
Trescientos euros una hora…! No es mi estilo invertir este importe por una hora de sexo. Pero hoy lo he hecho y si alguien me pregunta… ha valido la pena? Le diría rotundamente que sí! Y por qué, pues porque esta cita tiene morbo… Lo cuento.
Mi despacho se halla ubicado en un edificio de oficinas y obviamente por él se mueven gran número de trabajadores de diferente índole y profesión.
Cuando uno se monta en el ascensor, especialmente en horas de entrada y salida, suele compartirlo con otras personas que con cara más o menos alegre, dependiendo de si entran o salen, se dirigen a sus respectivos despachos y/o a la calle.
Hace un par de años, en una de esas paradas entre pisos, apareció una belleza de algo más de 18 años de cara guapísima y de cuerpo más bien pequeño pero de formas muy bien definidas y con unos pechos abundantes que se dejaban entrever camuflados entre una vestimenta muy casual y de muy buen gusto.
Su presencia en el edificio generó una cierta alteración entre la clase varonil que se notaba cuando coincidías con ella y con algún que otro varón y observabas su mirada simulada pero babeante hacia ella.
En el día a día, un servidor tiene la sana y bendita costumbre de bajar al bar anexo al edificio y tomar un desayuno para mantener el ánimo hasta la hora del almuerzo.
Casualmente la susodicha belleza también se apuntó a esta sana costumbre y allí en ese bar un buen día iniciamos la típica conversación intrascendente sobre el tiempo y esas cosas.
Y a pesar de la abismal diferencia de edad, iniciamos una especie de relación a modo de complemento que convirtieron mis desayunos en mucho más agradables y aunque no a diario, durante tres meses compartimos mesa y alguna que otra charla mientras consumíamos nuestros mini bocadillos y el correspondiente café.
Qué decir que cada vez que la niña entraba o salía del bar, los camareros y los varones allí presentes no podían evitar esa mirada de cordero degollado que ponemos los machos cabríos cuando vemos a tan lindas señoritas y que más de uno, yo el primero, le hubiera hincado el diente sin dudarlo un instante.
Pero un buen día, a vuelta de vacaciones, mi gratificante acompañante de desayunos desapareció y nunca más se supo. Pregunté en recepción y a los camareros del bar y nadie supo decir qué se había hecho de ella.
Así que sin saber nada más que su nombre no volví a verla hasta que por aquellas casualidades esta mañana de 2 de julio, me la he encontrado por la calle. La he saludado, me ha reconocido al instante y me ha dado un par de besos muy efusivos.
Hemos empezado a charlar y viendo que al parecer no tenía prisa y que casualmente yo tampoco, le pregunté si le apetecería tomar algo y tras una mueca de duda aceptó sonriente la invitación.
Entramos en un bar cercano a Rambla Catalunya, ya que allí nos encontramos y hemos tomado unos refrescos… concretamente unos gin tonic’s que nos han sentado de maravilla, al menos a mí, y hablamos, y hablamos…
Y no sé ni cómo ni porqué hemos abordado un tema del que poco pensaba que pudiéramos tocar y así nos hemos encontrado los dos hablando de lumis y de la cantidad de señoritas guapas y jóvenes que se dedicaban a ello y lógicamente, en mi caso, putero empedernido, le di mi parecer totalmente favorable.
No sé qué pensó de mí y de mi opinión sobre ello, pero aún sin saber si yo era o no putero, se destapó y me dijo que a ella no le importaría hacérselo conmigo, porque entre otras cosas me conocía, sabía de mi simpatía e incluso intuía que sería un buen elemento para compartir sexo…
Me quedé de piedra, y no salía de mi asombro ante tales comentarios y por supuesto, al momento entendí que aunque algo hubiera de cierto en sus comentarios, lo que era claro es que me hallaba ante una escort que me proponía una cita.
Me lo confirmó al preguntárselo y al decirme que sí, se me puso el amigo a “punto” con solo pensar que tenía la posibilidad de hacer lo que tantos y tantos días se me había pasado por la cabeza en nuestros desayunos compartidos.
Me dijo cuál era su nombre artístico y a través del móvil me mostró la página en la que se anuncia. La emoción iba in crescendo pero me cortó un poco cuando me dijo cuál era su tarifa…
Por supuesto que a punto estuve de decir que no, pero era tal mi excitación que pensé que un polvo con ella bien valdría dejar una de las citas que suelo tener al cabo del mes y dedicar el coste de esas supuestas dos señoritas a cambio de poder saborear y comer tan delicioso y deseado manjar… aunque fuera solo uno.
No llegué a pensarlo ni una sola vez más. Acordamos, pasé por un cajero y por una farmacia y en menos de una hora entrábamos en Suites donde antes había llamado para reservar habitación.
Valoración de cara: Guapísima y con mucha personalidad. Larga melena castaño oscuro de cabello cuidado y sedoso. Preciosos ojos color verde claro, muy vivos y expresivos. Pequeña nariz y boca más bien grande con dientes blancos y perfectos, labios muy sensuales con los que besa de maravilla incluyendo una lengua muy juguetona.
Valoración de cuerpo: En su justa medida no le falta ni le sobra de nada. 160 cm de un cuerpo hecho para saborear. Piel blanca muy bien cuidada con textura de bebé… finísima. Pechos preciosos, abundantes, naturales y alzados con pezones muy rosados. Cintura de avispa con vientre completamente liso, con caderas perfectas y piernas proporcionadas y como remate un culito respingón y de mordisco. Un placer haber podido saborear a semejante bombonazo.
Valoración de carácter: Simpátiquísima y cercana. Extremadamente educada y con clase. Habladora y de fácil conversación. y obviamente muy implicada. Me he sentido como pez en el agua.
Vestimenta: Con ropa de calle muy adecuada y de buen gusto.
Relato del encuentro:
Pues poco más puedo añadir a la introducción hecha salvo lo que cualquiera puede imaginar de cómo me sentí ante la posibilidad de estar con una señorita con la que después de muchas veces haber pensado cómo sería poder tenerla en una sesión de sexo, te das cuenta que este “sueño” se va a hacer realidad, y que se va a cumplir así una fantasía impensable un par de años atrás.
La verdad es que no me acababa de creer que estuviera frente a mí, y menos cuando sus ropas han empezado a desvelar lo que escondían tras ellas y me han mostrado la plenitud de su cuerpo que ahora iba a ser mío. Qué sensación tan maravillosa.
Qué voy a decir del escalofrío que he sentido cuando nuestros labios sellaron el morreo con el que tantos días había soñado. Además nos lo dimos como si ambos lo estuviéramos esperando y deseando… indescriptible…
Algo similar pasó cuando he tenido el infinito placer de saborear su sexo, suave, mojadito y de un sabor que a mí me pareció celestial… la quinta esencia…
En fin, ya no voy a seguir porque mis comentarios no serían capaces de describir las emociones vividas en tan excitante encuentro.
Por supuesto ha habido de todo, morreos, cunnillingus, 69, beso negro a ella, cowgirl, a4 y misionero, y al percatarme que el acoplamiento en cow parecía más de su agrado decidí volver al mismo y acabar así con una corrida de las mejores que recuerdo.
Ahora ya puedo asegurar que, al menos por esta vez, los 300 invertidos han valido y muy mucho la pena. No sé si Paulita lo vale o no pero cada uno tiene su caché y cada uno es libre de hacer lo que quiera y de valorarse en lo que crea conveniente y jamás discutiré por ello. Si me gusta y puedo hacerlo lo hago y sino adiós muy buenas.
Por supuesto que por bastante menos he saboreado a otras bellezas tan guapas y/o tan buenas como ella, pero lo que sí puedo decir es que si volviera a darse esta situación haría exactamente lo mismo y volvería a pagar por ello, porque lo vivido esta mañana ha sido como un sueño hecho realidad y un sueño, vale eso y posiblemente mucho más…
Así que, lo he podido hacer y solo me resta decir…
Qué suerte la mía.