Tímida y cañera

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1 10/2016
Fokker
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por Fokker
Tarragona

Apartamento de la escort8
Duración30 minutos
Precio60
PechoNatural
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin
GriegoNo

Brenda es una chica vanezolana, de 25 años, recién llegada al piso de Països Catalans de Reus (el mismo donde atiende Mónica). Se trata de unca chica de trato amable, simpática y con un cuerpo muy bien proporcionado. De cara es normalita, tiene las facciones propias de una chica latina. Las fotos me generan ciertas dudas, las que sale en la cama diría que son reales. En la que sale en un sofa negro, o no es actual o bien es falsa, ya que la chica tiene sus curvitas, aunque no está gorda para nada.
Referente al servicio y tras la limpieza correspondiente, empezamos con besos preliminares (con lengua y profundos) y me practicó un francés natural un tanto interrumpido. Me explico, iba chupando y meneando de manera alternativa, con lo cual no se puede considerar un francés seguido y fluido. A pesar de esto, hizo un amago de garganta profunda que em cautivó.
Otro aspecto chocante es que, cuando trataba de acercarme a su entrepierna para juguetear con la lengua, se mostraba reacia. Su argumento era que le daba vergüenza. Podría ser cierto, ya que al principio, al desnudarnos y pasar al baño, la chica se mostraba nerviosa y tímida, además así lo dijo directamente. Aunque cuesta de creer que una chica de 25 años que se dedica a esto tenga verguenza de mostrar su cuerpo. Lo bueno es que me comentó que, a medida que tiene encuentros con una persona, se va soltando y perdiendo al timidez (habrá que repetir para comprobarlo pues). Cierto que también me comentó que lleva poco en este mundillo.
Tras estos preliminares pasamos a las posturitas. Me sorprendió cuando me dijo que queía empezar con ella encima, dominando la situación. Una vez en acción Brenda pierde totalmente la timidez y es un auténtico volcán. Se puso a cabalgar, en cuclillas, encima mío y me transportó al cielo. Posteriormente pasamos a un doggy style, durante el cual ella no paraba de mover su magnífico culo y apretarlo contra mi pelvis. Lo cierto es que hizo casi todo el trabajo ella.
Para terminar, le pedí que volviera a ponerse encima mío y sus magníficas cabalgadas con ímpetu me hicieron explotar de placer. Ella anteriormente ya había llegado al orgasmo.
En definitiva, se queda algo lejos de lo que sería un "valor seguro" pero vale la pena.