De vez en cuando lo releo y me sigue fascinando.
Y cada vez que te huelo, querido Priamo, me doy cuenta, me percato lo rápido que la marea distrae al faro.
Lo rápido que el horemus se esconde en ese cuadrilátero que la vida teje.
Lo deprisa que el trayecto nos acerca a la más dulce de las muertes.
Eres tan perspicaz, que intuyes con el séptimo sentido.
Y el macramé de los hilos....son los nudos de los nudillos.
La cepa de toda vida... su candelabro.