Tema: Dulces insomnios... www.anacalderon.es 655 057 403

Soy el gerente del gimnasio y he cogido un día en el que cierro para nosotros. Según tú, me dices que sabes boxear y quería verlo con tranquilidad.

Ya cambiados, subimos al ring. Entre risas, nos ponemos los guantes. Empezamos con un poco de entreno: nos turnamos con unos jabs, unos crochets y unos ganchos. Tienes buen golpe. Intensos. No pierdes la mirada que es importante y siempre bien protegida. (Tan bien protegida que haces que tus pechos queden bastante opresos y me distraigo por unos segundos pero vuelvo al entreno) Nuestros cuerpos ya empiezan a sulfurar y la ropa ya empieza a delatar sudor.

Después de un buen rato, decidimos probar un asalto. Me sorprendes. Sabes moverte rápido (Me recuerdas a Muhammad Ali con los movimientos de tus pies). Nuestros cuerpos ya empiezan a brillar. No me había percatado del color de tus ojos: un verde vivo intenso. Me transmites algo por la mirada que me dejas inmóvil y por culpa de esa distracción recibo un golpe que me despierta al instante.

Paramos para descansar 1 min. y probamos un segundo asalto. Tu cuerpo empieza a delatar más tus músculos sobretodo los abdominales. Cada vez me estoy distrayendo más :S Veo que se empiezan a marcar los pezones en tu top. Mis ojos ya no miran donde tienen que mirar…A ti también te veo desconcentrada… ¿nos estamos desviando del combate? Algo se esta creciendo entre nosotros… Lo noto. Mi temperatura sube y no es todo por el ejercicio.

Después de unos jabs sin propósito, en cuanto recibo un crochet tuyo, mi cuerpo avanza intuitivamente hacia el tuyo agarrando tu brazo derecho dejándote inmóvil cara a cara a mi. Nuestro sudor fundido en uno con nuestra mirada bloqueada entre nosotros. No se si estoy haciendo bien pero tu tampoco dices nada. El magnetismo que hay no nos separa. Entonces instintivamente, siguiendo el combate, un beso con lengua entra con un jab que te deja knockeada pero respondes con un gancho y así empezamos un combate con los ojos cerrados. A ciegas pero sabiendo lo que hacíamos en cada golpe.

Para no hacer una escena de Eduardo manostijeras, nos quitamos los guantes y así enzarzarnos cómodamente. No hay árbitro para que nos separe. El combate se vuelve mas apasionado.
Me empotras contra una esquina del cuadrilátero. Estas llevando el liderazgo. Entonces tus piernas me enganchan por la cintura. Me tienes inmóvil. Pero viendo mi impotencia te agarro por las piernas y avanzo al centro del cuadrilátero. Suavemente te coloco sobre la tarima estando enzarzados por pasión y deseo. Estoy a punto de ganar el asalto pero antes del segundo 9 me das la vuelta. Ahora me tienes a mí a punto de perder pero creo que esta vez me tengo que dar por vencido.

Te quitas el top y a mi la camisa. Me besas mis dos interruptores que tengo en el pecho y se enciende un aparato en mi entrepierna. Me lo frotas con tu mano para comprobar su buen funcionamiento. Estoy que ardo. Retomas tu lengua con la mía. Nos quitamos lo que nos queda de ropa quedando solo el vendaje de nuestras manos. Nuestros cuerpos están desnudos y brillantes ahora.

Como mujer que eres, eres una buena previsora, y en uno de los guantes sacas un protector lubrificado para mi utensilio. Me lo pones y nos fusionamos en una sola máquina. Ahora somos uno (Que combate más atípico por dios!) Empezamos a funcionar a un ritmo tranquilo. Cambiamos de ritmo a uno mas acelerado. Empezamos a coger más soltura en el movimiento. Estamos agarrados de nuestras manos. Todo fluye perfectamente. El placer se delata con nuestros gemidos… El movimiento se intensifica, el sudor se acentúa, nuestros corazones palpitan aceleradamente. Noto cada centímetro de tu piel con la mía.

De pronto, al pasado un rato de placer concentrado, tu cuerpo se desploma sobre el mío indicando que tu maquinaria había llegado a su propósito. A continuación prosigo haciendo yo lo mismo. Lo que era un combate había acabado completamente con 2 K.O. rotundos. Los dos sobre la tarima mirando hacia la pared con una sonrisa de oreja a oreja. El combate más curioso acaecido en la historia del boxeo.

FIN