Una experiencia de seda

La destinataria sabrá quien es, para mi fue importante


Son ya mas de las cuatro de la madrugada, para calmar los asaltos de los mercenarios de la vigilia me dispongo a escribir, quizás huyendo hacia el alba.
A estas horas nada parece real hasta que lo ves escrito, solo las palabras que poco a poco relatan historias son reales, así pues relatemos una.
Ni tan siquiera recuerdo el día en que te conocí, si se que ni siquiera había hilos donde asomarse para conocerte, es tan fácil tirar de ellos, tan solo el Mago me habló de ti, de tu dulzura y belleza. Y aunque el tiempo actua como sumidero de vivencias, como bálsamo de pequeñas locuras, pues no es en vano que maté por ti, es el caso que aun hoy te recuerdo.
Recuerdo largas conversaciones, donde atrapado en ti ,mi universo se hacia cada vez mas pequeño, comprimido, apocopado. ¿No lo advertías? Se hacia cada vez mas pequeño, apenas si cabian un par de planetas y nosotros.
Luego vinieron las noches, los besos no robados, las charlas en voz muy baja, como para no asustar al momento. Pronto habría que batirse en retirada.
La madrugada llega y sigues ahí, de nuevo puedo examinar con la clandestinidad de saberte dormida, tus gestos, tu rostro, ahora con la indiferencia que da el encontrarse a gusto.
Sonries cuando duermes, y presiento sueños vedados para mí, futuros que imaginas cuando yo ya no esté, y ellos aprovechan tu sueño para declarar que el olvido es necesario .
Y es que no puedo detener el tiempo, lo intento atrapar con estas letras, sacralizarlo para cuando estos mismos sueños me alejen de ti, tenga al menos algo tuyo entre las líneas de este corto relato.
Y es así como el alba llega y la realidad se impone por la fuerza.
Fue una experiencia de seda.