Senso

Hay momentos, sensaciones, mensajes que no olvidas en tu vida. Será una imagen, serán unas palabras. No es tan fácil que sea un sabor o un aroma. Entre los sentidos, habrá sus jerarquías y Doña Vista mandará mucho, seguida de Don Escucha. Don gusto, Don olfato son como la plebe. Don Tacto está por ahí, demasiado preocupado con los callos...

Doña Vista y Don Escucha mandan. En este hilo chorra, que no viene de la chorra en la que estáis pensando, viciosillos/as, os voy a hablar de eso, visiones y sonidos que, no se porqué, me impactaron. Solo hablaré de los positivos. Si alguno se apunta en el hilo, lo recomiendo para el Guiness a la solidaridad forera y le pido hora colectiva con mi psiquiatra. Todo, por un descuento.

Ahí voy, traguito de Grappa dell'Herba Maria Luisa, elaborado por Doña Nonino in person.

1. Combinación de sonido virtual e imagen: Sepultura de la mujer de Rembrandt en la Iglesia Vieja de Amsterdam (si, al lado del barrio rojo). Juro que no había entrado en ninguna coffee shop. Fue hace 5 años. En medio la nave una atril iluminado por un pequeño halógeno con la reproducción de un retrato femenino de Rembrandt. Otro halógeno, en la oscuridad, proyectado sobre una losa pequeña con sólo una inscripción: SASKIA... Repetí el sonido, casi un chasquido. SASKIA, las luces, el atril, la lámina. Nada más. No sé porqué, pero no lo olvidaré nunca. SASKIA.

2. Sonido, principalmente, imagen en sueños. Palacio del Luxembourg, Paris, hará 8 años, más o menos. Exposición organizada por el Senado, en torno a Rafael y el retrato que hizo a su amante, la Fornarina. Una macro-exposición de casi toda la obra transportable del Sanzio, incluyendo la Dama del Unicornio. Saliendo, una reproducción de los frescos de La farnesina, Roma, recientemente restaurados, y una voz de mujer en francés, que suena como invitandote a poseerla (jo, que bien sonaba), pero decía, "su obra se vió interrumpida por el prematuro ascenso de un genio al paraíso". Una forma elegantísima de hablar de la muerte prematura... La cinta giraba constantemente, invitación continua a la aventura y al placer si no comprendías el significado. Si lo comprendías, con la cabeza en alto, mirando los frescos, te imaginabas a Rafael ascendiendo.

Lo que os he dicho una chorrada. Habrá muchos más ejemplos pero igual vienen más tarde. O no.

Te propongo para el premio nobel,pero no se de que.

Tetris, yo también te quiero.

Ya lo se me di cuenta el primer dia,amor a primera vista.Pero tu mismo has dicho que es un hilo chorra (no polla) y te doy la razon.Parece destinado a lucir tus conocimientos ante quienes no los tenemos.Aunque quiza tengamos otros valores que tu no tengas,la vida da muchas sorpresas.Este foro es real como la vida misma:sencillamente clasista y elitista.
pero no me quejo porque si estoy aqui es porque quiero.

Wops.

Pensé que el hilo hablaría de razas danubianas y etnias magyares.....hummmmmmm; existe un sonido mágico, casi como cuando Cármina Burana, se rasga las vestiduras y con el mortero de su fuego macera un trozo de carne muerta entre sus entrañas....ese sonido me trae la infancia del campanario donde las moscas entretenidas en copular en volandas tsetsean alrededor de la piel sudorosa.

Adoro cuando tocan los cuartos, a muertos, a descubrimiento, a nacimiento, a desamor, a perversión. Me fascina ese sonido convulso, esa armonía de latón candente que envuelve el balanceo de la simetría de los cuerpos en el unicornio de las perrerías.

Siempre que puedo, a aquel cura del pueblo, le insto a que me deje subir al piso más alto del Señor.

Lo lamento, blasfemar copulando, es el precio del pecado.

Luego de rodillas, todo se redime.

Diosssssss, un enantyum. Please.

En la proa de un velero, Norte del Adriático. Travesía desde una isla Kornatt hacia Brionne. Aguas territoriales de Croacia, entre islotes devastados por Venecia en busca de madera para galeras y piedra de Istria para palacios.

Por la tarde. Hará 10 años, más o menos.

El mar un plato rebosando mercurio. El sol todavía está suficientemente alto para no cegarte. Leve brisa. Nada parece anticipar la que va a montarse en pocas horas, cuando empiece a soplar un simpático viento del nordeste, el Cornaro....

Silencio absoluto, la leve brisa no basta y andamos todos demasiado sonnolientos para liarnos con las velas. Navegamos, deslizándonos, sin deriva alguna, a 6 nudos gracias al impulso humilde de 55 Hp de un Yammar Diesel. En proa no se oye nada. Las Gaviotas y demás parientes ya han buscado refugio.

De pronto, el paciente mercurio se rompe en una explosión de espuma y un delfín cruza en elegante parábola justo delante de mis ojos. Parece suspenderse en el aire un instante para recordarme que no tengo a punto la cámara. Cesa en provocarme (Diosss, como me gusta que me provoquen), y vuelve al mercurio.

Esa oscura silueta no va a borrarse nunca.

Don olfato también asiste. Olía a mar, claro, y a gloria.

Sigo con mi hilo chorra. Traguito de orujo. Higadito, mira que eres un fortachón!.

Ascensión a una cumbre media, nada pija, de tipo popular: alpinismo democrático, en suma. No es ni el Zermatt, ni el Mont Blanc, ni el Kilimanjaio (se escribe a sí), ni el Fuji (hola Trave)... siquiera el Aneto o la Pica d'Estats. Es el pobretón del Moixeró, Penyes Altes. vértice de 3 provincias, creo, de varias diócesis (dato vital, claro) i de no sé que más. Hace... entre 25 y 30 años.

Hacia el sur todo es un mar de nubes. Sólo emerge un archipiélago, que se antoja a las Formigues una tarde de tormenta: Las agujas más altas de Montserrat. El resto nubes, blanquísimas.

En aquella época se me antojaba un mar de algodón, o de espumas feroces. Hoy vería cuerpos de mujeres, voluptuosos, fundiéndose uno contra el otro, como la luz con la piel blanca en la madrugada. Cosas de la edad. O de la locura. O de ambas virtudes.

Estaba sólo Doña Vista. Silencio. Ni olor, ni tacto. Sólo un mar blanco. Deslumbrante

Casi como la luz con la piel blanca, una madrugada reciente,

He disfrutado cuatro partos, y sufrido de ellos, uno.

Todos son especiales. Todos son inquetantemente esperanzadores, nerviosos, bucólicos, perfumados, eternos, deslumbrantes, preñados de llantos alegres y sonrisas moribundas.

El último hace cuatro y el primero hace trece.

Ese, el del número supersticiosamente mágico, fue el recuerdo más eterno de ésta cuarentena de años que desinfesta mi vorágine, mi ira, mi tanteo, mis derechos y obligaciones. Mi camino, como el de todos, que no sabe cuando alcanzará el reposo supremo. Ese momentum, es el significado a tantas cuestiones que la vida nos derrama.......

Ese, es el faro de mi vida.

Ese sonido que descorcha la placenta de la burbuja de los sueños, ese aroma a sangre fresca, ese candor que lloran los ojos de la madre cuando se desprende de su vientre de lo que más querrá en su vida, ese sonido cada día lo escucho de nuevo, esa oquedad que se evapora cuando el vástago maquillado de líquido amniótico llantea sabiendo que llegó a la tierra del fuego...que en la del agua oscura, en la del azul noche la madre lo acuna sin abrazarlo, le habla sin mirarlo a los ojos, le canturrea con carantoñas alrededor de su tripita umbilical....el lazo es invisible aunque luego la vitola del paritorio te rasga las vestiduras...maldita ciencia, malditos nueve meses.....

Ese sonido, que sepulcrar se rompe, se disfraza de emoción y nos nace a todos de nuevo.... sales lechosas, condensadas en grumos de sanguinolentas travesuras en un centrifugar acurrucado en esa fetal zarza, ese sonido a cascabel y sonajero ancestral....y la voz, la sigue..... y la sonrisa, la responda....y la alegría....la llora.

Ese sonido, imperecedero, como la primera imagen de su desnudez, de su ternura, de su liviana y frágil carita de ángel que endemoniadamente se pervertirá cuando erguido que por el mundo se camina con dos razones y nadie se arrastra a cuatro patas.... esos deditos molino, esas uñas de algodón, ese pelo engominado con la agua maternal, con la celestial premura de que los peines son las manos, y la colonia, el aire que por primera vez desoxigena su cabezita ingrávida....

...ese sonido desde hace trece años, me lleva al sueño más profundo.

Y existen tantas veces, que desearía no haber crecido en un mundo de porcelana, hubiera preferido seguir en su tripita, caliente, durmiendo, recorriendo sus manos entre el techo de mi corazón y el suelo de sus latidos.

Ese sonido que cada vez que los tengo cerca, lo recuerdo como si escuchara que ellos me propusieran un pacto eterno:

Aunque hayamos crecido, nosotros también vimos como nacias en nuestra primera mirada.

Fabuloso.

¿Adinvináis que acompañaba el café?. Pue sí, higadito de mi vida, si supieras como te quiero por ser tan fuerte...

Una esquina de la Barcelona todavía opulente, pronto un des... vamos a dejarlo.

Otoño.

La confusión en los números de la calle hace que la magia de nuestra cita a ciegas, si, Doña Vista no había todavía casi participado en una relación dominada por Don Escucha, se rompa a mitad de camino desde donde la esperaba a donde la dejó el taxi.

La encuentro antes de los esperado, fue rápida. Imagen en blanco -piel- negro-vestido, medias...poco o nada más, por cierto.

Diosssss, que guapa!.

Uno a uno fueron llegando todos los sentidos al baile, incluso los que creía muertos.

Historia en blanco y negro.

Icaro,

No puedo hablarte de partos. Y, ahora, tampoco te hablaré de un recuerdo, que bastante confuso estaba como para pensar que debía recordar...

Es una fotografía.

Hall de un hotel en una ciudad provinciana y olvidada en lo más profundo del más profundo de los desiertos. Lejos, muy lejos. Hace 3 años. Primavera,

El fondo, tras una gran cristalera, un enorme acuario. Los peces nadan sin parecer darse cuenta de lo que está cambiando, que no es otra cosa que el mundo, al menos el mío. Dos grandes leones de Jade montan guardia. Lujo oriental por doquier.

Una muchacha sonriente, con gafas, tez pálida, ojos llenos de lágrimas, sostiene en el aire a la niña que ha cuidado durante poco más de un año. La sostiene y me la entrega. La niña es la única que mira al objetivo. Se sabe la protagonista.

El recién metamorfoseado en padre sonríe de una forma que nunca antes ni después ha vuelto a hacer. Motivos sobran, pero la gran sonrisa de aquel día no sabe repetirse.

Don Escucha podía ausentarse, nadie comprendía a nadie. Sólo sonrisas. Don Olfato vino. Olía a especias ... allí siempre huele a especias.

El traductor dice que no hubo más Dios que Mao. Y sonríe.

Xièxie.

Bueno, que no decaiga el hilo chorra.

Berlin, Isla de los Museos. Finales del verano, hace menos de un año.

Después de muchas ocasiones frustradas, enésima intentona, esta vez coronada por el éxito, para poder intercambiar miradas con la tuerta más hermosa de la historia, con permiso de Ana de Éboli.

Nefertiti… pero no os voy a hablar de ella, sino de lo inesperado, por desconocido, que encontré:

En la sala precedente, las vitrinas muestran una colección de máscaras de yeso, obtenidas aplicando directamente la escayola sobre los rostros, descubiertas en el mismo yacimiento, el taller del escultor Tutmosis en Amarna, la capital herética de Akenaton y Nefertiti.

Son modelos del natural, de personas reales, que no de Reales Personas. Son niños, jóvenes, viejos, enfermos. Se hacen patentes los defectos, enfermedades, tristeza, desnutrición… incluso alguna sonrisa inocente. No hay patinas ennoblecedoras, no hay defectos ocultos, ni perfiles estilizados hasta la perfección imposible. No son retratos en venta, porque nadie iba a comprarles. No anuncian el Photoshop (y los de Adobe todavía creen haber inventado algo!). Son rostros ajenos a la historia pero que fueron sus históricos protagonistas. Es mi primer, y seguramente único e irrepetible, contacto con el verdadero Egipto Clásico.

Protagonista absoluta: Doña vista. Don Escucha cree oír niños lanzando piedras en el Nilo y Don Olfato huele a trigo recién segado. Don Gusto traga saliva mientras que Don Tacto intenta participar y sólo encuentra un cristal frío y la mirada recriminatoria de un ario en uniforme.

El rostro del niño flaco y enfermizo, a pesar de todo, a pesar de la caricia frustrada y la aburrida compañía del pálido, que no cándido, guarda, continúa sonriendo. Desde hace casi 3.400 años.

Fantástico.

La mirada de un cínico, siempre que huele a flores, busca un ataúd.....

....anoche olía a muertos, mientras comía el muérdago en la raja que separa el hades del nadir.

Y sólo, solitamente, solitariamente, a solas, en la solitud más profunda....un suspiro convirtió al espasmo en el recurso obligado para saber amortajar aquellos perfumes que nos despiertan del más profundo de los letargos.

La mirada de la inocencia, siempre que encuentra un aroma se desvanece cuando se enreda en otras manos.

Siempre.

-¿A la séptima planta?

-No me quedo en el cuarto, gracias.

Bajó su mirada, y el pestañeo se incorporó a su corpiño apretado al sofoco. Mi mirada buscaba, la placa de la del mantenimiento.

Luces apagadas, fundidas. El tanteo reinante, y el cortejo a tientas.

Fueron dos minutos, escuetos pero permeables. Cortocircuitos en el cerebelo.

Y el peaje, olía a chamusquina. Reina de la oscuridad, princesas de las chispas quietas, inquietas, requietas.

Aquel suspiro sostenido, evaporaba dudas ella quería quedarse en el quinto y yo llegar al sexto.

Incongruencia.

Sonaban las llaves, dos....la de entra y quédate. Y los tobillos cruzaban una extraña conversación muda.

Las hormigas desprendían una carrerita de incontables e inagotables paseitos, de aquí para allá....del vientre a entre los muslos, de la boca del estómago a la nuca de la cerviz del gazne. Glops.

No me pidas, no te marches.

No te quedes, escapa, dale y dame tu espalda.

Los dos minutos se habían fundido.

No te marches que me pida.

No te escapes de los ángulos que dibujan los flecos de tu falda, y el trípode de la arrogancia.

Y un tufillo putrefacto, un hedor basal.... endulzaba la sequedad de las gargantas saltarinas.

Se entreabrió y las gotas de lechoso sudor arqueaban aquella bermellona alfombra del hall de no recuerdo que planta.

Se ató el fular a la cintura y se bajo el tanga, me ató el falete a su pelvis y engominando mi glande irrisorio, chasqueo con los dientes como si tomara de un sorbito lo que una pajita burbujea en el vacío del fondo.

Se arengó a que siguiera el rastro de sus ansías.

Como me emperra que mi pituitaria se empecine en clavarse en la madre de los olores carnales.

Me incomoda que la muy traidora se deja llevar como un perrito faldero por el cauce del río de la madre de la vida.....y así sin quererlo, pero deseándolo, sin aspirinas, ni látex... sin contar hasta diez, e impulsado por el padrón de los genes.... me descubro ante tamaño porticón de rasuradas pecas y lunares.

El aroma yace ahí, tan movidito, como restregado, tan sonrosado, como incipiente.

Los dos minutos, se ensanchan, se desmadran..... y lo que parece un ascensor con paraguas en el suelo se deja llover al revés.

Incomprensiblemente, los aromas que llueven de la tierra, son nubes con pezones de lunas rosadas.

Y es tan lindo, tan bello, dejarse empapar por un puñado de buenas razones descontroladas por las miserias de los impulsos.

-¿Bajas?

-Ajá.

-¿Nos dejamos caer por esa barandilla del cortafuegos?

-Pam. Pam.

-No olvides, el tanga. Lo dejaste guardado en los bolsillos del boxer.

-Serás desordenada.

-Serás cabrón.

Lo somos, no padezcas. La cuestión es que no se si debemos subir, o dejarnos caer.

......Mmmm. Huele a bizcocho del diecinueve.

¿Tierno?

Nah.

Empapado, empapadísimo.

Lánguido atardecer, bueno ya es casi de noche, de Domingo. Buen momento para proseguir con el hilo chorra.

Teatre Grec de Montjuic. Festival GREC, tórrida noche de Julio. Hace 8 años, o 9, o 7. Lo siento, no puedo precisar.

Se representa una obra coral extraña. "El càntic dels càntics". Pretende ser un musical ecuménico entre los tres credos monoteístas, en torno a textos de uno de los más sensuales libros jamás escritos, el Antiguo Testamento.

En el centro del escenario, una actriz catalana, de perfecta dicción y maneras y esbelta presencia. Una Diosa de veras, demostrable, real, en el escenario donde creían hablar de un sólo Dios. Rosa Novell.

Rosa Novell vestida sólo con una túnica vaporosa, larga. Blanca, descalza, en el centro de la escena, donde se basta por si sóla para llenar todo espacio. Su personaje es Israel, la novia, la amante de quien no se nombra. Camina erguida, recitando, la mirada perdida hacia la parte central de las gradas... como debe ser en quien tantas tablas sobran. Gesticula lo justo, elegantemente, más bien parece donar un corazón latente. Se está ofreciendo a su amante con una enorme tensión erótica. Demasiados poemas de hombres galantes y aún así trona la voz, dulce pero firme, de una mujer enamorada.

Israel.

Camina sobre una seda en el suelo, creo que ligeramente rosada, La brisa de la noche juega con ella y la convierte en un mar manso, quiza Muerto, quizá Rojo, con un suave oleaje. Las olas rosas bañan sus pies desnudos.

Israel, ajena a todo, bellísimos ojos que sólo buscan a quien nunca verán, continúa ofreciéndose a su amante.

Todos los sentidos se ponen en guardia. Sí, de nuevo, ví, escuché, olí, toqué, degusté... pura gloria.

Te he leido en mi angustia, Oliba, y es grande quien sin conocerte descubre que los silencios moldean barro, cuartean sonrisas en globos sonda y erigen complicidad del lastre espiritual.

Un abrazo hermano, un abrazo en silente pose.

Ahora, decir más sería perfumar la afonía, la peor y más dramática angustia: la del alma.

El insomnio se alía con la chorrada. Sigue el hilo, que empieza a oler a ... en fin no lo digo. Notario, Dr. Icaro. Testigo: Tetris. Facultades mentales: nunca fueron plenas ni plenamente usadas.

Venecia, carnavales, hará unos 15 años, más o menos. Invierno, claro. Mucha niebla. Frío.

Acudo a hacer realidad mi sueño: vivir bajo máscara el más... adecuado de los carnavales. Mi acompañante... no sé como presentarla, pero muchos la conoceríais. Francesa. Libertina. Hermosa. La he conocido en una fiesta loca de fin de año en una boite echangiste de PARÍS, en el barrio latino, en la 2+2 en su antigua ubicación, en la rue Lhomond (ahora están bajo la torre Montparnasse). En los sótanos todos se mueven con pequeñas linternas Maglite donadas por el establecimiento para descubrir otros cuerpos, otras pasiones, o quizás las que creian propìas. Nadie se apercibe que ella, C., me entrega un papel con su teléfono. Mi smoking acaba manchado, desayuno ostras en el boulevard des Capucines. Pijo?. Ni os podéis imaginar cuanto quería serlo y lo fui aquel fin de año. Miento?. En absoluto. Vomito las ostras?, sí, a la media hora, en una farola cerca de la sede del C.L., en obras por cierto. Me mancho más el smoking con fluidos menos nobles... irrecuperable. Se queda en París.

Venecia, dos meses más tarde.

Compramos máscaras, tricornios y capas. Una aguja de bisutería para ella. Y guantes. Nada más. Basta. Paseamos con buen porte. Los turistas nos hacen mil fotos. Frío de narices que no cabrían bajo las máscaras doradas. Al cabo de poco empiezo a aburrirme de tanta pose con puentes y laguna de fondo. Y también me aburre la libertina que ahora quiere unas botas italianas. Siempre acabo aburriéndome al poco tiempo... bueno no siempre. Vivo excepción.

Hasta que en el Florián ocurre el milagro.

Venecia, café Florián, Plaza San Marcos. Carnavales, por si lo habíais olvidado.

Deformada por cristales mal soplados, como debían ser los originales barrocos, una máscara blanca con plumas está pegada a la ventana. Sigo con mis manos sus manos, como en una danza, mi máscara busca sus labios. Sólo hay un cristal abombado, imperfecto, que evita el contacto.

Entramos en el local, me dirijo a ella, en la segunada sala. Alrededor de una mesa baja de mármol viejo, amarillento, deliciosamente labrada, , varios Luis XV y madames con lunares y Meriñaque enmudecen. Empieza el espectáculo. Avanzo hacia la máscara blanca con plumas verde-azuladas. Besamanos, danza. Las máscaras se besan. Respetuoso silencio del público. La máscara blanca parece ruborizarse.

Todavía no sé si es mujer u hombre. Quizás las máscaras no tengan sexo. Ni voz. Ni falta que hacía.

Luego fuimos a comprar unas botas con Mlle. C. Hacía frío. Y niebla.

Venecia en máscara. Al menos una vez en la vida, despierto.

Cuentan que los aromas carnales viajan decantando del tabique nasal a la pituitaria de la dermis más intrépida. Cuento que la papiroflexia de los sentidos es un caprichoso dedal con forma de boca y cinco dedos, sin cuerda y con los pies atados a las sienes. La nuca presume y el mentón, el coqueto mentón, preside el primer ósculo de su estalactita precoz...el tiempo, recuerdo que no existe ni siquiera precede....y el futuro, es un camelo envuelto en su instante predecesor.

No posee la mano santa, ni la sábana del vello erizado, ni una sola almohada que la seduzca, ni una cortina entelada que transpire formas......el caso del cuento es que existen chispas impertérritamente flageladas por su testaruda y ruda perspicacia....y una noche antigua, vieja y perdida en Mumbai, mientras el otro mundo se sacude las pulgas, y el recién nacido estira su torso....me empalagué, me emborraché, me dejé capar, castrar y tantear por un sacro sanyasi...y ahí donde los pómulos adquieren el volumen oséo de la prestancia.....donde la sed devora hombres y la carne mujeres....me barrunté con el polvoriento azafrán de curry sin nada que hincar, ni nadie a quien arengar.... un rostro sin expresión, un cuerpo voluptuosamente joven casi indecente para los sentidos occidentales se me ofreció como por arte de magia y la parte de la suerte se resquebrajó en un santiamén. Sólo quise jugar a que jugara a su antojo, que el mío es una flor de lis muerta de risa, de frío...en las ancas de las carótida que explota con sólo mencionar que existe sabiendo que no es, lo que está vendado.

Me complace mortificarme a mi mismo, es un signo de autenticidad, de crudeza, de madurez extrema....cercana a esa podrida manzana azul. Los gusanos serpentean y las víboras se abocan al falo faro.......la reptitud es una inconexa circunstancia donde los músculos no reciben ni el oxígeno ni la neurótica ración de gammas de fe y ertzios arengados.....

....el renuncio fornicó durante horas, ni nirvana, ni tantra, ni la peregrinación, ni la consabida e impulsiva penetraCción. Era casi una alternativa al suicidio, a esa muerte de dulces sentidos y sentires posesivos, era un tanteo, un dame, un roce, un deliquio, un lametón, un sabor en forma de saliva, una orinada y masajeada persuasión de las extremidades aves y hábiles que nuestras yemas revolotean.......nos recorrimos en transversal, en off, en aceites, en incienso y mieles, jenjibres y formas disimuladas por el tisú, el lino, y la seda.......

...el juego era tácito y mientras las lenguas muertas resucitaban los sonidos guturales, capciosos y sagrados que no poseen diccionarios ni dogmas....el privilegio fue la cornada de las pestañas en el martillo sin yunque de la riñonada....... el abrazo que se despega y desprende desde el alma, en las muñecas maniatadas a las tobillos, mientras el vientre seduce los ombligos de las madres vellas.... una sinfonía triturada, liada y calada al paso de la pose meramente circunstancial.

Aquella posesión, era primitivamente parida por el dejarse querer sin poseer, por el dejarse llevar, sin tenerse que conformar, por el compartir sin querer olvidar que al partir un trozo de cada ser se va con el que se aleja sin remisión.

Mi renuncio era una venganza contra la sociedad, contra el momento y quizás contra el destino. El mío. El de ella, ya está escrito en mármol blanco.

Aunque el placer, fue sin duda, el mejor momento sentido en un mundo donde los sentidos parecen un jardín sin color, ni formas, ni cuentos que lo engalanen.....

...aquel placer era hierbabuenalta, y no deja de atosigarme, ya a algún milenio de kilometros.

Ni su rostro, ni su hechizo.

Cuentan que los aromas carnales, una vez descubiertos y abrazados se apoderan de un trozo de razón y una pizca de corazondas.

El pulso, está triste.

Aquí no existen ni esos cuentos, ni esos matices, ni esos colores, ni esa matriz del tiempo estirado al antojo del momento.

Como decía un poeta de orígen Latino afincado en Nueva York en correctísmo Spanglish The chorra hilo never dies....

O sea sigo. Yo a lo mío

Podría haberlo filmado Bertolucci.

Era la luz de... sí, por fuerza Primavera, seguro. La luz todavía joven de la mañana, filtrándose a través de lo que podrían antojarse cortinas de un Salón Principal, orientado al Este, de una Villa en Toscana. El Italiano habría añadido aire, el gramaje de los tejidos ni demasiado pesado ni demasiado ligero, que baile con el viento, pero que no se retuerza. Una cortina sin dolor. Y un toque ligeramente marfil, quizás ocre. Es primavera, y en la Villa Toscana se filtra una luz blanca, teñida de polem de olivos... es el anuncio del mejor aceite del mundo. La promesa de miel para los labios.

Los labios son de Liv Tyler. La magia de Bertolucci. El resto...Toscana. Belleza Robada 1995.

Estoy lejos de cipreses ordenados marcando perfiles de colinas, en una ciudad que ya no recuerda olivos ni casi magia. Pero hoy hay la misma luz, en la misma Primavera, tanto más bella cuanto más largo, inacabablemente largo, pareció el último Invierno. Y las cortinas son sábanas. Y me sumerjo bajo ellas con el suave tintineo de una taza de café ya vacía reposando en la mesa. Y nado, nado entre un mar de sábanas de marfil, o quizás era ocre, y luz blanca, ¿o era su piel blanca y la luz robaba en ella el color?, hacia mi presa. Las piernas, recogidas para tomar ese café, parecen sorprenderse, quizás presentan una resistencia inicial, después, la rendición, a condición, y al fin, se desvelan los labios decorados con una llama de vello negro... ¿que forma tienen las llamas?.

No hay pólem, ni olivos. Pero sí la misma promesa de un derroche de miel en los labios.

Y también de mucha magia.

Que mala es la cicuta......
:mrgreen: :mrgreen:

Cita:

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Iniciado por Travesura_bella

Que mala es la cicuta......
:mrgreen: :mrgreen:

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Por ese motivo, deberías evitar morderte los labios, querida.
Sin acritud... ¿donde leí eso antes...?

Cita:

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Iniciado por oliba

Cita:

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Iniciado por Travesura_bella

Que mala es la cicuta......
:mrgreen: :mrgreen:

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Por ese motivo, deberías evitar morderte los labios, querida.
Sin acritud... ¿donde leí eso antes...?

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Por si me enveneno, no??? Ji ji ji
:mrgreen: :mrgreen:

Corría de espaldas.

Es complicado.

Más si cabe cuando sus dedos son la brújula de sus instintos. Y nuestras risas ligeramente etílicas, fumadas y jadeantes distorsionan el juego de eco y murmullos que la oscuridad a las tantas distraen.... sólo advertía el piano de su dentadura, y su acaramelada voz de jovenzuela ladronzuela de vírgenes ermitaños.

Se embadurnaba en aquella arena blanca, y se restregaba como si enjabonara la roña de mil años enjaulada en la albufera donde los abejarucos le picoteaban noche tras vida, vida tras alba....se curaba el deseo a bocanadas, se medicaba contra el pícaro que abriría su dote. Era tan atrevidamente salvaje, lujuriosa; tan inocentemente cercana, tan noble..... que la tiara de otro puñado de arena, recogía y espumeaba sobre sus cabellos salados, tan negros, largos y caracoleados.... en la oscuridad no se distinguía , lucía un riguroso disfraz de barro cuarteado en vólumenes y formas bizarras.....

Desnuda, pero mojada en sed, hacía atrás y dando círculos sobre las pequeñas dunas que sus huellas formaban. La orilla le orinaba en plena ascensión de esa sal arenosa que el escondite hormiguea en la lumbre de la sangre que hierve endemoniadamente ida de sí.

Vendada con aquel pañuelo de seda, repetía aquel juego extraño cada viernes par de julio, de noche cuando las cañas sólo son estatuas de cera y sus sedales, contraseñas para limar asperezas.

No hay casi nadie, no existe ni el dios más pequeño que pueda nacer.

Frente a aquella diminuta isla. Donde el aire es dueño del silencio, y las adelfas, el alentisco y el enebro arden en una pequeña hoguera que muere rodeada de las cenizas del mapa del desierto mejor guardado.

Siempre quería repetir las rutinas, excepto la última. Donde me escondía, donde la esperaría y siempre nos moríamos en aguas abisales, a dentro....muy dentro....donde al tumbarte a los guijarros de cuatro metros de profundidad te otorga el privilegio de imantar las guadañas de sirenitas deshonestas y brujas que esperan hurtar esos momentos mágicamente envueltos en pieles de la gran dama, la mar. Su dueña.

La nuestra.

Corría de espaldas al mar, esperando mojarse los talones. Y ahí, encontrar la pequeña piedra alargada.

No temía caerse, nadie la levantaría.

Nada la enterraría.

Corría en círculos, lentos y vigorosos, modosos y escurridizos, y siempre silbaba, canturreaba aquella cancioncilla que nunca entendí que decía....

...no importaba, me enloquecía su sonrisa, su maldita sonrisa de no temer siquiera que aquello no estaba bien.

Sólo escuchábamos al viento padre, la brisa madre, la isla camastro, la noche loca, el perfume de su vientre, el vacío de la carnalidad, el encanto de lo atravesado, el graznido de nuestras manos cuando rasgaban los trajes de arena y las peinetas de agua cálida, que dan forma al impulso más acaramelado, a quererse mojar eternamente.

Caricias arañadas, carantoñas pegajosamente firmes.... resbaladizas sensaciones que tras tantos años siguen amargando aquel pequeño faro que enfrente burbujea una sesión de Super8, cuando con Eka persigo gaviotas y vencejos.

Corría de espaldas, y cuando sus muslos sentían las manos de las crestas se dejaba caer, como muriendo en la batida de la traición, y allí cuando la marea y mi torso se clavaban en su vaivén, la arena moría, los ritos crecían, lo que no estaba bien se enterraba y la juventud se avejentaba....

....cada viernes par de julio, junto al socarrell del tiet, cuando ellos duermen y nuestros deseos se inquietan, nos marchábamos bien entrada la plata noche, fundamos algo bello, bellísimo, honesto y eterno.

Y aquel último viernes, se rompieron cadenas, prevendas, miedos y status; aquella última calada fue el primer lazo de sangre que duró quince años, con tres piedras preciosas; escondidamente y perversamente cada vez que camino por aquel arenal el mar se detiene.

Las olas se despiden.

Y la veo correr de espaldas, dejándose llevar por su sonrisa, sus sueños y nuestros deseos....

...y siempre, siempre, no hay momento que no le deje de preguntar al azul, si el negro es su padre.

Hoy toca un juego a medio camino de la sumisión y la devoción. ¿O era devoción por una sumisa que nunca lo fue realmente?.

Verano. Año indeterminado. Escenario increíble. Un hotel para soñar… despiertos.

Una chica para soñar… en cualquier situación. La llamaremos SARA. Entre nosotros utilizábamos un idioma ajeno al foro. Excusad errores de transcripción.
Sara, estrenando vestido, como otras veces, uno de los regalos que nunca le pedía pero con los que, a menudo, me obsequiaba.

Sara de pie, frente el espejo. Cuarto de baño, enorme, de una suite en el último piso de un hotel, cerca del cielo. Sólo los ángeles podían escucharla si gritaba.
Sara, indefensa. Los ángeles son sordos. Sólo escuchan el batir de sus alas. Parecen humanos estos ángeles.

-Cierra los ojos – y cumplió tamaño desprecio a cuanto bello hay en el mundo. Algún día hablaré de sus ojos.

Sara, indefensa, párpados cerrados. Sola a mi merced.

-Tranquila, confía en mí – y el antifaz se ciñó en torno a su mirada, perfectamente ajustado.

-No veo nada. Sí, confío – era una voz todavía tranquila. Casi risueña.

Me apoderé suavemente de sus brazos, acariciándolos, descendiendo por ellos hasta aferrar sus muñecas en su espalda.
Y entonces la esposé. Y empecé a desnudarla.

-Hablemos, Sara, de la administración del dolor. Hay quien la considera un arte, otros una ciencia… algunos, simplemente una técnica – deshice el lazo del vestido y lo bajé de golpe hasta sus tobillos- ¿Tú que crees que es?

-Yo creo… -parecía interrumpirse cuando le desabroché la última pieza de ropa que todavía la cubría, un sujetador de satén blanco- yo creo que es un arte.

-Claro, Sara, claro que es un arte. La administración del dolor no puede ser otra cosa –empecé a susurrar en su oído – Sólo un arte será capaz de que tomes como nobles verdades lo que ayer eran mentiras repugnantes – acaricié entre sus dedos sus pezones ahora expuestos.- sólo un arte hará que contestes a preguntas antes incluso de conocerlas – presioné ligeramente un pezón – ¿Tienes miedo, Sara?-

-Un poco.. sólo un poco –su voz había perdido la firmeza inicial, pero todavía sonaba clara.

Sara desnuda, esposada. Los ojos velados por un antifaz ceñida le niegan contemplar el espectáculo de su fragilidad en el espejo.

-Cualquier arte crea emociones. Éste también. Ninguna emoción que nace en una obra de arte es espontánea. Las que genera la administración, la sabia y paciente administración del dolor, aún menos. Diferirá la intensidad, los métodos, la frecuencia… en función del objetivo. Unas será una confesión – ahora acarició, lentamente, su espalda desnuda- otras una traición – mis manos contorneaban las nalgas-… quizás un castigo… ¿mereces algún castigo, Sara?. ¿Quizás… no te comportaste bien conmigo?

-No…- dudaba que responder- bueno… quizás un poco…

-Ahora vuelvo, cariño. Necesito algo

Tardé sólo un momento, pero a ella le parecó una eternidad. En mi diestra, llevaba un objeto largo pero mínimo, no por ello menos amenazante.

-La administración del dolor es un arte incluso en su ausencia. Puede que cese, con la promesa de volver más tarde, Y en ese periplo, continuarás dominada por ella. El dolor se nota sólo presintiéndolo. Al final, casi desearás que llegue y sustituya la incertidumbre.

-No me hagas daño… por favor.

El objeto tenía una empuñadura con un único pulsador. Conectado, emitió un zumbido inquietante. Lo acerqué a su oído.

-¿Qué es esto? .- parecía asustada.

-Todo arte necesita una técnica. La administración del dolor ha desarrollado muchas a lo largo de los milenios que llevamos practicándola. Ésta combina modernidad y tradición. Una vara de bambú y electricidad. El bambú duele, pero sabiamente utilizado, no hiere la superficie. Basta un suave giro de muñeca en el último momento y, toda la fuerza, irá hacia tu interior. Pero tu piel, aún cubriendo músculos desgarrados– le besó el cuello mientras abrazaba sus deliciosos senos con las palmas- no tendrá ni memoria ni prueba del dolor.

Las paredes de mármol verde del baño sólo devolvían el suave zumbido de la vara y la respiración agitada de Sara. Silencio por el resto.
Le retiré los pendientes .

-Si tienes sed bebe ahora. Después, durante algunos minutos serás como una pila. Ese problema todavía no lo ha resuelto nuestra técnica. Algo de la electricidad permanece en el cuerpo y tarda en eliminarse. Y en tal situación, es muy peligroso ingerir líquidos.
-
-No…no puedo beber ahora… - ya no quedaba atisbo de aquella voz firme y segura que le había seducido meses atrás.

Acerqué un paquete lujosamente envuelto a sus labios. Le ordené morder la cinta y tirar con fuerza de ella. Deshecho el lazo, extraje el contenido. Ella notó como hurgaba en los lóbulos de sus orejas…

-¿Qué… que me estás haciendo? – luego noto como un collar se cernía en su cuello – Por favor… cariño… contéstame..

Empecé a recorrer todo su cuerpo con la vara. El motor de la empuñadura provocaba una vibración intensa en el extremo. Invertí mucho tiempo en los pechos, para después jugar con la toda la sonrisa de su sexo, el surco entre sus nalgas… su espalda.

Entonces dejé caer el instrumento que siguió, como epiléptico, vibrando en el suelo. Descubri sus ojos, liberé sus muñecas.. En su cuello y de sus lóbulos pendían hileras de piedras talladas.


Sus ojos absorbieron todo el destello, me miró en el espejo. Sonrió, se giró y me devoró los labios.
Hicimos el amor durante horas.
Sara.

Hoy ha tocado viaje.. Y retomo un hilo antiguo.



Ese “senso”, sentido.

Después de una racha mala, mala, pero mala.

Hace una noche espléndida. Una preciosa terraza desde la que se ve una luna llena que parece viva. Riela sobre el mar inmenso y lo convierte en plata prodigiosa. Parece un camino a algún sitio bueno. Corre una brisa cálida, ligera, muy ligera apenas perceptible propia del trópico donde estoy. La humedad de la lluvia evaporándose y la fragancia de las plantas aromáticas son embriagadoras.

Hay silencio, un silencio ensordecedor, mágico. Apenas se oye el crujido del hielo al romperse en la copa torcido y doblegado por el calor del whisky de malta, y el crepitar de las brasas del cigarro al consumirse.

Uno de esos momentos en los que los vapores del alcohol, el humo del habano y las fragancias, serenan el alma y el espíritu y despejan la mente.

Hoy, esta noche, todo parece estar donde debe. Ordenado. En su sitio. La perfección es posible. Esta noche sí.

La evocación de un aroma, de una piel, de unos ojos, de unas manos, unos ojos...... cierran el círculo. El cielo existe y todavía durará hasta la madrugada.

Y con banda sonora. Tristesse. Etude Op. 10 No 3. Federico Chopin.

Saludos.

Hache.


Papá, papá las palabras feas a mi me gustan....¿porqué no puedo decirlas........?

Hache, es un niño despierto, monstruosamente feliz, adora las muecas y habla por lo bajini; quiere ser bombero, superhéroe, astronauta o juguete cuando crezca..... sólo tiene tres y medio. Monta diálogos con titellas y sus dedos mecanos de cacharros, desborda con las manos y apunta donde nadie ve.... es patoso con los pies.... pero tiene unas manos prodigiosas.... kárate, basket y piano.... y unos muñecos de barro que dan miedo al secano. Es imprevisible y lo mismo te abraza ahorcando que te desprecia ninguneando.... pero siempre el resorte me sacude cuando lo pienso, cuando lo siento....

Papá ese cuento no acaba así. Vamos a inventarnos otro final el de ayer es muy aburrido....vamos a inventarnos otro cuento.... y cada uno un personaje....

Pero es un balcón a la grandeza de mi parca vida.... es el centro de mis desvelos, los otros tres están bien cuidados, crecieron en un núcleo marental.... rodeados de una familia que adoran y les adora, enraizados con su entorno y con vida propia, la pequeña ya va para cinco y es la princesa de la corte del Faraón....su madre, es una gran mujer, una madre genial, una persona excelente. Los amo, pero Hache, tiene ese ángel, esa chispa, esa vida propia.... a él no lo amo, lo adoro. El príncipe faraón les abandonó entre las Dos tierras. Y la dejadez siempre tiene un precio. El mismo. La solitud. Que la soledad, nos alumbra y se disipa en un arrebato, pero la jodida solitud es una Cleopatra adornada de joyas, riquezas y oro..... pero desnuda siempre termina llorándose los pies. Mirándose a las manos buscando desesperadamente otras que la estrangulen.

¿Papá la fé es una bruja o un angelito?

Mis tres primeros cielos crecieron en la distancia, en la ausencia, en la lejanía... para darles vida majestuosa, buena vida.... me perdí lo más grande, lo más hermoso.... verles crecer.

Ahora, todavía, incluso cuando junto a los cuatro siento que les fallé, que les abandoné, que los dejé de la mano solos de su madre y aún perdura la terrible sensación de que no les conozco del todo y que del todo ellos tampoco.

Recuperar el tiempo pasado es imposible.

Sería un sueño volver a empezar, pero posiblemente, la vida que tanto me dió me arrancaría las incertezas, las dudas, la angustia, la solitud..... ahora cuando estoy ante ese terrible cruce que tantas veces nos seduce, por primera vez, siento la duda.... nunca he dudado. Jamás. Pero ahora sí.... no dudaría en volver a rebobinar ciertos pasajes de mi atormentada e íncreible vida.... pero realmente siento que está bien como está.... sin ciertos pasos, no llegarías a dar otros, sin esos errores no aprenderías estas verdades, sin esa caída libre no alcanzarías la justicia de una buena conciencia.....

Papá tengo dos novias, Yaiza y Alba. Con la primera nos besamos y con la segunda juego.....

Hache ahora es el sarmiento de mi única esperanza. Mi queridodiado silencio percuta en aquel muro de lo impredecible, del sufrimiento, del radicalismo de la ausencia, acreedora pagana que infla y escuece, que estorba y maquiavélicamente diluye el fulgor de dos sarmientos.

Hache y ella. Los bastiones del sentido.

Ella, pasea soldada al último recuerdo, empapados de lluvias de reyes magos, de lluvias de lustros olvidados.... y el destino, curioso brujo, se empecina en que la indescriptible belleza se ausente para que la elección no sea una canga malévola....

Papá, mamá me ha dicho que ya no sois novios. ¿Los novios se besan con los ojos cerrados.....?

Ella, podría ser la madre del quinto.

Porque me ofreció su cueva escondite, su lago tembloroso y mordiente, su lucero del alba, su mirada gacha, Oliba, su mirada gacha.... senso de un mundo donde las convicciones y sus angustias recorren jardines de marchitadas pisadas y donde el círculo se escribe en silencio. Ella ahora está lejos imaginariamente, pero sigue anclada en aquella rutina que deconstruye catatónicamente su alma, su buena alma.

Ahora, en el sur.... cuando sentí su último beso, su último abrazo, su última lágrima..... no quiero que siga padeciendo, valora y cree, antepone y lucha por su hache, todos tenemos alguna.

Todos.

Y lo verdaderamente importante no es que una cruz tache lo que involuntariamente sabes que virará el cabo del miedo, lo realmente fundamental es darse el alma, e incluso la vida..... por aquellos que sientes como tu propia existencia.

La entiendo. Te entiendo.

Y respeto.

Papá (sus ojos me evitan)....¿Cuándo sabes que eres feliz..........?

Sangre blanca.

El desdén, la apatía, la languidez erectus y espartana del cactus que cada noche rebaba las últimas gotas de pintura de leche mientras descarna el espacio inservible y muerto entre uña y carne.... te clava el aguijón envenenadamente vital. Se hinca, se hincha, deforma y engalana; atrae, zancadillea y tienta..... Sus púas, sus dedos de pinchos amarillos segregan una lactosa lágrima blanquecina.... y atendiendo a las buenas costumbres culiunarias deslías la lengua hasta intentar lamer lo que su boca firme y escayolada desvirtua.... esa lechosa insinuación provoca la batalla interna e infernal de querer arrojar el tiesto al asfalto y sus púas clavártelas como acupuntura del olvido, como sacrificio de cientos de porqués.

Anoche regaba las cuatro plantas y las dos flores de mi sótano. Luces ámbar y la condensación se regalaba, se regodeaba de que el calor ancestral, el de los adentros no puede atravesar los muros de creencias armadas, de cimientos y raíces dogmáticas.....

Abrí sus labios, sus hojas.

Y el helor silente de madrugadas perras fornicaba incesante y sin contemplaciones a aquellas vigas del esqueleto de vigías y grumetes...completamente desnudo intenté gritar, chillar, explotar y reventar a tanta armonía pacificadora.

Primero un macetero de barro curtido y luego otro de porcelana acuosa. Después un ramo de laurel. Luego, un ramillete de sándalo y jaras a modo de corona mortuoria.... me quedaban las flores, pero ellas volaron.... corría un viento de plástico, un aire de espantos.....

Antes había desmantelado del cuajo, de la tierra empapada sus dos tallos. Y absorto, pasmado y ensemismado como la vida se estruja, arruga y consume.... como la belleza prodigiosa se desbarata en un santiamén, mientras las noches nos arropan miserablemente y desválidamente a la hogaza de unas sábanas rotas.

Cayeron como debieron callar.

Sonaron como debían espachurrar.

Mintieron como se debe de verdad.

El asfalto, los adoquines de ese viejo camino preñado de semillas blancas, desnudas, reales, palpables, recientes y eternas, reminiscencias de deseos coagulados y anudados, de extrañezas... el muro derribado.... las pajas...mentales..... el rostro hechizado y la sangre caliente inerte. La vida en un puño, y las manos rotas, las muñecas llorando, el sentido perdido, la realidad maquillada y el dogma quebrantado.

La sangre blanca muerta.

Y sólo una palabra, un gesto, un giro puede de nuevo renacerla de esa tierra de nada, de nadie.

Pasarlo mal curte pero enraiza.

La inspiración, es evidente, envuelta en sangre blanca.

Moribunda.