Irina… sin palabras, sólo mirar sus fotos…

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por Manhattan
Barcelona

Local Agencia o Club9
Duración60 minutos
Precio200
PechoNatural
FumadoraNo
BesosBesa con lengua
FrancésCon
GriegoNo

¿Por qué escribimos expes? Este es el título que surgió a raíz de un escrito que yo mismo publiqué en otro foro…
Las respuestas al mismo dan para todo tipo de opiniones pero en el caso que me ocupa, de por qué he escrito la expe que viene a continuación, la cosa está clara… Nada de informar, nada de hacer promoción de la escort (no la necesita), simplemente lo hago porque me enorgullece presumir de que me he merendado a esta delicatessen y nada más.
Y lo hago en este Foro por que gracias a mi clandestinidad detrás de un nick, puedo hacerlo sin más. Me gustaría decírselo a mis amigos, a mis conocidos… pero los que somos puteros, no podemos ir pregonándolo por ahí… y solo nos queda este recurso… el contárselo a otra panda de puteros que en el fondo poco les importa lo que yo me haya o no merendado, ya que esta merienda está a disposición de todo aquel que la quiera probar… así que… en el fondo, no debería sentirme orgulloso por ello, pero me reconforta el estarlo y el pensarlo y por eso lo cuento…

Edad: Nació en Rumanía en 1995, por tanto 19 sin trampa ni cartón.
Fotos falsas o retocadas?: Realísimas pero aún es más guapa al natural.

Valoración de la cara: Poco más que decir que no se aprecie en sus fotos… guapiiiiiiiisima. Con larga cabellera castaño claro (esta vez la he visto más rubia) Ojazos centelleantes color marrón oscuro, nariz perfecta y boca aún mejor que perfecta.

Valoración de cuerpo: Insisto en lo de mirar sus fotos. Cerca de los 170 cm. Piel finísima. Pechos teen medianos pero alzados y bonitos con pezones de colegiala, cintura de avispa y unas caderas, culo y piernas “rien ne va plus”.

Valoración de carácter: Simpática, cariñosa, dulce, sensual, implicada, alegre. Le gusta hablar y le gusta escuchar. Es además, inteligente, con la cabeza muy bien amueblada y a pesar de su corta edad, sabe muy bien lo qué quiere y cómo lo quiere. Puedo afirmar que también es muy buena persona. Estuve a su lado como niño con zapatos nuevos.

Vestimenta: De calle pero extremada con pantis y jersey negros y entre ellos una falda de tubo de lana ceñida al cuerpo que le iba de la cintura hasta la mitad de sus muslos con dibujos rectangulares en blanco y negro. Botas negras brillantes hasta debajo de sus rodillas con tacón generoso. Pibonazo para tumbar a todos los que la vieran pasear así por la calle. Y todo eso, como en sus fotos, sin enseñar interioridades que las reserva para luego…

Relato del encuentro:

Tal y como he mencionado por ahí, es la tercera vez que me cito con Irina y aún no entiendo por qué sólo han sido tres veces… pero por la razón o razones que sean han sido tres y no hay más que decir. Lo que sí puedo comentar es que a partir de ahora, la veré más veces, seguro…

De mis anteriores dos experiencias solo subí la primera y no subí la segunda porque hubiera sido un calco de la anterior… Esta tercera no es que difiera mucho de las otras dos y de hecho debería escribir lo mismo, salvo que ahora estuvimos en una habitación diferente a la del primer día…

Así que no voy a extenderme demasiado en este relato, ya que como he dicho al principio, escribo esta experiencia por que me apetece decir a todo el mundo de este foro que he estado de nuevo con Irina… Y como no se lo puedo explicar a nadie más, pues ahí va…

En realidad ya llevaba un par de semanas llamando a su agencia y preguntando y me decían que no estaba disponible. Ayer me aclaró que en realidad había estado de vacaciones en su país de origen, Rumanía.

El miércoles 4 de diciembre probé de nuevo y ahora sí, me confirmaron que Irina estaba operativa. Pregunté si para esa misma tarde, me lo confirmaron y así después de 5 meses casi exactos (mi última cita fue el día 2 de julio), volví a ver, babear, y gozar de esta muñeca de carne y hueso, aunque de esos, pocos, ya que tiene la “carne” en su justa medida para que los huesos no se le vean para nada.

Ella mostró esa alegría que muestran esas personas agradecidas cuando se encuentran con alguien que les aportó en su momento algo más que una simple transacción comercial.

Y esas cosas aunque formen parte de su trabajo, se nota cuando quién lo hace, lo hace para quedar bien o lo hace porque algo de verdad hay en esa manera de comportarse.

Y si no lo sentía así, pero a mí me hizo creer que era cierto, pues chapeau por ella, porque mientras yo lo perciba de la manera que lo percibí, no me importa para nada si forma parte de su protocolo lumil para engañar y seducir así a su cliente…

Yo creo en lo que veo y sobretodo en lo que percibo, y a mis años y con mi experiencia, y no hablo solo de la experiencia puteril, hablo de la vida en general, creo saber cuando una persona está interpretando un papel o me está diciendo la verdad y en los ojos de Irina no vi ni he visto engaño en ningún momento.

Hablamos y me contó un montón de cosas, algunas relacionadas con su trabajo y otras algo más privadas, lo que demuestra el grado de implicación y confianza hacia mi persona.

La charla se alargaba demasiado y al final lo dejamos para no desaprovechar el tiempo que nos quedaba para empezar con lo que en realidad nos habíamos citado. Al menos un servidor.

Ropa en el perchero y babeo por mi parte junto a la puesta en alerta del amigo al ver cómo esa ropa negra que lucía dejaba paso al contraste de una piel joven más blanca que la última vez que la vi, y conforme aparecía su figura desnuda a la que solo le quedaban unas braguitas blancas para quitar, tuve que mirar hacia arriba agradeciendo a quién corresponda por la suerte de poder hacer lo que iba a venir a continuación.

Primero pasé yo por la ducha y después envuelto en mi toalla me senté en la cama viéndo a través de la cristalera de la cabina, como la figura de Irina entre los chorros del agua enjabonaba sus partes más íntimas mientras el amigo y la toalla se pusieron de acuerdo para levantar su particular tienda de campaña.

A partir de ahí, ya todo pasó como la primera vez y por eso lo cuento muy de pasada.

Abrazo, manoseo y besos por el cuerpo de ambos, morreadas, comida de pezoncitos reactivos a más no poder, más besos en ese caso míos por todo su cuerpo, engullida inclusive de los dedos de los pies y parada y fonda en la confluencia de Gran Via con Av de la Meridiana en plena Plaza de las Glorias.

Allí me entretuve apagando mi sed con ese néctar bendito y seguí con ello hasta que ella también alcanzó su satisfacción de manera muy elocuente… y sincera.

Después, francés de película (en este caso "sin" aunque normalmente lo hace "con"), puesta en escena del señor látex que cubrió al amigo presto y apunto para entrar a “matar” y tras un excitante y largo cow, con jadeos, suspiros, besos en cuello, chupetones en los pezones y morreos con lengua para que no faltara de nada, con amago de “escape” por mi parte, pasamos al misionero donde aquí sí que acabé irremisiblemente muy a gusto y feliz por esa maravillosa corrida que llegaba después de una buena sesión de extremada sensualidad y excitación.

Más besos, mimitos y la sensación de que aquello no se acabaría allí y que no pasaría tanto tiempo en que en mi móvil se marcara el número de la agencia para quedar de nuevo con ella.

Una cita acertadísima, la tercera, con una belleza pura delicatessen y que por supuesto no será mi última cita con ella.