Comparte piso con otra chica. Ya no es Montse Catalana, ha abandonado su piso.

Por la naturaleza del piso, jamás entra más de un cliente cada vez -aunque cada una de ellas dispone de su propio cuarto.

Es un piso limpio, especialmente el baño. El edificio no tiene portero, pero sí interfono. La zona es buena, no muy lejos del metro y otros medios de transporte.

Acepta la penetración anal con un suplemento de 50 €, pero prefiere practicarla después del medio día. Dice tener los esfínteres un tanto cedidos despues de haberlos empleado en complacer a tantos hombres.