Solo he repetido con Natalia, una jovencita de 19 creíbles que atendía en casa de Sonia, cerca de la estación de tren. La primera vez me gustó la juventud e inexperiencia, la segunda fue la mejor, con mucha más soltura. La tercera supongo que la tenía muy idealizada y ya no me gustó tanto. Además era difícil quedar con ella. Repetiría de nuevo.
También hubiera repetido con Verónica, pero no llegué a cuadrar horarios antes de que lo dejara.