Nunca tuve en Palma ningun inconveniente al visitar a un cliente en la habitación de su hotel, incluso presentándome allí a las cuatro de la madrugada.Bien es cierto que en la primeras ocasiones me sentí un tanto paranoica y pensaba que era objeto de escrutadoras miradas por parte del personal del hotel.No sé como será la cosa en los de Barcelona, no olvides que Palma no deja de ser una localidad de veraneo con costumbres muy relajadas.