No, no queda raro solidarizarse. Uno nunca está a salvo de una experiencia como esta, en la que aflora toda la irrealidad y la sordidez de esto.
Algunas mujeres hacen este trabajo un tiempo con un proyecto o como modo de vida asumido, intentando desarrollarlo lo mejor posible. Las mejores consiguen hacerte olvidar todo el aspecto numerario de un pacto desigual.
En ocasiones, incluso, si las tratas bien, te lo devolverán con creces y la experiencia será óptima. Así ha ocurrido (o al menos así lo he sentido) en la mayoría de las ocasiones.