Ahora el monstruo ya estaba preparado para trabajar el culo de Teodorus...babeando con sus ojos inyectados en sangre y mirando con deseo el orificio de Teodorus, lo embistió sin piedad hasta notar como sus testiculos chasqueaban contra el culo del pobre inspector. Los aladiros de dolor no sirvieron de nada, al revés, cuanto más gritaba, la bestia embestía con más dureza. La gran dama rubia que jamás había presenciado una enculada tan brutal empezó a mojar las bragas, excitadísima se las arrancó y las introdujo en la boca de Teodorus a modo de bozal...le agarró con sus manos la nuca y empezó a frotar su coño húmedo por su boca y rostro. Mientras miraba con ojos de vicio como la béstia gozaba embistiendo a un ritmo más acelerado....y cuando notó que el monstruo se hiba a correr, soltó la nuca del pobre inspector y se fue directo a su polla...la saco del orificio y se la introdujo en su boca con el deseo de recibir hasta la última gota de esperma que tragó con imperial frenesí.
La dama y la béstia abandonaron la mansión dejando al pobre Teodorus maniatado y exahusto...a punto de morir desangrado...lo último que se supo de él es que se refugió en un sanatorio de Suíza y que siempre llavaba consigo un cojín relleno de plumas de pato. Mientras, la dama rubia...viciosa e insaciable buscaba más aventuras por la ciudad...