Ánimo, mucho ánimo, capitán.
Al leer su post, por asociación de ideas, he recordado al protagonista de la novela de A. Sillitoe, La soledad del corredor de fondo, y de la excelente película de Tony Richardson.
A veces se puede tener la sensación de que, si uno se descuida, puede convertir su vida entera en un correccional. La vida es un paso y no hay nada peor que detenerse e instalarse, parar es morir. Aunque sea en soledad, tenemos que seguir corriendo, amigo Santino.