En mi caso, la primera experiencia con una escort fue porque era una oportunidad única: tenía la oportunidad de estar con una de mis actrices porno favoritas, y la experiencia fue fenomenal. Eso sí, la tarifa era cara y estuve una buena temporada sin cometer excesos y mirando cada euro con lupa, pero valió la pena.
Debido a esta buena experiencia, luego siguieron otras muchas más, con mayor o menor fortuna. En mi caso, no tengo pareja y no tengo el problema de la doble relación. Todos necesitamos algo de sexo, y ante la imposibilidad o dificultad de tener pareja y disfrutarlo, en mi caso no me quedó más remedio que ir de escorts.
El único peligro que me he encontrado es que engancha, así que modero los contactos a una vez cada dos meses aproximadamente. Y cada encuentro influye en el siguiente: si no ha sido bueno, porque luego quieres mejorarlo y tapar el mal sabor de boca. Y si ha sido bueno, ¡quieres repetir de nuevo para volver a tener esa agradable sensación!
Saludos y hasta otra.