Perdonad que me sume a esta reflexión dominical aunque sea con retraso.

Lo primero de todo dad ánimos al bueno de Richard Blaine y solidarizarme con él en su reflexión. ¿Por qué nos vamos de putas? Sin duda es la pregunta del millón. Supongo que cada persona tiene sus razones y, cuando ya cotizas una cierta edad , se te supone un raciocinio suficiente para saber por qué haces la cosas. Vamos que si nos hacemos trampas jugando al solitario es porque somos conscientes de que nos las hacemos y nos está bien.
A mi parecer, el punto exacto lo ha dado, como es habitual, Marien. Es un juego. Lo importante es saber las reglas: no esperar nada más que un determinado tiempo de buen sexo, asumir los posibles remordimientos, asumir los riesgos físicos que todos conocemos...
Un juego en el que puedes participar de muchas maneras. De manera oligofrénica como el colega Hunk (la ruleta rusa del puterío) o, por ejemplo, tomándotelo como un "aparejo de fortuna" (gracias Ellen) con el que diviertes sabiendo que todo tiene un punto de no retorno que más vale no cruzar y que hay que saber discernir.
Un compañero de trabajo mío, por ejemplo, no lo supo ver venir y lo ha cruzado. Y, tras años de entretenimiento putero lo ha dejado por haberse desfasado (alcohol, dos-tres relaciones semanales, implicación sentimental).

Enfin, que para ser las 7 a.m me parece que ya está bien.

Un abrazo a todos