La discrección es la virtud que mejor casa con este nuestro pasatiempo. En mi caso solo lo sabe un amigo (también habitual) y uno de mis socios (aunque me cree retirado). En mi círculo de amigos íntimos difícil lo tengo para explicarlo y salir indemne... aunque sospecho de algún íntimo que también recurre al sexo de pago, el resto no creo que lo vieran con buenos ojos (educación conservadora, amistades muy familiares...)
Vamos, que de momento prefiero seguir en el armario