Esto es relativamente sencillo: el que quiera cenar con alguien, que cene. Y que se moje el culo, naturally.
Lo que no puede ser es que uno esté esperando siempre que le saquen las castañas del fuego.
Menos predicar y más dar trigo o, dicho de manera más clara: si alguien tiene vocación de organizador de cenas o le apetece mucho la idea, que se ponga manos a la obra. De entrada podrá medir su poder de convocatoria. Y luego, si se esfuerza, conseguirá su objetivo...en mayor o menor medida, claro está.

Aunque, como es natural, esto sólo suele funcionar en pequeños grupos. Lo demás es el coro de los grillos que cantan a la luna....