Sobre esta cama donde se acostó el mar
y se guardaron las cenizas de Alejandría
y las hormigas almacenaron las provisiones durante el verano del holocausto
y la más despreciable hechicera escribió su recetario para exterminar el mal de amor,
en la mismísima cama donde la Maja y las Venus posaron,
donde Juana La Loca veló a Felipe El Hermoso por siete provincias,
donde el Espíritu Santo fecundó a María
aquí en la única cama traficada por fenicios
que sirvió de mapa para Barbarroja
y fue alfombra mágica del príncipe Ishtar,
en la auténtica cama donde parió la primera elefanta en cautiverio
donde Charly Parker tocó por última vez el saxofón y a una mujer al mismo tiempo
y –años antes— Jesús meditó su discurso del monte de los olivos
es donde entiendo que cada cama es un país que no existe
si no es con tu presencia.



HELPLESS (AND IN MY MIND I STILL NEED A PLACE TO GO) de José Eugenio Sánchez