Irene Kozlova… mi diva ha vuelto, qué suerte la mía!…

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por Manhattan
Barcelona

Apartamento de la escort9
Duración60 minutos
Precio150
PechoNatural
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin
GriegoNo

El 4 de diciembre del pasado año 2014 fue la última vez que tuve el privilegio de compartir lujuria y sexo con la que considero una de mis divas preferidas. Su “desaparición” por, se suponía, unas breves vacaciones se alargó más de la cuenta y aunque, por supuesto me alegré por ella, su vuelta se me hizo muy larga.

Ahora, de nuevo entre nosotros he vuelto raudo para “vengarme” y resarcirme por los meses pasados y nuestro encuentro de pasado lunes 11 de mayo colmó todas mis ansias ya que con solo una escasa hora pude saborear con más ganas que nunca a este pibonazo al que tanto quiero y con la que tan a gusto me siento. Lo cuento…

Valoración de la cara: Guapísima. Larga melena rubia de pelo sedoso y bien cuidado. De rasgos angulados con expresión algo dulce al mismo tiempo. Preciosos ojos color miel, grandes y expresivos. Nariz acorde a su cara que me recuerda a la de Uma Thurman y boca con sensuales y apetecibles labios con los que nos morreamos sin parar jugando con nuestras lenguas.

Valoración de cuerpo: Figura perfecta, de modelo, elegante y seductora con algo más de 170 cm de mujer con curvas bien definidas de piel finísima y suave al tacto. Pechos preciosos, no muy grandes pero suficientes. Cintura estrechita, vientre plano sin un ápice de grasa y caderas justas con culo respingón… Y toda esa maravilla sustentada sobre unas piernas largas, esbeltas y bien formadas que la convierten en una figura de portada de revista.

Valoración de carácter: De lo mejor que he tenido el placer de compartir. Es perfecta, un verdadero amor, dulce y sensual, simpática, alegre, amable e implicada al más alto nivel. Como no podía ser de otra forma, me he sentido muy a gusto a su lado.

Vestimenta: Batín de seda con estampados en colores varios, semianudado a la cintura con una cinta y debajo conjunto de ropa interior de color “no me acuerdo” con sujetador y braguitas. Zapatos de tacón alto que la levantaban ligeramente por encima de mí. Sus 172 cm, más 10 de tacones… pues eso. Yo sigo con los 180 y menguando, o sea que…  algo más alta que yo. Pibonazo en toda regla, para levantar al más pintado.

Relato del encuentro:

Qué placer que con un simple clic puedas oír la voz de alguien que tanto deseas escuchar y por supuesto, mucho más que eso… pero primero hay que comunicarse y eso es lo que hice tan pronto su reclamo volvió a aparecer en los foros.

Irene, tal y como ya expliqué en mis anteriores experiencias se había convertido en asidua y al menos una vez al mes o más, concertaba con gran placer y ganas una cita con ella. Así lo hicimos en los últimos meses antes de su “desaparición”.

Por suerte, cuando el buen rollo entre escort y cliente es real, se crea la suficiente confianza para que tengamos otras vías de comunicación y a través de las mismas, aún sin vernos físicamente, yo sabía de ella y ella sabía de mí…

Por esa razón me río cuando alguien llega a poner en duda que entre cliente y escort, pueda haber esa afinidad que los convierte en algo más que un simple trueque por una transacción comercial.

Por supuesto que sin ello, no habría lo otro… pero insisto que, en determinadas situaciones hay algo más que eso, y eso justamente es lo que entre Irene y yo ocurre…

En fin, ese tema daría suficiente material para llenar un buen libro… así que mejor pasamos a narrar lo qué pasó en este encuentro aplazado, nada más y nada menos que cinco meses más tarde desde la que hubiera sido una supuesta cita a primeros de enero que es, cuando estaba prevista…

Me moría de ganas por verla de nuevo para besarla, para “comérmela” y para fundirme con ella en un polvo sublime… y eso es, simple y llanamente, lo que hice y/o hicimos.

Protocolo administrativo, ducha y arranque con morreos dulces y suaves y un poco más intensos conforme las manos acariciaban, tocaban y agarraban aquello que nos ponía a ambos en fase cardíaco-ascencente…

Así, cuando su ropa interior había pasado a reposar sobre algún lugar, llegamos sobre la cama y comenzamos la fase 2 con un francés que me practicó de manera alucinante durante unos excitantes minutos, con engullidas hasta la campanilla y en la que incluimos un frenético 69 con el que nos pusimos, al menos yo, como un burro.

Me moría por escuchar esos jadeos que suele regalarme cuando mi lengua recorre su sexo así que le pedí que se pusiera boca arriba, que se relajara y me dejara hacer.

Se puso en posición, separó sus hermosas y esculturales piernas y para allí que me deslicé mientras llenaba de besos y chupaditas todo el camino que lleva a su entrepierna y con delicadeza y cariño comencé a saborear aquello que con esa visión tan excitante se me estaba ofreciendo y que por supuesto empecé con la intención de no parar hasta que no se pudiera más.

Antes de ello miré por curiosidad la hora que marcaba el reloj digital de esa habitación y cuando decidimos dar por finalizado ese primer cunillingus volví a mirar el reloj y habían transcurrido exactamente 16 minutos…

Dieciséis minutos pueden parecer pocos, pero en esta posición y en este menester, puedo asegurar que es mucho más tiempo del que uno pueda creer y esto equivale a decir que durante esos minutos se vivió en una constante sesión de suspiros, gemidos, jadeos y muchas más cosas que a buen entendedor no hace falta detallar pero los tembleques de sus piernas se sintieron en más de una ocasión.

Nuevos besos con morreadas más sensuales y sin parar pasamos a la siguiente fase con enfunde del amigo ya preparado y loco por introducirse dentro de aquel cuerpo preparado y dispuesto para ello.

Lo hicimos en cowgirl y así estuvimos durante unos minutos sintiendo y gozando del espectáculo de ver a esa divinidad moviéndose sobre mí, con amase de pechos, manos abarcando con fuerza su culo perfecto y con alternados morreos que nos dábamos dependiendo o no de su inclinación hacia mí, más cercana o lejana según el ritmo.

Cambiamos y pasamos al a4 con el que gocé de la escena por tenerla en esta posición viendo como el amigo entraba y salía de su cuerpo con enorme placer…

Pero quizás lo hice con demasiada pasión y con ello demasiada profundidad causándole una leve molestia por lo que decidimos cambiar a posición de misionero…

Pero el roce profundo del a4 había dejado algo tocado su interior y qué mejor opción que antes de seguir volver a preparar el “terreno” para la embestida final…

Acerqué de nuevo mi boca entre sus piernas abiertas mostrando su sexo divino y comencé con un nuevo cunillingus.

Lo hice con cariño y suavidad empleando en este caso menos tiempo que en el anterior cuni, pero llegando igualmente a que todo estuviera a punto como la vez anterior.

Una vez conseguido y casi sin parar metimos al amigo e iniciamos el “asalto final” con un acto largo y excitante que nos iba a llevar a ambos a lo que una pareja, creo, más desea… Una corrida a dúo… para mí, lo más de lo más.

Una sensación increíble, tal cual como si estuviera compartiendo sexo con aquella novia de la que estás terriblemente enamorado…

De hecho así es como me he sentido y así es como me siento cada vez que comparto esas excitantes citas a su lado y que con la de hoy ya puedo decir que con la próxima llegaré a la decena.

No es de extrañar que el buen rollo entre Irene y yo sea el que es… y por esa razón no me canso de decir y de agradecer a quién corresponda por la suerte que tengo de poder compartir semejante relación con una mujer como ella, auténtica bandera…

Qué suerte la mía…