Otro comentario sacado de otro relato de otro escritor
«Te cuento con franqueza que en las mujeres fáciles encontré la satisfacción que no hallé en las hembras encumbradas. Haz cuentas –decía en medio la su borrachera–. ¿Sabes cuánto inviertes en una mujer decente antes de conseguir lo que pretendes? Y no hablo sólo de dinero, no señor, hablo de invitaciones y regalos; hablo de dedicación, óyelo bien, de tiempo y de paciencia. ¿Y al final qué? De pronto un portazo en las narices, o un bostezo de aburrición al otro lado de la línea. O qué caray, simplemente el hastío que siempre llega. Peor aún, la mortificación de un matrimonio... como el tuyo. A pesar de la inversión siempre quedas en deuda. En cambio mis mujeres son cariñosas y sumisas, nunca se dan tanta confianza como para atormentarte con una cantaleta. Siempre están a paz y salvo contigo, y tú con ellas. No sufren por la infidelidad, no exigen exclusividad, siempre están dispuestas al amor, no te rechazan. No son vulgares, porque las que yo frecuento son universitarias».