Esta historia esta escrita hace tiempo, la use en un concurso de relatos de otro foro y alguna vez que en este se hablo de ello, creo que tambien la puse. Esta fue la primera vez de Hipo.
Barcelona, 30 de Agosto era un día caluroso y soleado, como cada día Ricardo había ido a la Biblioteca central a estudiar para septiembre, buscando un lugar fresquito donde las hojas no se pegasen a los brazos.Como todas las mañanas a las 11 salió a relajarse un ratito paseando por las calles Fernando y Boquería, se tomaba un desayuno y se entretenía revolviendo viejas librerías cargadas de tesoros. Pero había una cosa que cada vez le llamaba más la atención, eran unas señoras que le miraban directamente a los ojos, la palabra Puta dejaba de ser un taco para tomar forma de cuerpo, cada vez más se sentía atraído, las buscaba, las localizaba y se inventaba una historia con cada una de ellas, pero seguía sin poder aguantar el descaro de esas miradas. Estaba mirando unos comics de Juan Centella cuando alguien a su lado le dijo “Hola guapo, quieres que estemos un ratito juntos”, el se giró allí tenía una mujer sin edad que le miraba, esta vez no tenía que bajar la vista, no quería perder aquella mirada exclusiva para él, “Si” titubeo. “Son 2000 pesetas” dijo ella, “Si” volvió a titubear él. Con un gesto ella le indico que le siguiera, él obedeció, mientras seguía aquel personaje pequeñito y delgado pensó, que guapa es, aunque no sabía porque, por su lado sus intestinos decidieron montar una revolución.Tras un par de portales entraron en un edificio lúgubre y oscuro, en la portería hubo que hacer un pago, por el pasillo una propina a la gobernanta. Ricardo penso “todavía me quedan dos monedas de 25 pesetas en el bolsillo para volver a casa, espero que no queden más pagos”. En la barriga tenia dos ascensores que no cesaban de hacer viajes de arriba abajo.Por suerte la habitación era sencilla pero se veía limpia. Se desnudaron, Ricardo nunca había visto una mujer desnuda, no tenía nada que ver con las de las revistas. Ella tenía una piel muy blanquecina y fláccida y los pecho pequeñitos colgaban mirando el suelo. Con respeto y permiso acarició todas aquellas partes nuevas para él, le gustaba, ella empezó a acariciarle el miembro, lo meneo, lo succiono, pero allí estaba encogidito como en los bebes. No sabía lo que tenía que hacer, el miembro estaba averiado, tras 20 minuto de caricias Ricardo pensó que lo mejor era dejarlo, ella no puso objeción.Salio a la calle intento respirar aire fresco pero no había. Dios mío que he hecho, y si cojo alguna enfermedad. Fue a su casa tan pronto como pudo, Por suerte su madre no noto nada. Se dio una buena ducha restregando fuerte por todas partes. Cuando acabo se miró el miembro preocupado, lo probo y en un momento vio que otra vez funcionaba correctamente,”Menos mal”.
Aquella misma tarde se dirigió a su parroquia para confesarse, con la sana intención de no volver a hacerlo nunca más. Por secreto de confesión nunca se supo si el pecado era contra la pureza o simplemente el de haberse dejado los libros en la biblioteca.