Tema: Mi primera experiencia con una escort

De nuevo cuelgo un post antiguo mío. Era una época en que era prolífico y narré mi primera experiencia en tono cómico sarcástico. Si encuentro la versión de este encuentro según la escort(fake), la colgaré en honor a Ana, que me encanta cómo se expresa y por lo claras que tiene las ideas (lástima que mi decrepitud me impida poder conocerla)


Cuan grandes eran las sensaciones que me invadían mientras mi atribulada mente se debatía entre el disfrutar de los grandes placeres deseados por la carne, con la desesperación de ver que mi mente y mi vida me estaban llevando a la tentación y a saborear la fuente de la eterna juventud con la compañía de una de las Bellas Musas que la vida, por increíble que parezca, ponía ante mi para demostrar que en este mundo más vale hacer el amor que la guerra y que las belleza está ahí para ser disfrutada contrariamente a lo que nuestra cultura represiva nos ha inculcado durante siglos.

Tal era su inquietud y tal el interés que desperté en ella, tras unas cariñosas misivas, tiernas y tímidas al principio, para después ir aumentando en su intensidad con que respondía a cada una de ellas con un medido y acertado aumento en la transmisión de sus deseos, que llegado el momento sus sensaciones y su necesidad de fundir nuestros cuerpos en uno, hacen que ella no pueda soportar tan larga espera para abalanzarse en mis brazos y me suplica con unas lágrimas que se dejan imaginar por nuestra conversación telefónica que me impiden negarme a sus ruegos y sin que las circunstancias del entorno fueran las más adecuadas, decidí correr raudo a su encuentro con la voluntad de colmar todo aquel deseo que emanaba de nuetro distante contacto, hasta ese momento. Ante el ruego de tan bella dama, un corazón sensible como el mío, no queda nunca impasible y espero poderle regalar con lo mejor que hay en mí,
Tanta intensidad mostraba en su voz entrecortada por el deseo que la invadía, que fuí en busca de mi coche, tal caballero busca la mejor Carroza para dar cobijo en ella a su amada. Mientras esperaba, con los ojos brillantes, llenos de pasión y el corazón palpitando por los momentos de dulce regocijo que nos esperaban, el tiempo se hacía eterno, con aquella eternidad por el ansia de lo sublime, aquello que siempre has deseado y nunca has podido obtener como es el tocar el cielo con la punta de los dedos.
De pronto,estando yo absorto en mis nobles pensamientos, aparece ella, un angel, un auténtico angel que luce con todo su esplendor y brilla más que la luz del sol. Todo aquel que tuvo la suerte de estar en el lugar y el momento mágico nunca podrán borrar de su memoria tan magnífica y sublime expresión de la belleza. Aquellas fotos que en prueba de amor me había hecho llegar, nada tenía que ver con esa bella, mejor dicho, bellísima muchacha que aparecía ante mi vista con una mirada tímida y tierna, pero a la vez segura de sí misma y con un punto de deseo que me excitaba solo mirarla. Subió a mi Carroza como Cenicienta a la suya, para dirigirse al Palacio, aquel Palacio donde podríamos colmar todos nuestros deseos durante un tiempo reprimidos en el fondo de nuestros corazones y que en breve podrán salir a la luz con la dulce fusión de nuestros cuerpos en uno cual anuncio de bebiba alcohólica.
Mucho nos habíamos explicado ya, poco nos quedaba decirnos para acabarnos de conocernos. Ya habíamos abierto mutuamente nuestras almas, pero sentir su voz en la proximidad, ver su dulce piel y su sonrisa angelical hicieron que deseara que nunca se acabara este momento de dulce felicidad para ambos. Así que decidí en vez de tomar dirección al Palacio, hacer de este momento una eternidad y coger todos los rodeos posibles y buscar la más nimia excusa para alargar este periodo de inmensa felicidad sin un egoísmo que habría sido lo usual, y con la generosidad de regalar con tan maravillosa visión a todo aquel transeúnte que apareciera por nuestro camino y sintiéndo el orgullo de verme yo, un humilde mortal acompañado por el angel más bello del Paraíso

Finalmente,no hallándo más excusas para aplazar más nuestra sublimación máxima del deseo que a ambos nos embriagaba y con la ira de los hados sobre nosotros por la envidia que les causaba tan gran explosión de deseo y de necesidad de transmitirnos de forma íntima nuestro amor, nos vemos obligados a renunciar al Palacio en el que soñabamos recogernos y nos dirijimos a el refugio donde los gladiadores celebran sus victorias en el circo y ahogan sus derrotas con las dulzuras que Bacus ofrece y bellas damiselas venden por unos cuantos denarios.

Siéndo incapaces los dos de demorar más el ansiado final excelso a nuestra relación nacida en una pequeña misiva y que poco a poco ha ido labrando en nuestras almas y en nuestros cuerpos esa gran sensación de sentir el placer máximo que este mundo nos otorga, buscamos un lugar recóndito que a pesar de ser poco acogedor quedó iluminado por su inmensa belleza cuando su cuerpo se mostró desnudo ante mí, tembloroso, frío, transmitía aquella sensación de fragilidad que acompañada de su mirada insegura, dubitativa de si podría darme todo aquello que mi espíritu requería, despertó en mí un profundo cariño y que me hizo envolverla en mis brazos para transmitirle que era a todo lo que aspiraba y que estuviera tranquila, que mi amor hacia ella había crecido con tan maravillosa visión fisica y de inseguridad ante su gran ansia de hacerme el hombre más feliz del mundo.

No se, porque no recuerdo si lo que hubo entre nosotros fue sexo o fue algo mas cercano a los sentimientos. Nuestras sonrisas de complicidad, nuestro acoplamiento perfecto cuando nuestros cuerpos se unieron sin que se notara el más mínimo roce, la más mínima molestia, como si uno estuviera hecho para el otro, hizo el resto. Para acabar solo recuerdo un gran castillo de fuegos arificiales, a ella estermeciéndose ante mi empuje, su piel suave, la más suave que jamás haya acariciado. Sus gemidos y sus muestras de placer repetido y deseado por los dos y colmado con toda seguridad ya que ella cayó exahusta por tan dulce batalla al conseguir que con ella me convirtiese en el mejor amante del mundo..

Al final el recuerdo, aquel recuerdo de un angel en la ducha, un angel que me ha regalado su cuerpo y su alma durante un tiempo que para ambos resultó ser una eternidad ya que las sensaciones, el placer y el amor que vivimos cada segundo lo hicieron maravilloso e imborrable en nuestras mentes para toda nuestra vida y parte de la otra. Habría deseado y seguro que ella también, tener un recuerdo gráfico de tan sublime experiencia para cuando en nuestras vidas te llega la amargura, tener una visión de lo maravilloso que hemos vivido en ella con aquellos momentos de dulzura, amor y pasión.

Antes de verme forzado a a hacer el ridículo explicando la versión de la escort de este encuentro, opto por dar la versión literaria completa.