Ariadna Cid, sensualidad, simpatía, una gran conquistadora.

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Barcelona

Hotel
Duración420 minutos
Precio1000
PechoNo lo sé
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin
GriegoNo

Hacía ya meses que no podía acercarme a este juego apasionante de las chicas. Con mil fantasias en la cabeza, llamé a una de ellas  con la que tengo más afinidad, quizás mucha. 

Ariadna Cid, sí, fue ella la elegida, tiene algo que me seduce tanto por fuera como por dentro. Bueno, tras varias charlas en distintos días concretamos la cita, sería una cita larga.

Llega el día, serian las 21,30  más o menos, viene con vestido ceñido y corto dejando a la luz sus piernas. Cuando subió al coche era difícil dejar de mirarlas cada poco tiempo. A la llegada al restaurante la charla ya fluía de manera natural.

Sentados a la mesa me acerco a su oído y notando su perfume, de mi boca sale una petición – ¿Te incomodaría quitarte las braguitas? – Ella con un mohín pícaro me dijo que encantada. Al reincorporarse a la mesa y verla acercarse mi mente se disparó imaginando que debajo de ese vestido solo había piel.

La cena transcurrió como otras, con complicidad, morbosidad y muchas risas.

Habíamos hablado de ir a tomar una copa antes de ir al Hotel, pero ambos teníamos cierta urgencia que había que atender de inmediato. Con profundos besos a cada momento y caricias nos bajamos del coche y nos dirigimos a la habitación, como buen romántico había reservado la misma habitación de la cita anterior, y como no podía ser de otra manera era incapaz de abrir la puerta con ella apretándome desde atrás jugando con sus manos.

Dentro de la seguridad de la habitación su joven cuerpo se fue imponiendo al mio, y ya cuando su vestido abandonó su cuerpo dejando su evidente desnudez al descubierto, se giró y de dirigió a la ducha, yo la deje solita esperando sentado en el borde de la cama mientras me quitaba la ropa, fue una ducha breve y por el resquicio de la puerta pude ver como con la pierna apoyada en la bañera extendía crema hidratante sobre sus finas piernas y su culete. Aquello disparó la alarma  antesala de la guerra de sexos.

Ariadna se acercó a la cama, poniendo sus manos en mis hombros me  obligó a tumbarme, subió encima mio colocando la polla de manera que su sexo la rodeaba, comenzando a moverse y yo a notar como ella se iba masturbando con el movimiento.

Transcurrido un tiempo, giró ofreciéndome su sexo cerca mi boca, la visón cercana de su sexo brillante fue definitivo y creo que a partir de ahí no recuerdo nada de forma clara,  son recuerdos de sensaciones más que de imágenes,  como el calor de su boca alla abajo. Yo me limité a seguir los ritmos que ella iba marcando y derrota tras derrota su cara de triunfo era insultante. Ni tan siquiera recuerdo las veces que pude correrme, solo puedo decir que ya de madrugada con ella acurrucada, pegada a mi  dándome la espalda , había en la habitación un aroma que delataba que allí había habido sexo.

Muy  temprano ella se tuvo que ir, y yo seguí un buen rato en la cama, y cada poco tiempo de manera involuntaria sonreía, y me recreaba en los acontecimientos de la noche pasada.

Bueno no quiero extenderme, podría seguir, pues me he dejado muchos detalles.

¿Repetiré? Sí, no hay duda de ello.