Carol e Infinity. La perfección del 3

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por Oliba
Barcelona

Apartamento de la escort9
Duración120 minutos
Precio900
PechoNatural
FumadoraNo lo sé
BesosBesa con lengua
FrancésSin hasta el final
GriegoNo lo sé

 
La perfección del  tres
 
Allá cada uno con sus obsesiones, que yo tengo las mías, ya se sabe, incluso aún sin saber nada, las que me persiguen y las que acecho. Y durante años, varios, tantos,  de consentido, tanto,  cortejo, tenía en mís anhelos, y quizás elprimero, vivir el trío perfecto. Había dos elementos definidos, el anhelante que aún peina canas, alguna,  y la cómplice  de tantos juegos, maestra en sensaciones . Faltó siempre el tercero. Cuando no era no una cosa, era otra. O se disentía de gustos, o no era el momento. O se sentía verguënza que luego, sorpresa, se filtró… y resultó más  sorprendente. O, inapelable, se alegaba cansancio y, aún peor, se declaraba  hastío.
Y así el trío no llegaba. Ni llegó.  Y no faltaba ni, insisto, deseo y anhelo, ni disposición regular y sabiamente administrada, bien pública , bien privada.
El trío quedaba pendiente, eternamente. O el cuarteto. O la pequeña orquesta de cámara. O el pilar con folre i manilles. Que de todo, en ordenar y desordenar pequeñas multitudes, proyecto, sólo proyecto insisto, hubo. Que también tiempo, tanto, de proyectar hubo, desde el lejano inicio de tanto cortejo, tanto, … hasta el final.
Tríos hubo, claro, pero fueron otros. Algunos  los conté en sede, los que merecieron contarse. Otros, los olvidé. Estafa de papeles con firma o sensaciones no recuerdo ninguna. El olvido, bien adiestrado a veces, limpia sombras y libera jardines de malas hierbas. Aunque no siempre.
Y, por fin, una tarde, el tres adquirió formas, deliciosas formas diría, deliciosas formas, insisto, deliciosas formas, os juro. Se volvió rococó de tanta curva. El tres tomó tan perfecta gráfica, que los extremos de rtorcerse se volvieron anzuelo. Para pescarme una y otra vez. Porque picaré y picaré cuantas pueda.
Infinity y Carol Diamante.
No os hablaré más de infinity. Ya tuve ocasión otras veces. A un cierto punto, de vuelta de tantos viajes, prefiero vivir los sueños que contarlos. Y esta mujer es un sueño, o los sueños son los más parecido a ella que puedo imaginar . Y os aseguro que tendré lagunas y faltas, pero imaginación no se dejaron de darme.
Ella lo preparó todo. Tranquilamente y sin olvidar detalle. A mi más completa satisfacción. Es fácil, seguramente, y en especial,  cuando eres una escort más que perfecta.
Y llegó Carol…la largamente deseada Carol. Igual sonrojo esta piel tan blanca y suave quye tienes, preciosa, si te cuento la de veces que te deseé y, aún no sabría decirte porqué, seguí, muy tonto, muy tonto yo,  esperando conocerte. Contigo diría que llegó aquella tarde  brisa. Una brisa fresca, la que invade voramar cuando el sol se extingue. Una brisa que anuncia bienes y  otorga dones. La brisa que hace tiempo que deseaba notar.  Una brisa que rompe en sonrisa perenne y en una preciosa cara de niña. Sorpresa, ésta de las buenas, que también las hay y habrá, por  lo guapa que es Carol y por lo fácil que debe ser atesorar felicidades gracias a ella.
Menudo par de mujeres. Mirad, hay momentos en que uno no merecería estar presente. Habría que huir de el reflejo propio en espejos. Habría que dejar de respirar. Ni el sonido que pudiera nacer del parpadeo atónito, inevitable, os lo juro que inevitable, debería estar permitido. Se merecen estar sólas, ellas dos, bueno, acompañadas, a lo sumo, de  sus medias y sus tacones, nada más. Todo el resto animado que pululase es más molesto que un mosquito sediento.  Una piel bronceada y una carne que parece forjada de bronce, por una parte,  con una,  tan blanca, por otra, que bien merece apellidarse diamante. Dos cuerpos bellísimos. Ellas dos. Verlas, escucharlas, no interrumpir , no escuchar el propio jadeo. Sólo ellas. No perder detalle de la música de sus labios besándose, de los roces de sus manos perdiéndose entre tanta bendita curva, de unos senos amasándose contra los otros.  Pezones cómo rocas, dedos, lenguas…
….sonrisas. Siempre sonrisas
Que maravilla. Y que armonía. Que danza!.  Y toda, todita, toda, para mí. Y para mí, hacia mí y a por mí vinieron.  Y bailé, vaya si bailé aquella tarde tan corta. Bailé con, bailé en ellas.  En ellas. Con ellas
Mi derrota quedó testigo de cómo, tendidas, se fundían, enmarañadas melenas lacias,  en un beso interminable.
Increible.