“El cielo tenía un color gris plata. Un sol pálido de atardecer bañaba los prados y los setos de luz invernal. En Londres había habido ráfagas de nieve. Pero allí formaba una capa espesa y honda en el suelo, en franjas intactas de suave terciopelo blanco. Yo llevaba diez años o más sin pasar por aquellas carreteras. Me resultaban muy familiares, al mismo tiempo totalmente extrañas y como de otro mundo. No era capaz de reconciliar aquellas dos sensaciones. Recuerdo ese sentimiento (ese pensamiento) perfectamente: el darme cuenta de que a veces es posible (incluso necesario) albergar ideas contradictorias; aceptar la verdad de dos cosas que se contradicen abiertamente. Acababa de empezar a entenderlo: a entender que ésa es una de las condiciones fundamentales de nuestra existencia.”
LA LLUVIA ANTES DE CAER, excelente novela de Jonathan Coe